VALDEGOVÍA / Ecos que no cesan
Valdegovía. Iglesia de San Martín de Bachicabo. 27-VII-2019. Cuarteto Quiroga. Obras de Arriaga y Schubert.
Ni un alma más cabía en la diminuta iglesia alavesa de San Martín de Bachicabo para escuchar al Cuarteto Quiroga en el concierto final de la Schubertiada de Valdegovía, cuna del maestro del barroco Juan García de Salazar. Desde la entrada en forte del Cuarteto en Re menor de Arriaga el sonido del conjunto colmó, llenó e inundó la nave del templo aún sin suplantar la naturaleza íntima de la velada. En la pieza, la primera, la más equilibrada e impetuosa de las tres que componen el 1er Livre de Quartours, el Quiroga buscó líneas claras y realizó un retrato sutil pero descarnado del adolescente Arriaga, confiriéndole una mirada incisiva que, desde el dominio formal y la gracia heredada de los grandes clásicos, alcanzaba en determinados instantes la voz del drama, como una realidad trágica asomando entre la ficción.
De Arriaga quedó en la iglesia la imagen de un joven que quería vivir más allá del aire que tenía y de Schubert dejó el Quiroga la de un hombre profundamente consciente de la dificultad de abrirse paso en la vida y herido, precisamente por ello, de muerte. De Arriaga se puede admirar la escritura de sus cuartetos, pero obras como el Cuarteto para cuerda en Re menor D. 810, “La muerte y la doncella, son de esas que se reescuchan cada vez que se escuchan, pues su eco es incesante, no termina nunca, dada su identificación con lo más hondo de la vida. El Quiroga ofreció bravura en el Allegro inicial y, sobre todo, un relato estremecedor en el Andante con moto, secundado por la solidez de los graves, una exquisita templanza en el tono y el encanto que desprendía el lugar. Que los dos movimientos finales no soportasen el peso de los dos iniciales no iba con ellos sino con la propia obra, ferozmente humana también en sus imperfecciones.
Asier Vallejo Ugarte