Schnittke para violín y piano
SCHNITTKE:
Obras para violín y piano: Suite al estilo antiguo, Polka Tango, Sonata, Madrigal en memoria de Oleg Kogan, etc. Daniel Hope, violín. Alexei Botvinov, piano. Deutsche Grammophon. 1 CD.
Virtuosismo y belleza. Una belleza inmediata en la que Hope brilla de manera fulgurante como enorme virtuoso; espléndidamente acompañado de Alexei Botvinov. Es inevitable evocar el Pulcinella de Stravinski a ante los cinco movimientos de la Suite en estilo antiguo, algunas de las cuales provienen del cine; de manera especial en danzas irresistibles como la del segundo, Ballet. Otros se limitan a evocar aquellos climas antiguos, bajo cuya denominación caben muchísimas épocas y estilos: como el Minueto, que evoca un acompañamiento de clave que sostuviera la línea del violín.
La Polka y el Tango que median entre la Suite y la Sonata son bromas musicales para virtuosos del violín; provienen de otras obras y son piezas maestras que rozan la música ligera. El Tango era una composición para el cine, pero… ¿no tiene Stravinski también su Polka y su Tango? Especialmente su Tango. Y no es solo la rítmica básica del tango lo que asemeja el de Stravinski y el de Schnittke.
Con la Sonata nos alejamos de lo clásico, salvo que consideremos que todo pasado lo es, aunque quede cerca. Ahora reina la disonancia, el cromatismo, en una expresividad nada subjetiva.
En el Madrigal en memoria de Oleg Kagan, Schnittke hace sonar un llanto por el gran violinista ruso; la línea se quiebra, el pianissimo se impone muy a menudo, magistral, todo un réquiem para violín solo.
Con el Congratulary Rondo volvemos al clasicismo en el sentido en que solemos entenderlo: música que evoca los siglos XVII y XVIII. Y de nuevo parece que estamos en Pulcinella. Desde luego, Schnittke no copia, sino que se inspira. Si alguien se sirvió de música ajena fue el propio Stravinski, ninguna de las piezas de su ballet son originales.
Cierra el recital una belle y curiosa pieza que surge de la navideña Noche de paz. Magnífico recital en el que Hope evoca su relación con Schnittke.
Santiago Martín Bermúdez