MADRID / Una tarde Biedermeier con Matthias Goerne
Madrid. Teatro Real. 29-IV-2019. Matthias Goerne, barítono. Camerata Salzburg. Director: Gregory Ahss. Obras de Schubert y Chaikovski.
Hay obras importantes de la historia musical que difícilmente se pueden programar por no coincidir con los dispositivos habituales en los conciertos. Son las que exigen una camerata, un conjunto algo mayor que una reunión de cámara y algo menor que una orquesta sinfónica. De estas cameratas se consiguen extraer, si cabe, cuartetos, quintetos y demás parentela camarística y así cubrir piezas que nos gusta escuchar en vivo y debemos conformarnos oyendo su reproducción eléctrica.
Con este presupuesto se armó el concierto del caso. Tuvo, además, un cierto encanto Biedermeier, de reunión amistosa en el salón de una casa burguesa del Ochocientos, con la intimidad que exige determinada música y, de paso, en manos y voces tan calificadas con la de esta tarde primaveral.
El arte de Goerne es bien conocido y admirado en Madrid y evita cualquier presentación. Dado el menú elegido, su calidad íntima y amistosa resultó idealmente adecuada. Goerne siempre convierte la sala de conciertos en un ambiente cordial y amigable. Una voz a la vez viril y delicada, unida a una emisión refinadísima, a una alternancia de registros que domina ampliamente luces y sombras, todo funcionó de modo impecable en esa media docena de canciones schubertianas para voz y pequeño conjunto. Monólogos, diálogos, confidencias, suaves lamentos y arrestos de patetismo, todo supo exponerlo, una vez más, Goerne con su ineludible maestría.
El conjunto salzburgués resultó igualmente inobjetable, dadas su calidad tímbrica, su adecuación discursiva y su equilibrada presencia junto al solista. En la Serenata para cuerdas de Chaikovski la destilada timbración de los arcos lució de modo previsible, lo mismo que el desenfadado lirismo y la elegante sentimentalidad de la obra.
Blas Matamoro
(foto: Javier del real – Teatro Real)