Sabela García Fonte (directora técnica de la Real Filharmonía de Galicia): “Una orquesta pública debe ser el reflejo de la sociedad”
Bajo el título de Inconformistas, el próximo 3 de octubre comienza la temporada de abono 2024-2025 de la Real Filharmonía de Galicia (RFG), con un concierto en el que se escuchará la primera obra de Raquel García-Tomás, compositora en residencia para la presente temporada que se une a Amandine Beyer como artista en residencia, completando una apuesta por destacar el talento de las creadoras y de las intérpretes de nuestro tiempo que ha caracterizado a la RFG en los últimos meses. En ello, así como en la modernización de la orquesta como un servicio público de excelencia, quiere poner el énfasis la directora técnica de la RFG, Sabela García Fonte, con quien hablamos en esta entrevista para conocer las líneas maestras de la nueva temporada.
Aunque está a punto de comenzar una nueva temporada de la Real Filharmonía de Galicia, me gustaría que nos hiciese un balance de la temporada que se cerró el pasado mes de junio, pues fue la primera que usted compartió con Baldur Brönnimann como director artístico y musical de la orquesta.
Migracións fue el título que le dimos a la temporada 2023-2024, y a través de ella planteamos la nueva estrategia de la Real Filharmonía de Galicia: relevancia social. Para ello elegimos un tema de plena actualidad y que forma parte del ADN de Galicia, creando un relato que interpela al público no sólo en lo musical, sino también en lo emocional y en lo social; apuesta por las nuevas generaciones de intérpretes y compositores/as; atención a la creación contemporánea y compromiso con la perspectiva de género.
El balance final ha sido bueno, porque es un proyecto acorde con los tiempos que vivimos, sostenible (en el más amplio sentido de la palabra), y que muestra las diferentes sensibilidades creativas que hay en la música, desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Nuestro propósito era presentar una temporada diversa, estimulante, comprometida y conectada con la sociedad, diferente, y creo que lo hemos conseguido. Por supuesto, han sido cambios profundos y hemos realizado un esfuerzo enorme por comunicarlos —al público, a la orquesta, a la clase política—. Le seré sincera, en un mundo tan conservador como lo es el de la música clásica, también ha habido voces críticas, pero de ellas también hemos aprendido y nos dan información para seguir adelante.
La energía que se respiró en los conciertos-presentación (con repertorio sorpresa) de Migracións y de la presente temporada, Inconformistas, fue espectacular. El público de siempre y el nuevo público se dieron la mano para dejarse llevar, disfrutar y descubrir nueva música. Para mí, esta cuestión, que un concierto sea un lugar en donde se brinde al público asistente la posibilidad de sorprenderse (y removerse), es algo muy importante, porque conecta con el sentido profundo del arte.
Han titulado a la temporada 2024-2025 de la RFG Inconformistas. ¿En qué sentido y qué nos ofrecen a lo largo de los próximos ocho meses?
Para la primera hoja de nuestro folleto de temporada hemos elegido una frase de Frank Zappa: «Sin desviación de la norma, el progreso no es posible». Esta cita resume el germen de la creación artística, y a partir de ella construimos el relato de nuestra programación, que se centra en los compositores y en las compositoras, pero también en personajes inconformistas (como Lord Byron, Prometeo o Peer Gynt) que se atrevieron a cruzar nuevas fronteras rompiendo los moldes de lo establecido. Tampoco olvidamos la relevancia social de esta frase, porque todos los avances nacen de un cuestionamiento de la norma y esto es, de nuevo, como en Migracións, un tema de plena actualidad con el que buscamos la conexión social interpelando al público no habitual.
Así, a partir del primer gran inconformista de la música sinfónica, Ludwig van Beethoven, trazamos líneas hacia el presente, pasando por creadores y creadoras que fueron incomprendidos en su tiempo pero que hoy forman parte del gran repertorio: Hector Berlioz, Anton Bruckner, Franz Schubert, o mujeres como Marianne von Martinez, Elisabeth Jacquet de la Guerre o Ruth Crawford Seeger. Seguiremos con nuestro compromiso con la nueva creación y, además de la presencia normalizada de muchas obras actuales en nuestros programas, hemos encargado obras a Raquel García-Tomás (coencargo de la Real Filharmonía de Galicia, el Palau de la Música Catalana, la Orquestra Simfónica del Vallès y la Fundació Catalunya-La Pedrera), Helga Arias (coencargo de la Real Filharmonía de Galicia y la Basel Sinfonietta) y Miguel Matamoro. Nuestra programación de conciertos didácticos para los diferentes ciclos educativos se centra también en el tema Inconformistas, con los espectáculos O Grande Beethoven, Parade, o circo dos valentes y Preguntas sen resposta?
La formación de las nuevas generaciones sigue presente esta temporada, en la que el alumnado de la Escola de Altos Estudos Musicais y el director asistente se unirán a la orquesta en numerosos conciertos, y en la que repetiremos el Curso de Composición en el mes de mayo (con la tutoría de Baldur Brönnimann y del compositor José María Sánchez-Verdú, en colaboración con la Asociación Cultural AÏS y el Festival RESIS), y organizaremos un Curso de Dirección en el mes de diciembre. Además, durante toda la temporada nos visitará una extraordinaria selección de solistas, directoras y directores con perfiles artísticos específicos para cada programa.
Al igual que el año pasado, mantenemos un nuevo formato de conciertos comentados, (EN)FOCO, con los que pretendemos acercar al público las claves musicales de las obras interpretadas en un ambiente distendido. Además, después del concierto existe la posibilidad de compartir un pincho en la cafetería del Auditorio de Galicia con directores/as, solistas y músicos/as, espacios de convivencia que creamos la temporada pasada y que son tremendamente enriquecedores para crear una comunidad alrededor de la orquesta. Y no nos olvidamos de nuestro lado más social: seguiremos apoyando el proyecto científico Sensogenoma y realizaremos el proyecto para coros aficionados Cantamos! Que fue todo un éxito el año pasado. Esta temporada, asimismo, hemos introducido dos nuevas figuras que nos acompañarán a lo largo de varios programas: la compositora en residencia, Raquel García-Tomás, y la artista en residencia, Amandine Beyer.
La figura de la compositora en residencia, que la pasada temporada no se llegó a materializar más que como una retrospectiva a título póstumo, debido al fallecimiento de Kaija Saariaho, continúa en 2024-2025, como nos acaba de decir, con Raquel García-Tomás. ¿Qué aporta a la RFG esa figura de la compositora en residencia y, de forma más concreta, Raquel García-Tomás?
Efectivamente, en Migracións Kaija Saariaho iba a ser la compositora en residencia, pero su delicado estado de salud lo impidió. Fue maravilloso disfrutar de su música durante la temporada y recuerdo con muchísima emoción la visita en abril de su viudo, cuando representamos La Passion de Simone. Sus composiciones fueron un descubrimiento para una gran parte del público y creo que la incorporación de nuevo repertorio en las programaciones es una apuesta que todas las instituciones musicales públicas deberían de hacer.
Respondiendo a su pregunta, la figura de la compositora en residencia aporta una relación estrecha entre creadora y orquesta durante una temporada: que la compositora explique la obras a la orquesta, que directores/as e intérpretes puedan preguntar sus dudas manteniendo una charla con la compositora es tremendamente enriquecedor. Y no nos olvidamos del público, puesto que Raquel también participará en las charlas previas a los conciertos y, en un ambiente más informal, en el postconcierto. En la presentación de junio, muchísima gente del público se acercó a ella para hacerle preguntas, felicitarla… De esos nuevos espacios de intercambio y de cercanía que creamos la temporada pasada estamos muy orgullosas.
Además, hemos contado con Raquel García-Tomás (Premio Nacional de Música 2020 y Premio Nacional de Cultura de Catalunya 2024) porque su figura es un referente de su generación y porque en su obra trata temas que trascienden el marco musical, cuestiones de nuestro tiempo que conectan con el público y con la escena cultural de este momento. Este valor de relevancia social es clave también en la estrategia de nuestra institución.
Las residencias artísticas se completan con una de las mejores violinistas de nuestro tiempo, cuya carrera en el repertorio barroco ha recibido los mayores elogios de la crítica: Amandine Beyer. ¿Cuál será su aportación a la RFG?
Amandine dirigirá a la orquesta en tres conciertos: en noviembre, febrero y mayo. Además, dará clases en la Escola de Altos Estudos Musicais. Con ella, una intérprete absolutamente inspiradora y una persona con una capacidad de trabajo y comunicación extraordinarias, buscamos un trabajo minucioso en cuanto a la flexibilidad y la articulación de la orquesta. Después del concierto en el que Amandine dirigió a la RFG, un abonado me dijo, sorprendido: «¡Es como si le hubiesen sacado brillo a la orquesta!». Buscar nuevas posibilidades sonoras del grupo es siempre estimulante y estamos seguros de que Amandine nos ayudará en este sentido.
Raquel García-Tomás y Amandine Beyer rubrican una apuesta que comparten tanto usted como Baldur Brönnimann y el Ayuntamiento de Santiago por dar mayor visibilidad al trabajo de las mujeres en el ámbito artístico y musical. ¿Qué estrategias se plantean en este sentido?
El liderazgo femenino en ciertos medios conservadores, como el de la música sinfónica, sigue siendo un asunto pendiente. Como institución pública tenemos un deber, que es el de revertir esta situación visibilizando a las mujeres en los puestos de mayor rango artístico, que siguen estando copados hombres. Basta con echar un vistazo a las programaciones orquestales de España y del extranjero. La RFG tiene clara cuál es la situación actual (invito a todo el mundo a leer los últimos informes sobre igualdad en nuestro sector), y por ello, en cada temporada trabajamos para conseguir un mayor equilibrio entre hombres y mujeres; un trabajo a veces complicado, porque la historia tiene un peso y el reflejo de una sociedad dominada por los hombres es más que evidente en la música clásica… Esta temporada hemos ido un paso más allá, eligiendo a dos mujeres referentes en su ámbito, como lo son Amandine y Raquel, que además tienen una conexión muy especial con el público, como artistas destacadas. A través de ellas enviamos el mensaje del liderazgo femenino y proyectamos los valores de nuestra programación a un público más amplio y diverso.
Se mantiene por segunda temporada en la RFG Sebastian Zinca, director asistente elegido en diciembre de 2023. ¿Qué importancia tiene para ustedes la apuesta por un director joven y cuál es el papel de Sebastian Zinca en esta nueva temporada?
Dar formación y ofrecer oportunidades a las nuevas generaciones es una de las bases de nuestro proyecto; no hay que olvidar nuestra estrecha colaboración con la Escola de Altos Estudos Musicais. En este contexto, Baldur Brönnimann propició esta nueva figura en la orquesta para dar apoyo a jóvenes directores. Está verdaderamente comprometido con los jóvenes directores y directoras, y actualmente es el director del programa de dirección de la Academia del Festival de Lucerna. En las bases para la selección exponíamos que el objetivo era integrar al director/a en nuestro equipo de trabajo, para que tuviese una experiencia global del trabajo de una orquesta y para que adquiriese las habilidades necesarias que debe poseer un/a director/a en la actualidad. Los desafíos a los que todos nos enfrentamos hoy son diferentes a los de hace diez, veinte o treinta años, por más que el inmovilismo sea todavía una de las características más cuestionables del sector sinfónico. En la presente temporada, Sebastian Zinca asistirá a Baldur Brönnimann en varios programas y dirigirá un concierto de temporada, un proyecto didáctico y varios conciertos más en la temporada de verano, como ya ha hecho este año. Además, se implicará también en varias actividades de la Escola de Altos Estudos Musicais.
En diversas ocasiones ha recalcado usted la importancia que tiene el recordar que la RFG, como la mayoría de las orquestas españolas, es una institución pública. ¿Qué implica esto, para usted, a la hora de programar la vida artística y comunitaria de la orquesta?
Implica tener claro cuáles son los valores de la institución y los intereses de la comunidad a la que da servicio. Pero ojo, como dice Baldur Brönnimann, el público de la orquesta no es sólo el que va a sus conciertos, es también el que no va y queremos que vaya. Todas las decisiones que tomamos tienen que ser consecuentes con el plan estratégico de la institución. Por eso estoy muy orgullosa del proyecto que hemos emprendido con Baldur. Los temas de las temporadas son relevantes hoy en día, apelan a un amplio público y nos sirven para construir una narrativa y ofrecer música de diferentes épocas y estéticas; transmitimos valores en los que creemos; ayudamos activamente a la generación más joven y tenemos un compromiso pedagógico y social.
Cuando Baldur y yo trabajamos en la programación, hay ítems que sabemos que debemos cumplir: el equilibrio entre obras nuevas y obras de repertorio; entre directores/as noveles y experimentados; entre hombre y mujeres; entre propuestas más clásicas y aquellas más rompedoras; entre salidas y conciertos en la sede… Todo ello, por supuesto, manteniendo el equilibrio presupuestario, asunto que cada vez es más complejo, porque los salarios y los suministros suben, mientras que el aumento presupuestario no es proporcional a estas subidas. Para mí, como gestora y ciudadana, una orquesta pública debe ser el reflejo de la sociedad. Debe mostrar la diversidad creativa de la música clásica y ofrecer a un amplio público una experiencia artística que no le deje indiferente. Por eso, cada uno de nuestros programas cuenta una historia y tiene su propio hilo conductor, como la temporada. Yo no entiendo los programas sin sentido ni las programaciones que son sólo una acumulación nombres de intérpretes y directores/as famosos en las que se repite hasta la saciedad el mismo repertorio.
Se echa de menos, en un momento en el que la RFG y la Orquesta Sinfónica de Galicia tienen proyectos artísticos tan diferentes entre sí, un mayor intercambio entre ambas orquestas, así como con otras nacionales o internacionales. No sólo hay una parte del público que lo demanda, sino que el número de intercambios ha bajado considerablemente con respecto a los años fundacionales de la RFG.
Que en A Coruña y en Santiago de Compostela, dos ciudades a menos de 75 kilómetros de distancia, tengan sus sedes dos orquestas sinfónicas públicas es un lujo. Por eso, uno de los objetivos de la RFG es dar servicio musical a toda Galicia, lo cual significa tener una perspectiva territorial definida para poder ofrecer al público de otras ciudades y pueblos la posibilidad de disfrutar de un concierto sinfónico. Nos encanta ir una vez por temporada a A Coruña, y recibir a la OSG en nuestra ciudad, pero no es una prioridad aumentar estos intercambios porque tenemos que priorizar otros territorios en los que no existe oferta sinfónica. En cuanto a los intercambios nacionales e internacionales, todo el mundo puede imaginar que es una inversión económica importantísima que debe tener una justificación estratégica, económica y social. En estos momentos, en los que nuestro presupuesto no aumenta en proporción ni a la subida de precios ni a la subida de sueldos a la que hemos de hacer frente por ley, la RFG no puede asumir un gasto tan enorme.
Pero, por otra parte, yo creo que el sector debería reflexionar sobre la sostenibilidad de las giras orquestales… ¿es justificable mover (y pagar con dinero público) a 70 o 100 personas, con alojamiento, dietas, transporte especial para instrumentos y otros muchos etc., para ofrecer un programa sinfónico estándar en otra ciudad/país para una audiencia de, como máximo, 1.500/2.000 personas? Yo no creo que sea sostenible, a no ser que haya una razón artística o estratégica de peso. Una orquesta pública debe dar servicio a su comunidad, tener un proyecto relevante dentro de la sociedad a la que da servicio. La anticuada creencia de que, además, para ser reconocida una orquesta debe tocar en la sala X o Y, o en el Festival Z, es de otra época, en la que una élite social/artística era la que gestionaba el mundo sinfónico. Entonces se trataba de reproducir esquemas de otras orquestas extranjeras —admirables desde muchos puntos de vista, pero con modelos no extrapolables la realidad de nuestro territorio— que hoy deben ser cuestionados y actualizados.
El contrato de Baldur Brönnimann con la RFG expira a final de la presente temporada. Teniendo en cuenta la trascendencia artística y social del proceso de modernización que se está llevando a cabo en la orquesta, ¿está ya asegurada su continuidad como director titular de la RFG?
Trabajar con una persona tan inspiradora y con el grado de compromiso, empatía e inteligencia de Baldur Brönnimann es una suerte. Su contrato es por un periodo de dos años con posibilidad de tres prórrogas anuales más. El proyecto que hemos emprendido con él está ahora en su ecuador y, por supuesto, hemos firmado ya renovación de su primera prórroga. Ya lo comenté antes, pero me gustaría resaltar que estamos especialmente orgullosos de la renovación emprendida y del trabajo de reflexión sobre la institución que hemos hecho. Sabemos quiénes somos y a dónde queremos llegar. Todavía nos falta poner en práctica muchas actividades, mejorar en aspectos como la implicación social o pedagógica, pero sabemos cuál es nuestra hoja de ruta para los próximos años y tenemos un director que nos seguirá inspirando para ser la mejor versión de nosotros mismos.
Paco Yáñez
[fotos: Real Filharmonía de Galicia]