Todo es un regalo

Uno de los mayores privilegios que uno puede tener es el de estar cerca de gente buena, con el corazón generoso y la sensibilidad grande. Me precio de tener una apreciable cantidad de personas así cerca de mí. Una de ellas, mi buena amiga Patrín García Barredo, admirable mujer y estupenda pianista, me remitió ayer lo que fue un verdadero regalo para mi espíritu: un documental, que hoy quiero compartir con ustedes.
El director de ese documental es el sudafricano Christopher Nupen, que ha dirigido muchos otros bien conocidos, desde el dedicado a Kissin que yo mismo mencionaba en el artículo sobre el pianista ruso publicado en el número de Scherzo de Mayo, hasta el famosísimo La Trucha, con Jacqueline Du Pré (protagonista también de otras películas de este mismo director), Daniel Barenboim, Pinchas Zukerman, Itzhak Perlman y Zubin Mehta.
Pero la protagonista del documental que comparto hoy con ustedes no es una gran figura del firmamento musical, sino un ejemplo de actitud vital, uno bien necesario en momentos como el que vivimos.
Alice Sommer Herz, nacida en 1903, fue una pianista checa de origen judío, que creció en una familia en la que el ambiente cultural era la norma, codeándose con nombres ilustres como Kafka, Mahler o Freud. Sommer sobrevivió al campo de concentración de Theresienstadt, siniestro lugar donde dio más de 100 conciertos, y vivió, tras haber pasado penalidades durante la primera guerra mundial y más aún durante su cautiverio en la segunda, hasta los 110 años.
Nupen filmó el documental sobre ella cuando Sommer tenía 106 años. Es toda una invitación para la reflexión escuchar cómo dice que la música le salvó, que el optimismo fue lo que le mantuvo viva. Pone los pelos de punta cuando describe cómo su marido, deportado a Dachau (donde finalmente moriría) le despidió diciéndole “no hagas nada voluntariamente a partir de ahora”. Al principio no lo entendió. Poco después los nazis pidieron “voluntarios” para gente que quisiera “seguir a sus familiares”. Ella recordó lo que su marido le había dicho… y eso la salvó.
Pero lo más impactante de todo es su actitud. Estremece y emociona a la vez incluso la generosidad, calma y equilibrio con la que habla de los nazis, con la que se aleja del odio para considerar que, al fin y al cabo, todos tenemos lado malo y lado bueno. Finalmente, resume su filosofía en una frase, cuya conclusión se convertiría finalmente en el título del documental: “La vida es bella, el amor es bello, la naturaleza y la música son bellas. Todo es un regalo”. Sommer fue una lección de vida, de dar luz a la sombra, de exprimir la felicidad que le dio la música. Ya bien centenaria, seguía tocando todos los días…
Creo que es un momento muy oportuno para ver este documental, para pensar sobre él. Y, en mi caso, para agradecer además dos regalos: el de la amistad con Patrín y el de este emocionante documental.
Rafael Ortega Basagoiti