VALLADOLID / Correctísimo clasicismo
Valladolid. Centro Cultural Miguel Delibes (Auditorio). 30-III-2019. Clara-Jumi Kang, violín. Director: Vasili Petrenko. Obras de Schubert, Korngold y Brahms.
José Miguel González Hernando
La presencia de Vasili Petrenko [en la foto] (San Petersburgo, 1976) en el Centro Cultural Miguel Delibes siempre es recibida con expectación por los numerosos admiradores con los que cuenta entre los abonados. Especialmente en la música rusa es donde más se le valora, al descubrir al público una nueva forma de dirección marcada por una autoridad incontestable. En esta ocasión, se presentaba con un programa tan clásico en su diseño (obertura, obra concertante y sinfonía) como correctísimo e impoluto en su interpretación.
La cuerda, magníficamente liderada por el concertino Teimuraz Janikashvili, fue un sustrato bien compactado sobre el cual el resto de los profesores pudieron ejercer su magisterio siguiendo la docta cátedra que les guiaba desde el podio. La obertura Rosamunda sonó clásica, canónica, perfecta, como igualmente el Concierto para violín y orquesta op. 35 de Korngold. Clara-Jumi Kang (Mannheim, 1987) obtiene de su Stradivarius un sonido límpido, ausente de fisuras o estridencias, con apenas vibrato, muy delicado y de una eficacia y sutileza irreprochables, hasta el punto de caer tal vez en una musicalidad aséptica, como también se comprobó en el bis, un Bach lineal y perfectamente ejecutado pero ni emocional ni cerebral.
La Cuarta de Brahms fue dirigida con alegría (que no ligereza), demorando el tempo en el segundo movimiento y acelerándolo en el tercero que acentuaba su final contundente y enérgico. Fue una versión en la que se puso en relieve el carácter más conservador del compositor, más cercano a Beethoven que sus coetáneos, algo que para la orquesta no es nuevo, ya que se desenvuelve con soltura en una obra que ha interpretado en numerosas ocasiones, y que sonó recogida, acaramelada, sumamente rica en timbres y muy matizada.
Muchos aplausos finales del público para Petrenko, quien respondía agradecido llevándose la mano al pecho, y también de la propia orquesta con la que es palpable una gran sintonía. No en vano, ha sido principal director invitado de la OSCyL durante ocho temporadas (entre 2006 y 2014) y posteriormente ha regresado con regularidad. Por ello sorprende, cuando menos, que en su biografía (del programa de mano, de su web, de su agencia) se omita a la formación castellanoleonesa.