Alexei Stanchinski: Un genio ruso malogrado
ALEXEI STANCHINSKI:
Obras para piano. Peter Jablonski, piano. Ondine
En la evolución de la música rusa, Alexei Stanchinski representa la gran promesa frustrada. Alumno de Serguei Taneyev y Alexander Grechaninov, fue presentado a Tolstoi como el siguiente genio musical ruso; sin embargo, poco tiempo después su salud mental se derrumbó en medio de una doble crisis familiar. Tras la muerte de su padre en 1910, cuando Stanchinski tenía 21 años, su madre se negó a que se casara con su amante embarazada, hija del administrador de la finca. Aquejado de depresión y alucinaciones, Stanchinski visitó a los mejores especialistas rusos en enfermedades nerviosas y adquirió el hábito de quemar cualquier obra nueva que pusiera sobre el papel.
En marzo de 1914 dio un recital que hizo época en la sala pequeña del Conservatorio de Moscú. Seis meses después, mientras intentaba visitar en secreto a su amante y al hijo de ambos, se cayó a un río y murió; tenía 26 años. La causa de la muerte se registró como ataque al corazón, aunque no se puede descartar el suicidio.
A pesar de su piromanía, se conserva una buena parte de su obra para piano solo, encabezada por una sonata de 11 minutos, fechada en 1906. El pianista sueco Peter Jablonski se ha propuesto recuperar esta música desconocida. Su álbum impresiona tanto por la inteligencia de la interpretación como por la sustancia de la música.
Stanchinski ocupa un territorio tonal a medio camino entre Rachmaninov y Scriabin, una amalgama de supurante desdicha y locura visionaria. Su escritura concede una inusitada importancia al registro grave del piano y es fácil suponer que no suena demasiado alegre. Pero justo cuando uno está a punto de rendirse, el tipo sombrío ofrece algo parecido a un riff de ragtime a lo Scott Joplin en un repentino cambio de humor. No estoy seguro de que pudiera aguantar un recital entero con obras de Stanchinski, pero no hay duda de que este desconocido compositor merece figurar en cualquier estudio sobre el pianismo ruso. Huelga decir que Jablonski traduce con gran fervor el universo musical de este genio malogrado.
Norman Lebrecht