Un libro explora las relaciones entre la ópera y el cine
Las relaciones entre la ópera y el cine se remontan incluso a las décadas anteriores al nacimiento oficial del séptimo arte, en las postrimerías del siglo XIX. Para muchos analistas, los dramas musicales de Wagner prefiguran avant la lettre las técnicas y la filosofía del discurso cinematográfico. El filósofo Eugenio Trías, en su ensayo titulado Lo bello y lo siniestro, dejó escrito que ‘el cine es hijo de la ópera; el ideal de obra de arte a que la ópera aspiraba’.
Y es precisamente con esa frase del fallecido pensador catalán con la que han decidido abrir Jaume Radigales e Isabel Villanueva Benito el volumen Ópera en pantalla (del cine al streaming) que acaba de publicar la editorial Cátedra en su colección ‘Signo e imagen’. El libro explora con voluntad abarcadora no solo la fértil -y en ciertos aspectos sorprendente- incursión del mundo de la ópera durante el periodo del cine mudo y la más natural con el cine sonoro, sino que, en su segunda parte, explora y reflexiona acerca de las relaciones entre la ópera y las pantallas no cinematográficas: la televisión, el vídeo, los ordenadores domésticos, teléfonos móviles y tablets, hasta desembocar en el actual y pujante mundo del streaming.
Quizá Ópera en pantalla no constituya la primera monografía en castellano que trata un apasionante tema sobre el que han corrido ríos de tinta en los principales idiomas occidentales (recordemos el volumen Pantalla lírica, de Rafael de España Renedo, publicado en 2011 por la Diputación Provincial de Badajoz) pero sí el primero con auténtica voluntad actualizadora al incluir el complejo y expansivo universo digital.