TOULOUSE / Clásica puesta en escena de ‘Los pescadores de perlas’ de Bizet
Toulouse. Teatro del Capitolio. 28-IX-2023. Anne-Catherine Gillet, Matthias Vidal, Alexandre Duhamel, Jean-Fernand Setti. Orquesta y Coro del Teatro Nacional del Capitolio. Dirección musical: Victorien Vanoosten. Dirección de escena: Thomas Lebrun. Bizet: Los pescadores de perlas.
La temporada 23/24 del Teatro del Capitolio se inauguró con un espectáculo que no podía ser más “tradicional” en su producción –algunos estarán encantados, mientras que otros se ofenderán…– con Los pescadores de perlas de Georges Bizet, confiada al cuidado del coreógrafo Thomas Lebrun, director del Centro coreográfico nacional de Tours. Naturalmente, la danza está muy presente, por no decir omnipresente, con doce talentosos bailarines del Ballet del Capitolio (seis hombres y seis mujeres) que alternan e incluso mezclan figuras del ballet clásico y de la danza tradicional india. Al igual que todos los protagonistas del drama, van ataviados con un variado y colorido vestuario diseñado por David Belogu. El resto de la producción cuenta con decorados sencillos de estilo oriental, una gran estructura de bambú diseñada por Antoine Fontaine, bañada por una iluminación mayoritariamente azulada del mago y diseñador de iluminación Patrick Méeüs. La puesta en escena es todo lo “clásica” que se puede desear, con el objetivo de transmitir lo más explícitamente posible la ingenuidad sin adornos del libreto de Cormon y Carré, que puede ser convencional pero es menos inepto de lo que a veces se pinta. Sin embargo, la dirección de actores falla aquí con demasiada frecuencia.
Los dos grandes habituales en sus roles, Anne-Catherine Gillet como Leïla y Alexandre Duhamel como Zurga, despiertan siempre el mismo entusiasmo. La primera posee los recursos ideales para su personaje, con su sólida voz de soprano lírica, capaz de plenitud y potencia, sabiendo al mismo tiempo aligerarse, las vocalizaciones del final del primer acto no le plantean ningún problema. Mejor aún, termina su cavatina del acto II (“Comme autrefois”) con una cadencia soberbia, sonando como en un sueño. Alexandre Duhamel es un Zurga ideal, con un timbre sonoro que proyecta resplandor sin exceso, un fraseo hermoso, una energía rítmica encomiable y un registro inferior impecable. El Nadir del contratenor francés Mathias Vidal es más problemático, como lo fue su Nemorino en Rennes el pasado mes de junio: ni el repertorio romántico francés ni el bel canto italiano parecen encontrarse en su terreno (vocal), con un estilo de canto espasmódico al que le falta demasiado legato, y una actuación “neurótica” que acaba por resultar cargante. Cuando estás entre los dos o tres mejores cantantes en tu repertorio preferido (canción francesa del siglo XVIII), más vale que sigas brillando ahí en lugar de decepcionar en otros, ¿no crees? Por otra parte, no hay nada que reprochar en el Nourabad del bajo francés Jean-Fernand Setti, al que presta tanto su impresionante estatura como sus imponentes recursos. Su atuendo también llama la atención, con su traje rojo brillante, sus anchas hombreras, su collar de perlas de varias vueltas, su cetro en forma de cobra y ¡su cara pintada de verde!
En el foso de la orquesta, el joven director francés Victorien Vanoosten y la Orquesta Nacional del Capitolio de Toulouse supieron sacar sin esfuerzo todas las fragancias de esta magnífica partitura, y hacer palpitar el fraseo sin que la tensión decaiga en ningún momento. Hay que saludar también la actuación del coro titular que, aunque sufrió algunos pequeños lapsus a lo largo de la velada, ofreció sin embargo un soberbio “Sur la grève en feu”.
Emmanuel Andrieu
(foto: Mirco Magliocca)