MADRID / PluralEnsemble: buen rollo y excelente música
Madrid. Auditorio Nacional. 19-XII-2019. XI Ciclo de Conciertos de la Fundación BBVA de Música Contemporánea. Anna Davidson, soprano. PluralEnsemble. Director: Cristóbal Soler. Obras de Tomás Marco, Fabián Panisello y Gustav Mahler.
Dentro de su ciclo de música contemporánea, la Fundación BBVA ofrecía un concierto en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional a cargo del PluralEnsemble dirigido en esta ocasión no por su director titular, Fabián Panisello, sino por el valenciano Cristóbal Soler. En el programa tres obras muy distintas entorno a La Vida Celestial del compositor Gustav Mahler (1860-1911): De la vida celestial (Tercera Mahleriana) del compositor Tomás Marco (1942), Meister Eckhart: Mystical Song de Fabián Panisello y la Sinfonía n.º 4 de Mahler en un estupendo arreglo para conjunto de cámara del alemán Klaus Simon (1968).
El recital comenzó con unas palabras dirigidas al público por parte del director Cristóbal Soler. Era la primera vez que el maestro Soler dirigía el PluralEnsemble. Muchas personas conocen a Cristóbal Soler por su labor como director musical del Teatro de la Zarzuela, pero, igualmente, la mayoría de personas ignora que este afable valenciano dirige todo tipo de música y que promueve y defiende la «música contemporánea»; no en vano, la Semana de Música Religiosa (SMR) de Cuenca de la que Soler es director artístico desde 2017, cuenta con una sección dedicada al estreno de obras compuestas por encargo para el festival —este año 2020 la obra de estreno es Altera Bestia del compositor Jesús Torres (1965). A las palabras del maestro Soler se añadieron las de Tomás Marco, quien se encontraba entre el pÚblico y subió al escenario para hablar de la obra que se iba a estrenar en el concierto. De la vida celestial (Tercera Mahleriana) es la tercera de sus obras que hace referencia a la música de Mahler —en 1971 compuso Angelus novus (Mahleriana) por encargo de Rafael Frühbeck de Burgos para la ONE y, en 2017, Mahleriana de bolsillo (Angelus novus II) por encargo de Antonio Moral para el CNDM— pero la primera de las tres que emplea citas de Mahler, en concreto de la Sinfonía n.º 4. Tomás Marco dedicó expresamente esta obra al maestro Soler.
Antes de proseguir, permítame el lector hablar de «lo que el ojo no ve», de «lo que está detrás», y que muchas veces es lo más importante. Pocas veces tiene uno ocasión de presenciar los ensayos de los conciertos, pero en esta ocasión unas pocas personas —Tomás Marco incluido— tuvimos el privilegio de poder estar allí para comprobar el ‘buen rollo’ que se creó entre PluralEnsemble y Cristóbal Soler. ¡Ni qué decir tiene que eso se reflejó más tarde durante el concierto! Confieso que en los ensayos no me di cuenta de lo relacionadas que estaban entre sí cada una de las obras del programa. Eso no se me reveló con total nitidez hasta el concierto. Los ensayos también me sirvieron para corroborar la calidad de la soprano Anna Davidson, a quien ya habíamos visto y oído cantar en el estreno de Meister Eckhart: Mystical Song en abril de 2019 durante la SMR de Cuenca (léase La SMR de Cuenca: Tabula Rasa, reseña de Scherzo del 22 de abril de 2019). Su voz ligera tiene un bello timbre y una afinación exquisita e increíblemente precisa. Diego Fortes, asistente del maestro Soler, me comentó: “Tiene una entonación impecable”. Por cierto, no se pierdan lo que haga este joven director gallego, Diego Fortes, porque en mi opinión dará de qué hablar en el futuro.
Tras las palabras de Tomás Marco y Soler, comenzó el concierto con De la vida celestial (Tercera Mahleriana), una obra muy elaborada desde el punto de vista formal y que presenta una versión del cielo vista desde la mente de un niño. Cita expresamente el tema celestial del cuarto movimiento de la Sinfonía n.º 4 de Mahler. La calidad de los músicos del PluralEnsemble quedó patente desde el primer momento. Meister Eckhart: Mystical Song, compuesta por Fabián Panisello, se basa en el texto El grano de mostaza del maestro místico alemán Eckhart. El melismático tratamiento de la voz —con cuartos de tono— y los pasajes de texto susurrado velozmente en alemán medieval —lo cual hace indispensable el uso de micrófono—, requieren una exigente gimnasia vocal por parte de la soprano —y en algún momento de ‘susurros conjuntos’ también por parte de los instrumentistas—, que solo parece descansar al final de la obra con un remanso de melodioso canto místico a cappella. Y con ese remanso nos fuimos al descanso.
La segunda parte del concierto estuvo dedicada al arreglo orquestal para conjunto de cámara que Klaus Simon hizo de la finisecular Cuarta sinfonía de Mahler. Quienes piensen que una obra sinfónica de esta envergadura desmerece cuando se presenta con una orquesta muchísimo más reducida, se equivocan. Y más aún cuando esta orquesta tiene la calidad del PluralEnsemble. El ‘buen rollo’ que se había generado durante los ensayos quedó patente aún más en la interpretación de esta obra. El maestro Soler dirigió con la flexibilidad requerida para que cada uno de los 16 músicos del PluralEnsemble expresase su voz. Destacaron los solos del violonchelo a cargo de Mikolaj Konopelski que fueron sonoramente espléndidos. La conclusión de esta sinfonía con el cuarto movimiento con soprano redondeó y dio sentido pleno a la elección del repertorio para este concierto. El público supo agradecerlo con gran aplauso. Buen rollo y excelente música. Eso no solo se consigue con músicos de excelente calidad, sino con personas de gran calidad humana.
Michael Thallium