El dilema de las voces agudas en las cantatas de Bach
Uno de los muchos frentes de batalla que aún tiene abiertos el historicismo musical es el empleo en la actualidad de voces femeninas adultas para interpretar las arias y los dúos de las cantatas sacras de Johann Sebastian Bach, pues sabido es que esos roles eran asumidos en su tiempo por niños (o por adolescentes), dada la prohibición existente en diversas regiones alemanas de que las mujeres cantaran en la iglesia. No hay nada que resulte menos auténtico que esta práctica, pese a que, paradójicamente, ha sido adoptada de forma casi unánime, incluso por los directores historicistas más recalcitrantes.
Es cierto que las tinieblas reinan en este escenario, pues tampoco hay nadie que sea capaz de explicar con elocuencia científica cómo eran las voces de aquellos niños. Todo apunta a que en la época de Bach los niños mudaban la voz más tarde que hoy. Hay datos que prueban que aquellos niños que empleaba Bach para las partes de soprano y de alto habían cumplido los 16 o 17 años. Incluso, los 18. La deducción a la que se llega es que, aunque solo fuera por los muchos años de aprendizaje que llevaban a sus espaldas, esos niños estaban indiscutiblemente más preparados en el aspecto técnico de lo que pueda estar en nuestros días cualquier niño dotado de una cierta destreza vocal.
El empleo de cantantes masculinos para las arias y dúos de las cantatas sacras bachianas podría zanjar, al menos parcialmente, el debate, sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos años han aparecido voces blancas de hombres de incuestionable calidad. Me refiero en concreto a ciertos sopranistas (sabido es que, por regla general, los sopranistas rechazan que se les incluya en el mismo saco que a los contratenores). Pero esto no resuelve el dilema por completo: las voces de aquellos solistas infantiles (o adolescentes) que tenía a su disposición Bach, ¿sonarías igual que las de Bruno de Sá, Samuel Mariño, Alexander Orellana, Nicolò Balducci, Federico Fiorio, Maayan Licht o Rafael Quirant, por citar solo a algunos de los sopranistas que destacan hoy?
La Nederlandse Bachvereniging (Sociedad Bach Neerlandesa) emprendió hace unos años un proyecto consistente en grabar toda la música que se conserva del Kantor de Leipzig (las grabaciones se ofrecen gratuitamente en YouTube). Junto a cada obra grabada aparecen explicaciones sobre la misma por parte de los intérpretes. En el caso de la cantata Bereitet die Wege, bereitet die Bahn BWV 132, la soprano Julia Doyle reconoce lo demandante que es la parte para soprano de esta obra y deduce que Bach debía de tener a su disposición niños sopranos realmente extraordinarios (“incluso, aunque fueran sopranos adultas, estas debían de ser asombrosas”, sostiene Doyle).
“Hay páginas y páginas de semicorcheas [en esta cantata], sin un resquicio para poder respirar. La única forma es respirar entre dos semicorcheas, lo cual no es suficiente para llenar la siguiente frase”, explica la soprano inglesa. En las imágenes de los ensayos se aprecian los grandes esfuerzos que Doyle tiene que hacer para salir del apuro. Menciona, asimismo, el problema de emplear en esta cantata el diapasón 465 Hz, por lo extremadamente alto que es y por lo incómodo que resulta para el cantante. “Es como conducir un coche todo el tiempo con una marcha que no es la adecuada”, señala.
Son explicaciones interesantísimas que ayudan a comprender la interpretación de esta cantata y, de paso, a hacernos una idea de la cualificación que debía de tener el niño soprano para el que Bach escribió esta pieza. Doyle también deduce que la complejidad suprema de esta cantata tiene que ver con el propio mensaje litúrgico del texto: “Preparad el camino, preparad la senda! / Preparad el camino / y haced que la vereda / en la fe y en la vida / quede totalmente llana para el Altísimo / el Mesías se acerca!”. Es un símil de los escollos que presenta la existencia terrenal para poder acceder a la vida eterna.
En este otro vídeo se puede ver y escuchar íntegramente la cantata interpretada en concierto por Doyle junto a la orquesta de la Nederlandse Bachvereniging, dirigida en esta ocasión por el oboísta Alfredo Bernardini.
En su momento, tanto Nikolaus Harnoncourt como Gustav Leonhardt buscaron voces de niños que pudieran hacer frente a esta música (más para las dos grandes pasiones que para las cantatas), pero solo dieron con Panito Iconomou (miembro del Tölzer Knabenchor), a quien se puede escuchar en este vídeo cantando el aria Es ist vollbracht de la Pasión según San Juan. Iconomou (ya no con el diminutivo de Panito, sino con su auténtico nombre de Panajotis) ha seguido cantando como bajo-barítono al alcanzar la edad aldulta, pero nunca ha terminado de despegar.
Caso parecido al de Iconomou es el de Max Emanuel Cencic, quien en una entrevista con SCHERZO recordaba que sus primeros pasos como cantante profesional los dio en una gira por España, con solo 7 años, precisamente cantando esas mismas arias para alto de la Pasión según San Juan. En este vídeo se le puede escuchar cantando la peliaguda aria que da título a la cantata Jauchzet Gott in allen Landen BWV 51 .
Eduardo Torrico