Vuelta a empezar
El inopinado nombramiento de Christoph König como nuevo director titular de la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española y, por tanto, la no continuidad en su puesto de Pablo González —con contrato hasta agosto de 2023— ha vuelto a poner de actualidad, esta vez con visos propios del cotilleo musical, a un conjunto sinfónico al que siempre hemos apoyado en Scherzo y que ha sido en unas cuantas ocasiones asunto propio de esta página editorial.
Como sucede en cualquier colectivo, lo que pasa dentro suele variar respecto a lo que se ve desde fuera. Pero esta vez lo que se veía, o mejor, lo que se oía era a una buena orquesta que parecía haber encontrado, con todo pese a las limitaciones de la pandemia, una saludable velocidad de crucero junto a quien es desde hace años uno de los mejores directores de orquesta españoles. Digamos que, para empezar, la puesta en escena no pudo ser menos afortunada. De golpe y porrazo, mientras se presentaba la próxima temporada, se anunciaba también el cambio con la presencia de los implicados, sobre todo de un González que no merecía ese trato. Del mismo modo que se intuyó perfectamente en su día, por distintas razones, el fin de etapas como las de Arpad Joó, Carlos Kalmar o la segunda de Miguel Ángel Gómez Martínez, aquí la noticia cogió a todo el mundo por sorpresa. No se dio explicación suficiente ni artística ni organizativa para tal decisión con la que la ORTVE vuelve a empezar cuando parecía que las cosas iban por buen camino. Cualquier empresa tiene todo el derecho del mundo a cambiar de responsables, pero cuando se trata de un ente público la transparencia y el razonamiento son perfectamente exigibles, también para que las manos que mueven los hilos no se adviertan algo borrosas. Y, a partir de ahí, que vengan los elogios o las críticas.
El episodio tenía lugar, además, cuando el nuevo presidente de la Corporación RTVE, José Manuel Pérez Tornero, empezaba a manifestar sus proyectos, incluida una nueva estructura. No sabemos nada acerca de lo que piensa de la Orquesta y el Coro, lo que, a poca experiencia que se tenga de asuntos como este, para muchos será casi mejor. Pareciera valer más pasar desapercibido que sacar la cabeza para decir “aquí estoy yo”, no sea que alguien quiera colocarse la medalla de la restricción, durante tanto tiempo tan valorada. Pero la realidad es que desde la música se espera el apoyo explícito, y diríamos de nuevo que definitivo, a la ORTVE y a su Coro. Su trabajo presente está ahí, sus ciclos de abono, el de Jóvenes Músicos, las Noches del Monumental, sus programas de música de cámara, su compromiso con la música española… También la necesidad de renovar su público, de dinamizar su imagen, de ser verdaderamente atrayente desde un espacio tan poco propicio como el Monumental madrileño. Su futuro encaja perfectamente en las ideas que el nuevo presidente ha dejado caer acerca del sentido de la radio y la televisión públicas, de su papel incuestionable en el desarrollo cultural de un país todavía con tantos déficits como el nuestro. La ORTVE es un conjunto lleno de posibilidades, no ya por su calidad intrínseca sino por lo que puede y debe aportar a esa idea estratégica de servicio cultural.
Es necesario advertir, una vez más, que música es también música clásica y que música clásica es también música actual. Y que las orquestas de la radio y la televisión han sido históricamente vehículos de la creación contemporánea. Cuando en los medios se ha hablado de la crisis musical originada por la pandemia —y la ORTVE supo responder con su actividad como debía— se ha hecho alusión prácticamente siempre a la música pop o al rock, muy pocas veces —y sólo en los medios especializados— a lo que llamamos música clásica. Y, sin embargo, en pocos días la realidad se ha impuesto inexorablemente: mientras cuatro jóvenes intérpretes españoles —Juan Pérez Floristán, María Dueñas, que será artista residente de esta orquesta la próxima temporada, Javier Comesaña y Julio García Vico— ganaban premios internacionales del máximo prestigio en el mundo de la música clásica, el representante de RTVE en el Festival de Eurovisión ocupaba la penúltima plaza de veintiséis finalistas. Quizá haya que tomar nota. ¶
(Editorial publicado en el nº 375 de SCHERZO, de julio-agosto de 2021)