MADRID / ‘Partenope’ en el Real: cuando los segundos son los primeros
Madrid. Teatro Real. 14-XI-2021. Haendel, Partenope. Sabina Puértolas, Daniela Mack, Franco Fagioli, Christopher Lowrey, Juan Sancho, Gabriel Bermúdez. Director musical: Ivor Bolton. Director de escena: Christopher Alden.
La segunda función de la Partenope de las nueve que ha programado el Teatro Real resultó bastante más interesante que la première gracias a un elenco vocal más homogéneo y sólido, y gracias, asimismo, a la buena labor de Sabina Puértolas en el papel protagónico, muy por encima de la decepcionante Brenda Rae que encabeza el primer reparto. No debe pasarse por alto el dato de que la mitad (o más) de los integrantes de este segundo reparto son nacionales: además de la soprano navarra, figuran en él el tenor sevillano Juan Sancho (Emilio) y el barítono madrileño Gabriel Bermúdez (Ormonte). Y digo que “la mitad o más” ya que también está en este cast el contratenor argentino Franco Fagioli (Arsace), con ancestros maternos procedentes de Cantabria y residente él mismo en Madrid desde hace años.
Seguramente el gran atractivo de este segundo reparto estriba en la presencia de dos de los más reputados contratenores del momento: el mencionado Fagioli y el norteamericano Christopher Lowrey (Armindo). Siendo tan distintos entre sí, tienen ambos algo que escasea entre los de su cuerda: una voz poderosa, capaz de alcanzar cualquier recoveco de un escenario tan grande como el Teatro Real. Son un complemento perfecto, dada su disparidad estilística: Fagioli es un cantante de agilidades imposibles, que llega a donde no llega nadie, y de asumir los papeles más peliagudos, esos que harían naufragar a cualquier otro contratenor, porque fueron escritos para castrati únicos, como sería el caso de Cafarelli. Donde otros se estrellan, Fagioli brilla. Y lo hace como quien cose y canta, nunca mejor dicho. Sirva de ejemplo su formidable lectura de la endiablada aria Furibondo spira il vento con que concluye el segundo acto.
La voz de Lowrey (formado musicalmente en el Trinity College de Cambridge) es un cañón. Pero casi resulta más encomiable su buen buen gusto y su excelente prosodia, no ya solo en su lengua vernácula, sino en italiano, donde chocan tantos y tantos cantantes angloparlantes. Al contrario de lo que hizo Anthony Roth Costanzo el día anterior, no se repitió el número de claqué y castañuelas que tanto encandiló al público. Detalle menor, sin duda.
Sabina Puértolas no mostró la más mínima fisura. La suya es una voz potente y oscura, que casa a la perfección con la fuerte personalidad del personaje de Partenope, la reina de Nápoles a la que cortejan todos (transformada, en la puesta de Christopher Alden, en la escritora inglesa Nancy Cunard). Puértolas cantó con admirable carácter en el primer acto el aria Io ti levo l’impero dell’armi, acaso la más lograda de las que Haendel escribió para este rol.
Juan Sancho estuvo pletórico durante toda la noche. No vamos a descubrir ahora a quien en los últimos años ha sido uno de los más afortunados tenores volcados en el repertorio barroco, como lo prueba su reiterada presencia en las más importantes producciones internacionales. Canta con gusto, proyecta bien y se le entiende todo. Inconmensurable en el aria Barbaro fato, sì del segundo acto.
Muy convincente, también, el barítono Gabriel Bermúdez, aunque su papel sea el menos lucido de toda la obra. Se da la curiosa circunstancia de que él y Sancho fueron los primeros cantantes españoles que estuvieron en Le Jardin de Voix, la academia de voces jóvenes barrocas instituida por William Christie: Bermúdez figuró en la primera edición y Sancho, en la tercera.
Por último, la mezzosoprano argentina Daniela Mack, en el papel de la travestida Rosmira, fue de menos a más. No cuenta con una voz especialmente atrayente ni poderosa, pero tiene oficio.
Los seis, como el día anterior sus compañeros, hubieron de lidiar con una orquesta que rara vez supo acompañarlos en condiciones ideales y que en la mayoría de las arias les estuvo tapando sin piedad. Pero no me voy a reiterar: en esta misma página pueden leer la crítica del estreno.
Eduardo Torrico
(Foto: Javier del Real)