SAO PAULO / “El pavo de Navidad”, una comedia atonal

Sao Paulo. Theatro São Pedro. 15-XII-2019. Martinelli, El pavo de Navidad. Pedro Côrtes, Tati Helene, Daiane Scales, Tatiane Reis. Director musical: Miguel Campos Neto. Director de escena: Mauro Wrona.
El año 2019 fue atípico para la ópera brasileña. “Alma”, de Claudio Santoro; “Prism” de Ellen Reid; “Ritos de perpassagem” de Flo Menezes; “Orphée” de Philip Glass; “Vanessa” de Samuel Barber: las obras de los siglos XX y XXI jugaron un papel importante en la programación de los principales teatros del país. Y es significativo que la temporada termine con el estreno de “O Peru de Natal” de Leonardo Martinelli, que subió al escenario del Teatro São Pedro en São Paulo durante el fin de semana.
La ópera termina una trilogía iniciada en 2013 y basada en los ideales de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad, que reaparecen a través de la adaptación de textos de grandes autores brasileños, convertidos en libreto por el profesor y crítico de arte Jorge Coli. La primera ópera fue escrita por el compositor Ronaldo Miranda de “Niño y libertad”, de Paulo Bonfim; “El espejo”, el segundo, fue compuesto por Jorge Antunes de un cuento de Machado de Assis; y ahora Martinelli escribe “El Pavo de Navidad”, inspirado en el texto de Mário de Andrade.
Andrade es una figura central del arte brasileño en el siglo XX. Como teórico, fue uno de los fundadores del arte moderno nacional, proponiendo una producción inspirada en la cultura y el folklore (del cual Villa-Lobos era un símbolo). Como ficcionista, a través del universo psicológico de sus personajes, retrató una sociedad cambiante, marcada por la urbanización y la oposición entre estructuras patriarcales y ideales progresistas.
El cuento “O Peru de Natal” (“El Pavo de Navidad”) es un ejemplo de esto. Una familia se reúne para la cena de Navidad, la primera desde la muerte del patriarca. El joven Raúl le propone a su madre y a su tía comer un pavo, un plato reservado para ocasiones especiales. Y la cena se convierte así en un ritual de unidad entre los miembros de la familia y al mismo tiempo de la liberación de la memoria del padre, un padre “de naturaleza gris, desprovisto de cualquier lirismo, mediocre”.
En su libreto, Coli sigue de cerca la narrativa de Mario de Andrade, pero la expande. A partir de pequeñas sugerencias en el texto, crea arias en las que se desarrollan los personajes principales, como el momento en que la madre observa y comenta sobre el mundo que la rodea, el mundo de la Primera Guerra Mundial, o aquel en el que la Tía (Tidinha) recuerda su juventud de placer y deseo, en oposición al aburrimiento de la edad adulta. Raúl, a su vez, lidera la narrativa mientras se descubre en la familia.
Es una historia simple, pero solo en apariencia. Hay algo banal y absurdo en ella, pero también un humor delicado y un universo casi fantástico de sombras, encarnado en el recuerdo de la presencia del padre, del cual todos sienten la necesidad de liberarse. El libreto bien construido de Jorge Coli conserva estas cualidades. Y la riqueza de significado de la trama es recreada de manera muy eficiente por la producción del director Mauro Wrona. Las escenas de Giorgia Massetani evocan un entorno urbano de principios del siglo XX, pero este es un entorno oscuro y corroído por el tiempo. Y sirve como telón de fondo para una lectura casi surrealista de Wrona: por un lado, una dirección de actuación exquisita, por el otro, libertades como una pelea entre una gran muñeca que representa al padre y un pavo gigante. Del mismo modo, el final, en medio de un baile de carnaval, obtiene una lectura que coquetea con lo absurdo.
¿Y la música? No es difícil encontrar en la literatura musical del siglo XX la idea de que la ópera y las investigaciones de vanguardia son incapaces de vivir juntas. Leonardo Martinelli no está de acuerdo. El compositor reconoce su fascinación por el género. Y va más allá: cree que la música de invención puede encontrar precisamente en la ópera espacio para su difusión y para una nueva relación con el público.
Estas no son solo palabras. La partitura de “El pavo de Navidad” forma este conjunto de creencias. La música atonal se apropia de la estructura de los números (arias, recitativo, duetos, coro) para reinventarla a través de un discurso musical audaz y continuo que da poder al texto, especialmente en una lectura cuidadosa como la del director Miguel Campos Neto, frente a la Orquesta Juvenil del Teatro São Pedro. Y Martinelli, mientras construye un ambiente angular con su música, nota el humor sutil de la historia, evoca los sonidos del pavo en el passacaglia que abre la ópera o dialoga con funk o crea una “Sambista coloratura” para la escena del baile del Carnaval.
Debido a todo esto, y a la escritura vocal muy hábil, impresiona la madurez con la que Martinelli hace su debut como autor de ópera. Y el elenco llamó la atención. Tati Helene creó un delicado retrato de la Madre. Pedro Côrtes, como Raúl, compensó algunas dudas vocales con una excelente actuación escénica. Y Daiana Scales, como Tidinha, fue la gran revelación de la noche, junto a Tatiane Reis, como Rose, la “sambista coloratura”. Y el hecho de que sean todos, menos Helene, miembros de la academia de ópera del Teatro São Pedro, solo hace que este proyecto sea aún más especial, y un cierre de temporada prodigioso.
João Luiz Sampaio
(Foto: Heloisa Bortz)
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