MADRID / ORTVE: Fiesta, alegría y diversión por Navidad
Madrid. Teatro Monumental. 15-XII-2022. Mariana Todorova, violín. Orquesta Sinfónica RTVE. Director: Case Scaglione. Obras de Johann Strauss hijo, Schubert y Ravel.
Para la Navidad de 2022 quedan hoy nueve días; anoche eran diez. Y fue anoche cuando la Orquesta Sinfónica RTVE (ORTVE) ofreció su tradicional concierto de Navidad. En estas fechas abundan este tipo de conciertos. Suelen ofrecerse en ellos programas de música animosa, amable y alegre. El concierto de la ORTVE no fue una excepción a esa regla no escrita de programar obras tan conocidas como joviales. Y por alguna razón que uno ignora, casi siempre suele tirarse de compositores austriacos y, preferiblemente, de la saga Strauss, no Richard Strauss, claro —alemán por otra parte—, sino los de la familia vienesa decimonónica del tres por cuatro, es decir, de los amantes del vals, la polonesa y del baile aristocrático. Anoche había dos austriacos, Johann Strauss hijo (1825-1899) y Franz Schubert (1797-1828), y un francés con un sabor muy español, Maurice Ravel (1875-1937).
A estos conciertos suele también acudir mucho público y anoche tampoco fue una excepción. El concierto de Navidad convocó a un muy nutrido público y hoy viernes, que se repite el concierto, parece que el Teatro Monumental estará ‘petado’. Y cuando uno emplea el adjetivo ‘petado’ lo hace con el sentido actualmente muy común de ‘abarrotado’, pero también con el sentido tradicional que aparece en el Diccionario Manual Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española e Hispano-Americana de Saturnino Calleja, de 1924, a saber: agradar, complacer. Así que se esperan lleno —hasta la bandera, vamos— y agrado absolutos.
Pero vayamos al concierto de anoche. El programa estaba bien ideado, con variedad dentro de ese tono festivo que caracteriza este tipo de recitales. Dirigía la orquesta el estadounidense Case Scaglione. Esta era la segunda vez que uno tuvo oportunidad de verlo dirigir esta orquesta. La primera ya la reseñamos en SCHERZO el 5 de febrero de este mismo año. En aquella ocasión, el título era premonitorio. Premonitorio porque entonces uno ignoraba que Scaglione dirigiría el concierto de Navidad de 2022. Permítanle a uno citarse así mismo al respecto de la impresión que le causó entonces este director originario de Texas: “La segunda parte del concierto la protagonizó el director invitado Case Scaglione, a quien nunca uno había visto dirigir. Si no lo he nombrado antes es porque él mismo, muy acertadamente, quiso quedar en un segundo plano y dar protagonismo al joven violinista letón durante la primera parte del concierto. Con esto quiero decir que lo acompañó excelentemente con la orquesta. ¡Ahí se nota la presencia de los buenos directores! Case Scaglione es el director principal de la Württembergisches Kammerorchester Heilbronn y de la Orchestre national d’Île-de-France”.
Pues bien, ayer Case Scaglione volvió a demostrar que es un buen director: de gesto sencillo, claro, rítmico y, por lo que uno ha oído, muy eficaz y eficiente en los ensayos. Dirigió tanto con batuta como a manos desnudas. La primera obra fue la archiconocida Obertura de la opereta El murciélago de Johann Strauss hijo. En un mundo tan visual y digitalizado, es casi imposible no pensar en algún famoso anuncio televisivo que emplea el vals de esta obertura para despertar el apetito del consumidor. La ORTVE la interpretó eficazmente, con soltura. Después llegó la Polonesa en Si bemol mayor para violín y orquesta, una pieza breve y alegre de Franz Schurbert. La solista fue la concertino de la ORTVE, la búlgara Mariana Todorova. Da gusto poder ver a los maestros de la orquesta actuar como solistas. Uno se da cuenta de su gran calidad, que muchas veces pasa inadvertida cuando estos músicos forman parte del tutti orquestal. Todorova cumplió y contribuyó con su violín a continuar con el carácter vivaz y danzable del programa. Luego llegaron otras tres obras de Johann Strauss: las polcas Pizzicato y Truenos y relámpagos y el famosísimo vals a cuyo son a bailado todo el mundo alguna vez En el hermoso Danubio azul. Las secciones de cuerdas —menos los contrabajos, que no intervienen en la Polca pizzicato— imprimieron un carácter más íntimo y juguetón al recital pellizcando las cuerdas de violines, violas y violonchelos. La sección de percusión destacó en la segunda polca: sin ellos no hubiera habido ni truenos ni relámpagos. En cuanto al Danubio azul, la interpretación de la ORTVE hizo las delicias del público.
A continuación, llegó la Rapsodia española de Maurice Ravel, que comienza con un pianissimo inicial en las cuerdas que anuncia ese carácter impresionista y misterioso de la obra. Es una de las primeras grandes obras para orquesta que Ravel compuso entre 1907 y 1908. Está dividida en cuatro movimientos: Preludio a la noche, Malagueña, Habanera y Feria. Fue una obra muy aplaudida por el público y anticipo de lo que ocurriría con ese Bolero que no necesita ninguna presentación. Sin duda, el Bolero de Ravel es una obra que a muy pocas personas disgusta. Comienza con ese característico pianissimo ostinato —que irá in crescendo paulatinamente— que el percusionista de turno a la caja ha de mantener sin cesar, con precisión y ritmo, durante toda la obra, que viene a durar unos 18 minutos. Diremos algo muy obvio: sin la caja, no hay Bolero. Así que la labor de Raúl Benavent, amén de esencial, fue brillante, por mucho que pueda pasar inadvertida. Aquí los solistas de la orquesta se lucieron según la famosa melodía de Ravel iba pasando de instrumento a instrumento. El público aplaudió con gran entusiasmo y el director y la orquesta ofrecieron dos propinas, magníficamente interpretadas, con marcado carácter navideño: Paseo en trineo, de Leroy Anderson y la archiconocida —y requeteinterpretada todos los años en Año Nuevo por la Sinfónica de Viena— Marcha Radetzky, de Johann Strauss padre. Huelga decir que el público acompañó con las palmas a la orquesta al son del tema principal de esta marcha. Fiesta, alegría y diversión por Navidad.
Michael Thallium