LA CORUÑA / Arxis Ensemble: el reto de la complejidad

La Coruña. Palexco. 15-IV-2023. Arxis Ensemble. Director: Nacho de Paz. Obras de Beat Furrer, Claudia Cañamero, Alberto Posadas y Hugo Gómez-Chao.
Fiel a su compromiso con la mejor música de nuestro tiempo, el VI Festival RESIS nos propuso, en su segundo concierto, un programa realmente complejo, que demandó del público coruñés una escucha atenta y, de los propios músicos, el alcanzar sus límites; al menos, en cuanto a velocidad de ejecución y coordinación métrica. A tal punto han llegado las exigencias en algunos pasajes del programa que, teniendo en cuenta que Arxis Ensemble es un conjunto en proceso de formación y que era éste su primer concierto con gran plantilla (de hasta diecisiete instrumentistas), cabe preguntarse si poner partituras como las que se emplazaron sobre los atriles el pasado 15 de abril es un acto de fe en sus músicos por parte de los directores artísticos de Arxis (Hugo Gómez-Chao y Noè Rodrigo) o una temeridad a estas alturas de la vida del conjunto.
Quizás sea lo propio de esa juventud de Arxis el lanzarse de este modo tan arriesgado y valiente, así como de una experiencia previa, en la quinta edición del Festival RESIS, realmente exitosa, en la que la calidad y el buen hacer del grupo fue refrendada por uno de los directores en activo con mayor experiencia en Europa, el compositor austriaco Beat Furrer, de quien Arxis ofreció en 2022 sendas lecturas impecables de lotófagos (2006) y Akusmata (2019-20), tal y como les dimos cuenta en Scherzo.
Fue, precisamente, Beat Furrer quien abrió este primer concierto de gran formato en RESIS 2023, y lo hizo con una partitura tan endiablada como still (1998). Cualquiera que haya analizado la primera página de still será consciente de sus dificultades a nivel métrico, con una velocidad de corchea a 132 que se antoja difícilmente realizable para los continuos cambios de ataque, articulación y dinámicas dispuestos por Furrer, además de por las notas tan rápidas que disemina en el ensemble. De hecho, con la partitura en la mano es evidente que la grabación publicada en disco compacto por Kairos, con un registro del Klangforum efectuado en 1999 bajo la dirección de Sylvain Cambreling, presenta no pocos problemas de inteligibilidad (a nivel de estructura, ritmo y fraseo) en los únicamente 11:49 minutos que emplearon los músicos vieneses.
La interpretación de Arxis Ensemble y Nacho de Paz se fue, en Coruña, a los 13:15 minutos, aunque la comparación no puede ser directa, pues los calderones habilitados por Furrer en la partitura hacen que en dichos compases la duración sea variable y dependa del criterio de cada director, si bien, en conjunto, la velocidad se situó en torno a corchea a 120: celeridad que podemos considerar un logro para un ensemble de nueva creación, como Arxis, y que aproxima su lectura a lo que en la cuarta escena de la ópera Begehren (1999-2001) es un desarrollo metronómicamente más ponderado de los materiales y de las ideas que still anticipaba.
Esa implacable velocidad y esa sensación de un ensemble hiperarticulado (dentado y con muescas) viene dada por la imagen que Beat Furrer manejó al componer still: la sonoridad electrónica de una sierra circular, con su poder y energía, los del propio mecanismo y filo cortante al rasgar la materia: punto de confrontación que multiplica el ruidismo, la rugosidad y la transformación de lo más puramente armónico, basculando una y otra vez still entre estos lenguajes. A ello se unen procesos de latencia en los que las técnicas extendidas dibujan una suerte de respiración, de fricciones y de roces suspendidos con un deje sciarriniano, aunando, con la de Helmut Lachenmann, a dos de las figuras que mayor influencia han tenido en Furrer. Todo ello resultó perfectamente audible bajo la dirección de un Nacho de Paz que apostó por clarificar esa furibunda articulación, contrastándola con lo más suspendido y confiando en la gran respuesta de Arxis, tanto en las técnicas extendidas como en velocidad, rubricando con buena nota el implacable torrente de música y complejidad en el que sus músicos nos han absorbido.
Siendo cuatro décadas más joven que Beat Furrer, resultaba evidente que la compositora valenciana Claudia Cañamero nos propondría otro universo completamente dispar en Gran Hotel Abismo (2021), septeto en el que viento, cuerda grave y percusión despliegan unas sonoridades de carácter teatral y ruidista, aunque algunos asomos melódicos y tradicionales también se deslicen en una pieza más ecléctica que las otras tres del programa, caracterizadas por su fuerte y unitaria personalidad artística.
Nos remite Gran Hotel Abismo tanto al homónimo libro de Stuart Jeffries como al artículo de György Lukács sobre la Escuela de Frankfurt y su ¿incoherente? forma de vida palaciega para unos pensadores que denunciaron (con criterios aún hoy válidos) los males del capitalismo. Quizás de ahí se derive el sarcástico humor y la fina ironía que Cañamero despliega en su partitura, la profusión de fricciones performativas de los músicos (efectuadas con su propia ropa), el uso de los megáfonos para distorsionar los mensajes o los choques entre materiales, evidenciando incoherencias, absurdos y discrepancias. A ello se une un poderoso concepto del septeto, con pasajes de sordinas en trombón soberbiamente desplegados por un muy expresivo Adrián Albadalejo y un contrabajo de pizzicati Bartók apabullantes, que bordó el siempre excelso Zacharias Faßhauer, músico residente en Frankfurt, así que quizás conozca con mayor hondura los entresijos filosófico-musicales desplegados en un Gran Hotel Abismo cuyo estreno hemos disfrutado por su eclecticismo, diversidad de técnicas y buena interpretación.
Tras una breve pausa para recomponer el orgánico instrumental, en la que Chus Álvarez presentó las dos partituras restantes, con su habitual buen criterio al facilitar claves de escucha al público de RESIS, pudimos gozar del estreno en España de ese monumento que es La lumière du noir (2010), obra de quien considero uno de los mejores compositores europeos del siglo XXI, el vallisoletano Alberto Posadas.
Tener a Nacho de Paz al frente de Arxis para interpretar La lumière du noir es un seguro de vida, dado el conocimiento que el ovetense demuestra de la obra (los ensayos, a los que pude asistir, fueron una lección al respecto). De Paz cuenta en su discografía con un disco referencial que recoge parte de la música camerística de Posadas, incluida La lumière du noir, en registro con el Klangforum Wien (NEOS, 2015). La lectura de Arxis no fue tan violenta desde el principio como la más furibunda del Klangforum: Nacho de Paz la ha trazado en mayor progresión dinámica, asegurando sus pulsos iniciales y las transformaciones (de inspiración pictórica, tachista) de sus armonías en ruido, así como la arquitectura de una pieza cuya plantilla instrumental pareciera mayor, dado el colosal volumen de sonido alcanzado por Arxis en los 14:50 minutos de su versión (en un recinto, cierto es, de baja altura, que ha proyectado el sonido como un cañón).
La lumière du noir, como las pinturas de Pierre Soulages, filtra la luz del negro una y otra vez, a través de un tratamiento textural en oleadas que nos hará pensar en Francisco Guerrero y en Iannis Xenakis: improntas ineludibles en Alberto Posadas que han vuelto a afianzar unos rizomas del estilo cuyo conocimiento por parte del público es tan importante, si este tipo de festivales quieren cumplir con una función no sólo artística, sino cultural, en un medio musical tan yermo de este tipo de estéticas y obras como lo es España. Que Arxis haya interpretado por primera vez en nuestro país, y de forma tan poderosa y convincente, La lumière du noir, supone plantar una nueva semilla.
Claro que, si de rizomas estilísticos hablamos, el que conduce de Beat Furrer a Hugo Gómez-Chao es tan directo como, quizás en libro delle immagini V -im Weiten, Leichten, Kalten- (2023), propiciador de un nuevo lenguaje en el compositor coruñés; especialmente, en la segunda y en la tercera parte de esta página para diecisiete músicos; mientras que el que podríamos denominar allegro inicial sigue la estela de la propia still, con su velocísimo “delirando, unruhig”, marcado por Gómez-Chao con corchea a 112-120. Velocidad de crucero, por tanto, puesta al servicio de una constante articulación que transforma la armonía en ruido, y viceversa, haciendo música los reflejos de la carne y de la sombra que podemos leer en el episodio de Narciso en las Metamorfosis de Ovidio (texto que ha inspirado todo un ciclo de partituras a Hugo Gómez-Chao en los últimos años, ya desde …sino con la presencia y la figura [2019], también estrenada en RESIS, y llegando hasta sus actuales piezas romanas).
«Cuerpos desapareciendo en la violencia de un torbellino. Es una huida desastrosa en plena noche. Quiero que el sonido sea lo único que dé constancia de esa falta. Quiero que el sonido borre todo por completo, que nada pueda resistirse a desaparecer; que nada mantenga el nombre propio». Tras esta huida, así descrita por el compositor coruñés, la estructura de libro delle immagini V nos sorprende, concluido el allegro, con una coda y un adagio que reformulan la sonoridad previa del ensemble y lo convierten en una llama congelada, a la que se asoman los ecos de dos compositores italianos, Giacinto Scelsi y Luigi Nono, que parecen haberse infiltrado, aún más, en la música de Hugo Gómez-Chao durante su actual residencia artística en Real Academia de España en Roma, tanto por la delicadeza de su escritura microtonal como por los atávicos fortísimos del metal que, como un grito desgarrador, escuchamos en el compás 244 de la partitura, rompiendo brevemente el pianissimo con el que el adagio confiere una nueva perspectiva a los procesos previos, cual ascesis y eco de lo que fue pasión.
Es, el de libro delle immagini V, un adagio de profunda emotividad, así como confesional hasta el tuétano; rilkeano, en su retrato de la ausencia del ángel ido; un adagio que retoma, desde un lenguaje poderosamente propio del siglo XXI, plagado de ecos del propio Lachenmann, la elocuencia y el ardor del Romanticismo, convirtiéndolo en una síntesis que va del ruido, en el piatto de la percusión, a un desolador acorde en Re menor del quinteto de cuerda que es Mahler reencarnado. El ppp del final de la Novena sinfonía del bohemio se convierte, ahora, en el lento glissando en morendo de un contrabajo que entierra la llama previamente congelada en el silencio, rubricando una unión de emoción, lucidez estructural y dominio de los materiales como nunca antes le habíamos escuchado a Hugo Gómez-Chao. Sin duda, la esplendorosa versión de este estreno, a cargo de Arxis Ensemble y Nacho de Paz, ayudó a que lo viviésemos de un modo tan intenso, como el conjunto de un concierto tan complejo como soberbio.
Paco Yáñez
(Fotos: Xurxo Gómez-Chao / Festival RESIS)