VILABERTRAN / Un Prégardien magistral en un memorable ‘Canto del cisne’

Vilabertran. Canoníca de Santa María. 17-VIII-2023. Christoph Prégardien, tenor. Daniel Heide, piano. Obras de Schubert.
Cuando Christoph Prégardien y el pianista Daniel Heide concluían con Der Atlas la interpretación del Canto del Cisne de Schubert, se producía entre el público una reacción unánime: habíamos asistido a uno de los recitales de mayor intensidad musical vividos en los largos años de historia de la Schubertíada de Vilabertran.
En un lejano 1994, la Schubertíada invitaba por primera ocasión al genial tenor lírico y, con esta, son ya trece las ocasiones en que Prégardien ha desplegado su arte por Vilabertran. Acompañado al piano por Daniel Heide, otro de los fetiches del ciclo ampurdanés y que desde su debut en 2018 atesora catorce apariciones, la inteligencia, sabiduría y musicalidad de Prégardien se congeniaron para ofrecernos una recreación en las que se dieron cita la inteligencia interpretativa y una intensa emotividad expresiva.
Desde su mítica aportación discográfica en 2008 con el acompañamiento de Andreas Staier, su paso por el Canto del Cisne ha sido un ejemplo de cómo cada palabra del dramatismo poético de Rellstag y Heine debe cobrar el justo equilibrio en la dicción. Prégardien opta por alterar el tradicional orden cronológico del ciclo e iniciar la primera parte con Abschied y concluirlo con Frühlingssehnsucht. Tras una pausa incluyó los tres desoladores lieder que integran las conmovedoras Canciones del arpista de “Willhem Meister”, como preámbulo a los lieder sobre poemas de Heine iniciados con Das Fischermädchen y finalizados en esta ocasión con Der Atlas.
Su voz de tenor lírico, cada vez más “abaritonada”, atesora un sinfín de matices para sumergirse magistralmente en la calidez de Ständchen, en la naturalidad de Libesbotschaft y cantar Kriegers Ahnung con la vehemente intensidad dramática que despliegan los versos que describen el presentimiento del guerrero. En el canto de Prégardien nada es fruto del azar; todo se rige bajo un control meticuloso para que su voz fluya con una asombrosa naturalidad.
Si cabe, todo cobraría aún mayor intensidad en la segunda parte del recital cuando recaló en los tres poemas de Goethe que integran las Canciones del arpista de “Wilhelm Meister”; Prégardien incidió en la vertiente más angustiosa, mediante una interpretación propensa a un estilo declamatorio, a caballo entre el cantado y el recitado.
El piano de Daniel Heide, magistral por su precisión técnica y musicalidad intensa a lo largo de todo el recital, era un sustento ideal para que Prégardien recreara esta atmósfera tenebrosa, sombría, conmovedora y melancólica en su retorno al Canto del Cisne, ahora con los poemas de Heine.
El tenor entregó su voz corpórea y sumamente prístina en el registro agudo de su tesitura, a una versión conmovedora de Am Meer, a un dramatismo tenebroso en Der Doppelgänger para culminar el ciclo con una turbadora y poderosa recreación de Der Atlas. Un ejemplo del dominio de las emociones, de la precisión en expresión de la palabra y en una musicalidad que Prégardien y un Heide admirable, elevaron hasta lo sublime.
Pero el paso de Prégardien por la Schubertíada también dejó huella en el programa Lied the future, la vertiente pedagógica iniciada en 1994 y que desde 2018 se complementa con la Academia de la Schubertíada. El tenor impartió una clase magistral dirigida a alumnos aventajados y con un gran porvenir en el mundo del lied, los pianistas Amadeus Wiesensee y Anna Gebhardt y la soprano Katja Maderer y el barítono Jonas Müller, se beneficiaron de las enseñanzas del maestro. en la tarde del viernes un concierto donde desplegaron un talento interpretativo que les augura un futuro más que prometedor. Atención a la cálida voz de la soprano Katja Maderer, fascinante su Phidylé de Duparc, y al aplomo y proyección vocal de un Jonas Müller espléndido todos los lieder de Schubert y Schumann escogidos para la ocasión. Gran aportación de los dos pianistas, sirviendo un equilibrado acompañamiento para las voces.
Lluís Trullén
(fotos: Silvia Pujalte)