OVIEDO / OSPA: un Szymanowski y un Rachmáninov extraordinarios
Oviedo. Auditorio Principe Felipe. 24-III-2023. Yeol Eum Son, piano; Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias; Pablo González, director. Obras de Karol Szymanowski y Serguéi Rachmáninov.
Hace unas pocas semanas, la Sinfonía n. 4 “Concertante” de Szymanowski se iba a haber interpretado en el ciclo Raíces de la ORTVE con Javier Perianes al piano y Pablo González a la batuta, pero finalmente la obra se cayó del programa y Perianes ofreció en su lugar el Cuarto de Beethoven. Por eso, cuando supe que la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) iba a interpretar esta misma obra en el Auditorio Príncipe Felipe, decidí acudir a Oviedo, porque la ocasión la pintaban calva. Al frente de la orquesta estaba el mismo director, Pablo González, pero en esta ocasión la pianista era la coreana Yeol Eum Son, a quien ya escuchamos recientemente en Madrid (véase la crítica aparecida en SCHERZO). En la segunda parte del programa, las Danzas sinfónicas, op. 45 de Serguéi Rachmáninov. El concierto ofrecido por la OSPA, digámoslo ya sin más preámbulos, fue de una calidad extraordinaria.
Una hora antes del concierto, el maestro Pablo González ofreció una charla en la sala de cámara del Auditorio Príncipe Felipe para explicar el programa que el público escucharía esa noche. Fue breve (apenas quince minutos) pero tan informativa como amena. Además de ser un gran director, González demostró que sabe hablar en público y hacerlo además con llaneza, sin alardes, pero con el rigor de quien que ha estudiado y conoce las obras a conciencia.
El estilo de Karol Szymanowski puede dividirse en tres periodos: un primero que enraíza en la tradición de Wagner y Strauss, un segundo claramente atonal y un tercero, más tradicional, en el que vuelve a la tonalidad con influencias impresionistas. La Sinfonía n. 4 se enmarca en este tercer periodo. No era la primera vez que el maestro González y Yeol Eum Son interpretaban juntos esta obra (lo habían hecho en 2021 con la Orquesta Filarmónica de Helsinki). Anoche, orquesta, solista y director hicieron que mereciera la pena recorrer los 450 kilómetros que separan Madrid de Oviedo para escuchar este fabuloso concierto. Y hubo quien incluso vino desde Sevilla para ver a la pianista, cuya interpretación de Yeol Eum Son estuvo presidida por la precisión, el dinamismo y una exquisita musicalidad. Especialmente bella fue la atmósfera impresionista que la pianista coreana supo imprimir al segundo movimiento. También hay que destacar las intervenciones del concertino Aitor Hevia y de la flautista solista Myra Pearse a lo largo de toda la sinfonía.
Tras la pausa llegaron las Danzas sinfónicas, op. 45 de Rachmáninov. La dirección de Pablo González, caracterizada asimismo por la expresividad, el dinamismo, la precisión rítmica y, por encima de todo, la musicalidad, fue de todo punto deslumbrante. El maestro asturiano extrajo lo mejor de la orquesta, en una interpretación de esas que se graban en la memoria del público. Si hubiese que destacar algún momento, serían los valses del segundo movimiento, traducidos con un lirismo inigualable en el cual los silencios cobraban un sentido musical profundo. El público así lo reconoció, premiando al director y a la orquesta con una cerrada ovación.
En resumen: un Szymanowski y un Rachmáninov extraordinariamente bien interpretados. Los asturianos pueden estar muy orgullosos de su orquesta y de un maestro que es profeta en su tierra.
Michael Thallium