SÃO PAULO / Una ‘Aida’ para el siglo XXI
São Paulo. Theatro Municipal. 4 y 5-VI-2022. Verdi, Aida. Priscila Olegário / Marly Montoni, Ana Lucia Benedetti / Andreia Souza, David Pommeroy / Paulo Mandarino, David Marcondes / Douglas Hahn, Savio Sperandio, Orlando Marcos. Coro Lirico. Coral Paulistano. Orquestra Sinfônica Municipal. Director musical: Roberto Minczuk. Directora de escena: Bia Lessa, directores.
El Theatro Municipal de São Paulo ha presentado una nueva producción de la Aida de Giuseppe Verdi. La ópera estaba prevista para marzo de 2020, pero tuvo que ser cancelada por el cierre de actividades provocado por la pandemia. Dos años después, la pandemia también ha pasado factura. Unos sesenta artistas, entre coro y orquesta, dieron positivo durante los ensayos y tuvieron que ser sustituidos. En una de las funciones, el tenor Paulo Mandarino abandonó el escenario después del primer acto sintiéndose mal: aún se estaba recuperando de los síntomas causados por la enfermedad.
Aida ofreció una lectura ‘política’ a cargo de la regista Bia Lessa. Sobre el escenario, cubos de cartón representaban pirámides deconstruidas. Esta deconstrucción está en el corazón de la versión de la directora brasileña. Para ella, Aida es una ópera colonialista, que habla de la opresión del pueblo etíope por parte de tropas dirigidas por sacerdotes egipcios.
En el primer acto, la artificialidad en los movimientos de los solistas parecía reforzar esta lectura que, a lo largo de la actuación, se fue intensificando. Durante la gran escena del segundo acto, se vio a soldados egipcios asesinando y violando a etíopes, mientras octavillas con la inscripción “sufrimiento” caían sobre el público para recordar que la gran celebración hacía referencia al sometimiento de un pueblo. Debido a ello, lectura de Lessa se centró menos en el majestuoso escenario egipcio y más en espacios vacíos, acaso proponiendo una posible reflexión a ojos de la sociedad actual sobre una ópera escrita hace 150 años. Su versión termina con un llamamiento a la paz. No la paz que pide Amneris, sino una paz en las relaciones entre los individuos: además del conflicto en Ucrania, la directora también se refiere a las actividades de las milicias armadas en el Brasil de hoy, apoyadas por el gobierno.
Esta mirada a lo contemporáneo ha sido la tónica de la producción del Theatro Municipal de São Paulo a lo largo de la temporada. En abril se presentaron Navalha na Carne de Leonardo Martinelli y Homens de Papel de Elodie Bouny. Ambas obras se inspiraban en textos del dramaturgo Plínio Marcos, que en sus obras narraba la vida en las calles de São Paulo. En mayo, se ofreció la ópera Café de Felipe Senna, basada en un texto de Mário de Andrade sobre una revolución de los trabajadores rurales.
Musicalmente, Aida sufrió las bajas provocadas por la pandemia, y en ese escenario destacó el director Roberto Minczuk, que supo mantener la fluidez teatral del espectáculo y siguió de cerca a los cantantes. No obstante, el elenco de solistas en general se desempeñó bien. El sábado 4, la soprano Priscila Olegário construyó una Aida delicada y sensible, mientras que el domingo 5 Marly Montoni retrató la furia de una princesa esclavizada. David Marcondes fue un Amonasro fiero.
En el papel de Amneris, Ana Lucia Benedetti y Andreia Souza ofrecieron distintas lecturas: la primera, aristocrática, trabajando magistralmente los colores de la voz hacia la gran escena del cuarto acto; la segunda, feroz y llena de urgencia. El tenor David Pommeroy mostró un vibrato incómodo y problemas en la parte alta de la voz, con efectos desagradables que comprometieron su interpretación de Radamés. En el papel de Ramfis, Savio Sperandio ofreció una lectura sólida (musical y escénicamente), mientras que Orlando Marcos fue un faraón de autoridad.
João Luiz Sampaio
(Fotos: Stig de Lavor)