OPORTO / Casa da Música celebra el cincuentenario de la Revolución de los Claveles
Oporto. Casa da Música. 20-IV-2024. Remix Ensemble. Orquestra Sinfónica do Porto Casa da Música. Director: Brad Lubman. Obras de Emmanuel Nunes.
Conmemoramos hoy, 25 de abril, el quincuagésimo aniversario de la Revolución de los Claveles, el movimiento político y social que puso fin a la dictadura del Estado Novo en Portugal, abriendo paso a una democracia que se consolidaría con la entrada en vigor de la Constitución de 1976.
Es, precisamente, la también conocida como Revolução de 25 de Abril la que cada temporada, desde el año 2007, se festeja en la Casa da Música de Oporto con su festival más abierto a la contemporaneidad, Música & Revolução, de cuyo primer concierto en 2024 les dimos cuenta en Scherzo el pasado martes.
Pasando ya al segundo concierto, éste tuvo como protagonista a quien muchos consideramos el compositor portugués más importante de todos los tiempos, Emmanuel Nunes (Lisboa, 1941 – París, 2012), un creador del que Casa da Música ha programado una gran cantidad de partituras desde que en 2007 fuese su primer compositor en residencia: comienzo de la prolífica y tan exitosa colaboración que Nunes mantuvo con Casa da Música en sus últimos años de vida.
En el contexto de aquella residencia artística, en diciembre de 2007 tuve la oportunidad de compartir con el propio Nunes los ensayos del concierto en el que el Quatuor Diotima hizo dialogar Esquisses (1967; rev. 1980) y Chessed III (1990-91), cuartetos del compositor lisboeta, con Die Kunst der Fuge BWV 1080 (1742-50), reforzando los lazos de Nunes con un Johann Sebastian Bach crucial para él desde muy joven, pues —como señala Jaime Reis en sus soberbias notas— ya en 1964 el estudio de la fuga en Das Wohltemperierte Klavier BWV 846-893 (1722-44) se convirtió en uno de los pilares no sólo de la formación musical de Emmanuel Nunes, sino en uno de sus más sólidos enraizamientos en la gran tradición europea, de la que Nunes tanto se nutrió (como demuestra el reiterado uso de las citas en sus partituras, convertidas en lo que el portugués decía «un valor de continuidad histórica y de memoria».
El diálogo con Bach volvió a ser explícito en la partitura que abrió el concierto del pasado 20 de abril, Rubato, registres et résonances (1991), trío para flauta(s), clarinete(s) y violín estrenado en las Xornadas de Música Contemporánea de Santiago de Compostela, el 13 de marzo de 1991; un trío que Emmanuel Nunes dedicó a Enrique X. Macías tras el fallecimiento del compositor vigués, con el que Nunes mantuvo una gran amistad y de quien fue una de sus principales influencias.
En el caso de Rubato, registres et résonances, el punto de partida es la invención a tres voces de la Sinfonía en Fa menor BWV 795 (o así lo determina Jaime Reis, que cree un error del propio Nunes su referencia al BWV 780, sinfonía en la misma tonalidad, pero a dos voces): base desde la que apenas unos eximios destellos brotan a lo largo de un trío que, más que nutrido por una intertextualidad literal, lo es por los modos de desarrollo bachianos, aquí actualizados en una estética propia del siglo XX.
El comienzo de Rubato, registres et résonances así lo muestra, pues la fusión de violín, clarinete bajo y una impresionante flauta contrabajo —instrumento que ya habíamos escuchado en otras partituras de Nunes en Casa da Música, como La Douce (2008-09)— crea una sonoridad que nos remite a la electrónica (género en el que la influencia de Stockhausen en Nunes fue muy importante, como la impronta de dicha electrónica en los instrumentos acústicos). Bach, por tanto, como una suerte de fantasmagoría histórica que recorre el tiempo, a través de una serie de abigarradas resonancias en las que aflora el peso de la tradición, convertida, a la par, en imperativo moral y acicate para hacerla avanzar, por medio de un lenguaje de un rigor y de una seriedad implacables.
Esa seriedad es la que transmitieron los solistas del Remix Ensemble que interpretaron Rubato, registres et résonances en la Sala Suggia: la flautista Stephanie Wagner, el clarinetista Victor Pereira y el violinista Ashot Sarkissjan. Juntos, han mostrado una precisión digna de un cuarteto de cuerda, diversificando tímbricamente ataques propios de dicha formación, como los pizzicati del violín que en los vientos se convierten en percusivos slaps, o las diferentes formas de vibrato, trémolo y flatterzunge que se intercambian y desarrollan en los compases más rugosos y texturales: aquéllos en los que la sonoridad de inspiración electrónica se hace más patente.
A mayores, no dejaría de señalar la impronta de otro confeso bachiano del siglo XX, Anton Webern, tanto por la concisión de Nunes en este trío como por su dominio tímbrico de los materiales: cuestión que en los instrumentistas del Remix resulta asombrosa, con una pátina obscura y amenazante, cual si la propia partitura hubiese intuido, en su gestación, que acabaría teniendo una dedicatoria elegíaca.
Ahora que, si de asombro hablamos, éste llegaría a su punto álgido en la segunda parte del concierto, en la que la Orquestra Sinfónica do Porto (OSPCM) nos regaló otro momento para el recuerdo en la relación de Casa da Música con la obra de Emmanuel Nunes, con la entusiasta, apabullante y cristalina interpretación que Brad Lubman dirigió de la monumental Musivus (1998, rev. 2001), partitura para orquesta organizada en cuatro grupos que reúne a un total de ochenta y ocho músicos en diferentes alturas.
Musivus es parte de un conjunto de obras compuestas por Nunes en paralelo a su gran ciclo A Criação (1977-2007), centrándose aquí el compositor lisboeta en las relaciones entre música y espacio; relación que alcanza en Musivus una de sus topologías acústicas más fascinantes; de ahí, que el compositor y musicólogo Paulo de Assis hable de Musivus como de uno de los mayores monumentos de la espacialización musical.
De las dos versiones existentes de Musivus, en Oporto hemos escuchado la final y definitiva, una partitura sobre la que vuelve a gravitar la influencia del Stockhausen de piezas espacializadas como Gruppen (1955-57) o Carré (1959-60), si bien en Musivus la reformulación espacial de la orquesta lo es en el escenario y frente a los espectadores, y no rodeándolos (como en Stockhausen). Es algo que da lugar a la profusión de agrupaciones y simetrías que vemos en la OSPCM (muchas de ellas, trianguladas, como la de los contrabajos, la de arpas/piano, o la de los vientos), en una distribución completamente distinta de la otra reinvención de la orquesta que el pasado enero vimos en Casa da Música con la colosal Nachtmusik II (1981, rev. 2000), también de Nunes.
Fruto de tal orden es una organización, a modo de microsociedades, cuyos parámetros topográfico-musicales determinan el sentido estructural de la propia música por las relaciones que entre dichas alturas se tienden, en una vuelta de tuerca a la exploración de los intervalos desde un pensamiento post-weberniano. Es por ello que, según Michael Zwenzner, hemos de entender el título de Musivus en su doble acepción museística referida, por un lado, a las cámaras musicales que esta distribución espacial posibilita; y, por otro, al mosaico, pues es así como la orquesta se organiza, con unas teselas que destacan sobre las otras según su rango en el entramado armónico. De este modo, el estructuralismo tan férreo y característico de Nunes se ve constantemente asediado y distorsionado en Musivus por elementos interválicos y rítmicos que rompen la linealidad del discurso, dando lugar a un conjunto de apariencia anárquica marcado por disrupciones y resplandores orquestales (éclats que nos recuerdan, asimismo, la influencia de Boulez en Nunes), en línea con otra pieza de Stockhausen que tanto marcó a Nunes como Momente (1962-64, rev. 1969/72): unión de luces y sombras a gran escala de una fastuosa perfección cuasi camerística; un procedimiento que podemos ligar con otro compositor crucial para Nunes, como Gustav Mahler.
Sin embargo, dentro de tan prolija heterogeneidad resplandecen en Musivus —como lo hacían en Gruppen— destellos que, por contraste con ese furioso caos organizado, adquieren una belleza y un lirismo tan extraño como arrebatador: pasajes en los que los puentes tímbricos y cromáticos se mantienen durante apenas un instante, tendiendo haces de luz entre los distintos grupos orquestales (muy potentes en la percusión, creando simetrías armónicas y texturales de gran resonancia). Son momentos puntuales, pero hacia los que parece dirigirse todo el des-orden previo y la ininterrumpida batería de efectos percusivos que constituyen el motor de Musivus; especialmente, en unos instrumentos de registro grave que mueven la partitura como una turbina orquestal (con especial mención para contrafagot, contraforte, tuba y contrabajos).
Aunque pertenezca al ciclo de obras paralelas a A Criação, cualquiera diría que Musivus es toda una ventana a los momentos previos a la propia creación de la luz, por cómo desde las tinieblas brota el embrión de tan bellos fotones acústicos. Además de estos momentos de solaz en medio del caos, asistimos a la multiplicación de estructuras compuestas por superposiciones métricas y temporales, acumulaciones de sonidos de la más variada naturaleza tímbrica (con preferencia por los registros extremos en la paleta armónica), asimetría expandida, efectos pendulares en la percusión, construcciones caleidoscópicas en la armonía microtonal, densificaciones de las texturas y un largo etcétera que Michael Zwenzner califica como «una imagen de la Tierra vista desde el espacio exterior», en el momento de la turbulenta formación de sus océanos, continentes y archipiélagos. Si a ello le sumamos el antes referido nacimiento de la luz, Musivus se convierte en toda una cosmogonía musical de lo más sugerente y atractivo; sin duda, una de las obras mayores de esa mente privilegiada que fue la de Emmanuel Nunes: capaz de mecanismos que, como Musivus, parecieran no tener fin.
Un día después, el domingo 21 de abril se completaría la presencia de Emmanuel Nunes en Música & Revolução con Peter Kien – eine akustische Maske (2011-12), en lo que podríamos decir casi un reestreno de la partitura, tras el sesudo trabajo de investigación desarrollado por Peter Rundel al frente del Remix Ensemble sobre las últimas disposiciones acústico-electrónicas de Nunes para ésta, su obra postrera. Qué forma tan bella de soplar cincuenta velas musicales por la Revolución de los Claveles.
Paco Yáñez
(Foto: Rui Oliveira – Casa da Música)