LA CORUÑA / Xoán-Xil dialoga con Luigi Nono en el Festival RESIS
La Coruña. Fábrica de Tabacos. 11-V-2024. Adriana Aranda, soprano. Eva Vieites, recitadora. Xoán-Xil, proyección electroacústica. Arxis Ensemble. Obras de Luigi Nono y Xoán-Xil López.
Como ya les contamos en nuestra primera crítica de la séptima edición de RESIS, el festival herculino de música contemporánea tiene en 2024 como protagonista a Luigi Nono, con motivo del centenario de su nacimiento: efeméride que RESIS celebra tanto con una exposición dedicada al veneciano como con un ciclo de conciertos en el que, hasta el 12 de junio, se podrán escuchar en La Coruña, Madrid y Roma seis partituras de Nono, así como tres instalaciones artísticas y dos obras musicales en él inspiradas, mostrando la vigencia de su legado artístico, político y moral en la creación actual.
El concierto celebrado el pasado 11 de mayo en la Fábrica de Tabacos de La Coruña fue un perfecto ejemplo tanto de diálogo entre Luigi Nono y un compositor actual, el gallego Xoán-Xil López, como de adecuación de las temáticas musicales a los contextos en los que éstas se desarrollan, pues las dos partituras en programa abordaban las tensas relaciones laborales habidas en las fábricas, ya fuese en el siglo XIX (Xoán-Xil), ya en el XX (Nono), adentrándose ambas partituras en las claves políticas de tales contextos, así como en algo tan actual como la relación entre el ser humano y la tecnología.
La primera de estas partituras es la tan paradigmática al respecto La fabbrica illuminata (1964), obra para soprano y cinta magnética en cuatro pistas dedicada por Luigi Nono «Agli operai della Italsider di Genova». Estamos ante una obra compuesta sobre textos de Giuliano Scabia y Cesare Pavese en la que Nono denuncia las condiciones laborales de los obreros de la siderúrgica italiana, lo cual, unido a su fuerte carga política y a las críticas al gobierno italiano del momento, le valió a Nono la censura de la RAI (institución que encargó la obra), teniendo lugar su estreno en La Biennale di Venezia con Carla Henius como soprano. Su registro del año 1966 (Wergo) será la primera pieza en nuestra memoria fonográfica de una obra, La fabbrica illuminata, cuya más reciente grabación corrió a cargo de una impresionante Sarah Maria Sun (col legno, 2018).
En RESIS, fue la soprano catalana Adriana Aranda la que dialogó con una cinta magnética en la que Nono recogió ruidos y conversaciones de los obreros de Italsider, en un procedimiento que continuaba lo desarrollado en la coral Da un diario italiano (1963-64). Ahora bien, los materiales de partida con los que interactúa Aranda lejos están de convertirse en un reflejo mimético, naturalista o especular: cuestión sobre la que nos alertó un Luigi Nono que en La fabbrica illuminata evitó retratar una «arcadia industrial» o transmitir mensajes panfletarios, otorgando mayor complejidad artística e intelectual a una partitura en cuatro episodios en los que la voz solista y la cinta magnética se van con-fundiendo a distintos niveles, tanto en los materiales armónicos (se producen ecos entre la soprano y la cintas) como en la topografía acústica.
Acostumbrados a ediciones estereofónicas de La fabbrica illuminata (aunque la de col legno existe en formato SACD surround), la audición en vivo de la obra refuerza muy especialmente nuestra vivencia del espacio musical (como la mayor parte de las grandes piezas de Nono en directo), en cuya centralidad se ubicó Adriana Aranda, vestida para la ocasión con un traje de operaria y aportando una contenida (pero muy efectiva) dramatización entre los cuatro altavoces que le sirvieron de paisaje acústico-fabril sobre el que desplegar su más poético e intimista canto. En la segunda visita de la soprano catalana a RESIS, Adriana Aranda nos ha dejado una versión de La fabbrica illuminata marcada por la sensibilidad y por un tratamiento de la voz que hace de Nono un digno heredero de la gran tradición vocal veneciana, con raíces en el mismo Monteverdi.
En enero de 2022, Aranda ya había mostrado en La Coruña su magisterio noniano, con Djamila Boupachà (1962). Cuatro años después, además de un puntual y muy controlado vibrato, vuelve la soprano barcelonesa a impresionar por su manejo del portamento, con unas modulaciones microtonales que la llevan desde lo más aguerrido y político del canto (soberbia veladura de su voz en el primer episodio, con un obscuro timbre más cercano a Carla Henius) a un virtuosismo en las secciones centrales que nos recordará a Sarah Maria Sun, aunque Aranda opta por dar mayor hondura y humanidad al texto, como mostró en Tutta la città, pasaje que convirtió en toda una elegía, despojada de su camisa y alzada ésta entre sus manos, cual réquiem por los obreros caídos: final tan cargado de mensaje político como de belleza poética y musical.
La segunda propuesta de la noche vino de la mano de Xoán-Xil López, uno de los artistas sonoros más importantes de España, campo en el que, además de su doctorado, destacan las muchas investigaciones relacionando naturaleza, música e historia que le han servido de base para sucesivas creaciones, como la que en RESIS se estrenó fruto de un encargo del propio festival. Se trata de Sereas (Oda ludita) (2024), partitura para soprano, recitadora, acordeón, violonchelo, percusión y electroacústica basada en un texto de la poeta orensana Alba Cid escrito a partir del trabajo de documentación que conjuntamente Xoán-Xil y Alba Cid desarrollaron sobre el levantamiento de las trabajadoras de la Fábrica de Tabacos de La Coruña en 1857, cuando éstas se revelaron tirando al mar las máquinas recién adquiridas por la empresa: eco del ludismo que no sólo confiere la mayor pertinencia al lugar donde se celebraba el concierto, sino a un diálogo con La fabbrica illuminata de lo más directo y consecuente.
Lejos de convertirse en una reflexión histórica desligada de las problemáticas actuales, Sereas lleva a cabo una potente reflexión sobre «la relación crítica y paradójica con la tecnología, los modos de producción y la resistencia frente a un capitalismo tecnológico que persigue incrementar la concentración de bienes de producción en lugar de redistribuirlos», apunta Xoán-Xil. A mayores, y como en los libretos de Massimo Cacciari preparados para las partituras postreras de Luigi Nono, hay en Sereas una mirada a la mitología clásica por medio de las sirenas que (en gallego) dan nombre a la obra; unas sirenas en las que, asimismo, podrían resonar las que asociamos a las de las fábricas (pautando mecánicamente la vida del proletariado) o a las de la policía, acudiendo a reprimir las revueltas obreras.
En el caso de Sereas, ello viene dado por una cita de Pascal Quignard rescatada por Xoán-Xil (aunque no forme parte del texto de la obra): «Ulises nunca dijo que el canto de las sirenas fuera hermoso. Ulises, el único humano que escuchó el canto que hace morir sin morir, dice, para caracterizar el canto de las sirenas, que ese canto “llena el corazón del deseo de escuchar”». Deseo de escucha: desde luego, pocas voluntades se encuentran en un punto tan central del pensamiento noniano, así como el deseo de reinvención tímbrica en diálogo con la mitología. En el caso de Sereas, seis son las sirenas mecánicas que se convierten (en la séptima sección de la obra) en «voces artificiales» que recuerdan a la sirena de la propia fábrica: paisaje sonoro de la ciudad que todavía permanece en la memoria colectiva, aquí transmutado en un dispositivo de naturaleza electroacústica controlado manualmente para generar armonías, glissandi y battimenti que inciden en la transubstanciación final de las trabajadoras de la fábrica en las sirenas mitológicas que pueblan un mar que se adentra en el espacio acústico por medio de una electrónica muy puntualmente utilizada (en la sexta sección).
Sereas se desarrolla en ocho secciones que parten de una visión musical de la fábrica en la distancia: retícula y laberinto construido a partir de los armónicos del violonchelo, con sucesivas entradas de percusión y acordeón en técnicas extendidas que remedan sonoridades mecánicas y sinusoidales que asociaremos tanto a los patrones acústicos de una fábrica como a un Luigi Nono cuyas técnicas vocales de naturaleza microtonal lleva Xoán-Xil a su partitura; de nuevo, con la excepcional voz de Adriana Aranda, capaz de unos rangos dinámicos que resonaron en todo el patio de la fábrica, saturándolo y creando una inmersión muy potente y expresiva, a la que sumó su manipulación de objetos de fuerte simbolismo fabril y sindical, como las cadenas, la carraca, el megáfono o una sirena manual con la que finalizó la obra y su canto en la octava sección de Sereas: dúo tan inusual como sobrecogedor, por el camino hasta allí recorrido.
En Sereas, la soprano catalana estuvo acompañada por Eva Vieites en un excelente recitado de precisa dicción en todo momento, total ausencia de teatralidad impostada y con un distanciamiento que la convirtió en objetivación de la memoria viva de la fábrica y sus trabajadoras, alternando recuerdos de éstas, datos técnicos sobre la producción y fragmentos poéticos recogidos por Alba Cid en un palimpsesto en el que se entretejen desde trovadores gallegos, como Mendinho, hasta el lado más político de Lord Byron. La alternancia de Adriana Aranda y Eva Vieites en la exposición del texto se dobla en diversos momentos de Sereas con un trío instrumental que nos recordará (en la cuarta sección) al ciclo Voices and Piano (1998…) de Peter Ablinger, sumándose mecanismos repetitivos propios del postminimalismo (o de una factoría industrial) y ecos que van de la música decimonónica (en lo más melódico y tonal) al propio Luigi Nono, pasando por la profusión de arcos circulares y glissandi en violonchelo, sobrepresión de arcos contra las láminas en la percusión, o aire sin tono y arpegios en el acordeón: ruidismo análogo al del abrasivo paisaje industrial del siglo XIX, así como explicitación musical de las convulsiones sufridas por las trabajadoras, llevadas aquí a los instrumentos.
La soberbia interpretación de Adriana Aranda, Eva Vieites, Millán Abeledo (violonchelo), Nikola Tanasković (acordeón) y Noè Rodrigo (percusión) en el estreno de Sereas responde no sólo a la gran calidad de estos músicos, sino a una firme voluntad de Xoán-Xil y Alba Cid de crear una obra musical como experiencia colaborativa y comunitaria, en la que han tomado parte desde la última trabajadora de la Fábrica de Tabacos de La Coruña hasta los técnicos que han adecuado al espacio acústico tanto La fabbrica illuminata como Sereas (Oda ludita), dejándonos otro momento de muy pertinente reflexión política, así como de genuina belleza y vivencia social de una escucha en profundidad que, como señaló Xoán-Xil citando a Luigi Nono, es todo un acto político en sí mismo. En El error como necesidad (1983), Nono sostenía que lo esencial en aquel momento histórico era «despertar los oídos, los ojos, el pensamiento, el máximo de interiorización exteriorizada». No cabe duda de que, cuarenta años después, esta actitud es, si cabe, aún más necesaria en una sociedad hoy intoxicada por los apriorismos y la comercialización de la escucha. Ahí se elevan el amor y el silencio como armas de transformación. Con tal mensaje concluía Sereas, el pasado 11 de mayo.
Paco Yáñez
(Fotos: Xurxo Gómez-Chao)