Ugorski, nos dejó un rebelde
El pianista ruso Anatol Ugorski ha fallecido este 5 de septiembre, a los 80 años. Ugorski, nacido en Rubtsovsk, en las cercanías de la frontera con Kazajstán, en 1942, sufrió represión en la extinta URSS y finalmente tuvo que escapar, como tantos otros, al oeste. Afincado en Alemania, su magnífica técnica y su libérrima, muy personal aproximación a muchas grandes obras del repertorio, pero también su apasionada defensa de Boulez o Messiaen, causaron tanto rechazo en la URSS como fascinación cuando aterrizó en Occidente.
Fue a finales de 1993 cuando SCHERZO (nº 80, Diciembre de 1993) publicó una sabrosa entrevista (como todas las suyas) que le había hecho José Luis Pérez de Arteaga, tras la cual figuraba un artículo de quien esto firma que analizaba su figura y sus modos en el piano, en aquel momento basados en lo que los primeros discos para DG nos permitían apreciar. Ugorski figuraba en la portada, con el titular significativo “Rebelde con causa”. Vino a Madrid, para el concierto del VIII aniversario de Scherzo, ese mismo mes (diciembre de 1993). Quien suscribe tuvo la ocasión de presentarle, junto al citado José Luis Pérez de Arteaga y a Javier Alfaya, ambos ya fallecidos también, en la Residencia de Estudiantes de Madrid.
Aquel concierto nos regaló unas interpretaciones tan libres como extraordinarias de la Sonata “Los Adioses” de Beethoven, las Davidsbündlertänze de Schumann y los Tres Movimientos de Petrushka de Stravinski. La crítica madrileña, como reflejó SCHERZO en un resumen de la misma (nº 81, Enero-Febrero 1994) quedó cautivada. No era un intérprete convencional, pero sí un pianista con personalidad, con convicciones sólidas, alejado de divismos y convencido de su camino. Nos dejó magníficas interpretaciones de los Cuadros de una exposición y exquisitas recreaciones del Catálogo de los pájaros de Messiaen, pero también más Beethoven (Diabelli) y Brahms (Tercera sonata), además de Scriabin (Concierto) y Schubert (la Wanderer, llevada justamente al disco junto a las mencionadas Danzas de Schumann).
Como era de esperar, la grabación de Messiaen fue una ruina económica, y DG, en los inicios de la nueva era del disco, donde primaban rentabilidades y otra escala de valores, lo apartó (como a otros) de su sello. Ugorski se centró entonces en la enseñanza y, desgraciadamente, no volvimos a escucharle por estos pagos. Tampoco a su hija Dina, que falleció prematuramente por cáncer a los 46 años. Muchas veces he recordado aquella velada en la Residencia de Estudiantes, cuando, con su fino humor, ejecutó, en el viejo piano de cola de la Residencia, la Marcha Militar de Schubert. Pero no sin antes haber contestado, a pregunta de José Luis, que, de Scriabin, le gustaba “todo”, y de Prokofiev “bastantes cosas”. Descanse en paz un gran pianista y un músico honesto y de sólido criterio. Vuelvo a sus grabaciones siempre con cariño e interés. Es una de esas personalidades que me alegro profundamente de haber conocido en persona.
Sirva este tercer movimiento de Petrushka para recordar su arte:
Rafael Ortega Basagoiti
(foto: DG)