SANTANDER / El ‘Retablo’ de Falla en manos jóvenes

Santander. Palacio de Festivales. 26-VI-2023. Adeline D´Aviau de Ternay, cantante. César Arrieta, tenor. Jacob Thomas Harrison, barítono. Bambalina Teatre Practicable. Participantes del Encuentro. Orquesta de Cámara Freixenet del Encuentro. Director: Péter Csaba. Obras de Boccherini y Falla.
Más de veinte años lleva el Encuentro de Música y Academia dinamizando el verano musical cántabro al reunir en Santander a alumnos destacados de varias de las más importantes escuelas de Europa, permitiéndoles aprender de grandes maestros y a la vez ampliar su mirada, forjar nuevas relaciones y disfrutar de la pujanza de la juventud en escenarios que se abren al público desde la capital hasta una veintena de pueblos de la comunidad. La presente edición concluía en el Palacio de Festivales con un programa que situaba a los jóvenes músicos frente a dos obras muy distintas pero unidas por la inspiración española y la vocación de un pasado perdido.
Cuando Boccherini compuso su Quinteto op. 30/6, “La música nocturna de las calles de Madrid”, en Arenas de San Pedro en 1780, gozaba de toda la confianza del infante Don Luis y disponía de unos músicos de calidad para interpretar sus obras, por lo que podía permitirse experimentar levemente con algo tan difícil, arriesgado e incierto en la época, y a la vez tan actual, como era la representación de la realidad, en este caso la vida musical madrileña. Al parecer, estimaba que el sentido de la obra apenas podía ser comprendido fuera de las fronteras españolas, algo que el paso del tiempo ha desmentido con tanta rotundidad como lo hicieron los cinco jóvenes reunidos en Santander, de los cuales solo uno (el riojano Felipe Manzano, de la Universität der Künste de Berlín) era español; los restantes (Ryan Char, Klara Gronet, You Wu y Yunus Altikanat) contribuyeron a una interpretación impoluta, sin aristas, que convirtieron en algo mucho más evocador que un simple ejercicio de estilo.
Pero el plato realmente fuerte de la velada venía servido por El retablo de Maese Pedro, cuyo centenario está teniendo eco en diversos lugares de nuestro país más allá de los más unidos a su historia, como Sevilla o Granada. Era inevitable preguntarse cuántos de los músicos presentes en la Orquesta de Cámara Freixenet del Encuentro conocerían previamente la obra, cuántos la habrían interpretado con anterioridad y cuántos volverán a interpretarla a lo largo de sus carreras. Lo innegable es que el aprendizaje que les ofrecía una obra de semejante fantasía y concisión, que une las tendencias neoclásicas del momento con la veneración del pasado, la modernidad musical con la antigua tradición del teatro de títeres, la universalidad del lenguaje de Falla con el carácter local de la cultura española, con esa vibración humana tan suya, resultará para toda la vida.
Este Retablo tuvo la intensidad de la primeras veces, atravesada por el ímpetu de la juventud. La presencia de los metales y la percusión se hizo dominante, aunque ello no impidió a Péter Csaba recordar que la madurez obliga al matiz: en los instantes melancólicos afloraba un leve recuerdo romántico. Junto a tres buenos solistas escogidos para la ocasión, los títeres de la compañía valenciana Bambalina (una de las destacadas por Adolfo Ayuso en el dosier conmemorativo de SCHERZO) recrearon fielmente el episodio cervantino al conjugar las líneas principales del relato con una atmósfera distendida, de corte clásico, capaz de representar en pequeño la locura del mundo junto a la hermosura de la vida.
Asier Vallejo Ugarte