SEVILLA / OBS & Onofri: Buscadores inagotables de la belleza
Sevilla. Teatro de la Maestranza. 4-06-2019. Orquesta Barroca de Sevilla. Violín y dirección, Enrico Onofri. Obras de Durante, Galuppi, Sammartini, Mozart, Sacchini y Mozart.
A propuesta del violinista y director Enrico Onofri (uno de los más firmes aliados de la Barroca de Sevilla sin ostentar cargo orgánico alguno) la orquesta despedía su temporada en Sevilla con un concierto en el Teatro de la Maestranza adscrito al epígrafe El amanecer del Clasicismo. Una mirada atrás que devino en un ramillete de composiciones con gran presencia de autores italianos, acaso como influencia del máximo responsable musical del concierto pero también como aviso a navegantes, el Clasicismo (cierto, al menos; y no desde luego el menos elocuente) nació en Italia.
Es difícil decir tantas cosas, y tan diferentes, con las tres obras que inauguraron el programa, dos Conciertos de Francesco Durante y Baldassare Galuppi y una Sinfonía de Giovanni Battista Sammartini. Por eso en conciertos como este la presencia de Onofri se hace casi obligada. Un director capaz de decirnos mil contrastes y enseñarnos cuántas músicas diferentes hay en unas páginas que otros podrían llevar a la más neutra atonía. Sucedía así en la página de Sammartini, en la que parecían convivir una lucha de tiempos y estéticas, el más palpitante y enérgico del barroco y la querencia por un alargamiento de la línea y la melodía del clasicismo.
La Barroca conoce tan bien a Onofri que este apenas tiene que dar indicaciones en el concierto, todo llega bien hecho y aprehendido de casa, de los ensayos. No se explica de otra forma la explosión de afectos y la velocidad marcial que desarrollaron durante la interpretación de la temprana Sinfonía nº10 KV 74 de Mozart.
En la segunda parte llegaría Haydn, aunque echamos de menos que en este Amanecer se hubiera recuperado, por ejemplo, una de las hermosas Sinfonías de Carles Baguer que tiene grabadas la OBS, algún guiño al siglo XVIII patrio. Tiene también en el debe la Barroca abordar el repertorio concertante para el fortepiano (¿para cuándo la interpretación con un solista invitado en el teclado? Se piensa, por ejemplo, en los Conciertos de Dussek, Myslivecek o los últimos de CPE Bach).
Desde luego, la Sinfonía ‘Le Soir’ de Haydn planteada estuvo al nivel de excelencia de lo esperado. Onofri entiende esta música como pocos (acaba de publicarse, por cierto, el disco Trauermusik, con la grabación de la Sinfonía nº44 y los mismos intérpretes) y lo hace gracias a una mirada que busca la autenticidad (sea esto exactamente lo que sea, lo entendemos, lo sentimos), a la postre, en la escucha, percibimos todo lo que nos quiere decir. “Buscad la belleza, es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo”, impelía el periodista Ramón Trecet en la despedida de un desaparecido programa de Radio 3. Y eso es lo que hace Onofri en cada comparecencia. En ese empeño explorador ayer contó con puntuales solistas para desgranar este Haydn inagotable y de referencia (a la altura de las absolutas referencias fonográficas de Thomas Fey y Giovanni Antonini): el violonchelo de Mercedes Ruiz y la flauta de Guillermo Peñalver, singularmente.