SAN SEBASTIÁN / Anacronía y Nacho Castellanos & Gato Murr: talento joven para empezar la Quincena

San Sebastián. Salón de plenos del Ayuntamiento. 3-VIII-2023. Quincena Musical. Jornada inaugural. Anacronía . Obras de Abel, J.C.Bach, Juan Oliver Astorga, C.P.Bach y Haydn. Nacho Castellanos, contratenor; Gato Murr (Ismael Campanero, violone; David Palanca, clave). Obras de Haendel, Bach, Eccles, Purcell y William Babel.
La Quincena Musical donostiarra comenzó, como viene siendo habitual los últimos años, con una jornada maratoniana que obliga a la ubicuidad a quien quiera presenciar todos los conciertos. Como todavía no he sido agraciado con esa cualidad, daremos cuenta aquí de los dos presenciados antes del que tuvo lugar en el Kursaal, que se reseñará en otra crónica y por una pluma más competente.
El grupo Anacronía volvió a visitar el festival dos años después con un programa muy parecido al que interpretaron en el claustro de San Telmo: obras de cámara de Johann Christian Bach, Carl Friedrich Abel, Juan Oliver Astorga, Carl Philipp Emanuel Bach y Franz Joseph Haydn. Los dos primeros fueron los fundadores de una sociedad que ofreció los conocidos como conciertos Bach-Abel, cuya atmósfera desenfadada es la que intenta -y consigue- recrear el grupo en sus conciertos.
Como novedad Marc de la Linde, violagambista del grupo, interpretó para comenzar el concierto un Adagio de Abel perteneciente al Manuscrito Drexel, colección donde se recogen una serie de obras para viola da gamba del autor y que supone una de las últimas aportaciones importantes a la literatura de un instrumento condenado a finales del siglo XVIII a la extinción por el empuje de otros instrumentos con más sonoridad. De la Linde es uno de los mayores valores de este instrumento en nuestro país por su dominio del mismo, bello sonido y el gusto que muestra al tocar; aunque fuera brevemente, fue una delicia poderle escuchar interpretar a solo. Esperamos tener la oportunidad de verle pronto en un concierto con obras para su instrumento.
El resto del concierto fue como una puerta abierta a un salón en el que están tocando un grupo de amigos. La complicidad y el humor de estos chicos termina conquistando a cualquier público, sobre todo porque todo se sustenta en la excelencia técnica -afinación sólida, fraseo impecable, sonido cuidado- y en una retórica musical que tiene muy presente la influencia del teatro y la ópera en la música instrumental. Les auguramos un gran éxito en el prestigioso MA Festival de Brujas en el que tocarán estos días este mismo programa que han podido madurar y enriquecer a lo largo del tiempo.
Por la tarde turno para el joven contratenor Nacho Castellanos, debutante en la Quincena, acompañado por dos talentosos y también jóvenes músicos: el clavecinista David Palanca y el contrabajista Ismael Campanero, que en este concierto tocó el violone, un instrumento a medio camino entre la viola da gamba y el contrabajo. Ofrecieron un programa muy atractivo y variado con obras de algunos de los más grandes compositores del Barroco como Haendel, Bach y Purcell y en el que tuvieron tanto protagonismo la voz como los instrumentos.
Empezó el concierto con la celebérrima Llegada de la Reina de Saba del oratorio Solomon de Haendel que enlazó con la entrada de Nacho Castellanos, de forma muy teatral, entonando el no menos famoso “Va tacito” del Giulio Cesare del mismo compositor. Aria arriesgada para empezar pero que supo resolver -más allá de algunos pequeños problemas de concentración en el da capo– de forma satisfactoria. Nacho Castellanos tiene desparpajo, un bello timbre y proyecta bien la voz, se nota que ha escuchado mucha música y ha conformado un gusto que le va a ser muy útil en su carrera.
Turno a continuación para Bach. Empezó Ismael Campanero con una transcripción de la Allemande de la Segunda Partita para violín solo. Algunos pensarán que esta música al violone no funcionará y que es una locura intentar tocar una pieza para violín en un instrumento de tanta envergadura. Pero tratándose de Campanero parece que no hay nada imposible y ofreció una interpretación que técnicamente parecía sobrepasar los límites del instrumento, llena de hondura, con un sentido del silencio y la respiración admirables. Tras los largos aplausos, de nuevo entró Nacho Castellanos con el aria para alto “In deine Hände befehl ich meinen Geist” (“En tus manos encomiendo mi espíritu”) de ese monumento que es la cantata 106 “Actus tragicus” del cantor de Leipzig. Estuvo bien técnicamente Castellanos pero faltó un poco del tono intimista que requiere esta música, algo que, para ser justos, debemos reconocer que es difícil de lograr en un espacio tan mundano como el Salón de Plenos del Ayuntamiento de San Sebastián, antiguo salón de baile del Casino. Redimir el alma de un pecador en un lugar en el que se han gestado matrimonios, infidelidades, ruinas familiares y otras miserias humanas no está al alcance de cualquiera; estamos seguros de que en una iglesia Nacho Castellanos se acercará mucho más al espíritu de la obra.
Una estupenda versión del ground de The mad lover –parte de la música incidental de John Eccles para esta obra teatral-, a cargo de Ismael Campanero y David Palanca nos situó en el mundo de la música para la escena en la Inglaterra de finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Y si hablamos de música teatral en ese contexto enseguida nos vendrán a la mente dos nombres: Henry Purcell y G.F. Haendel. Del segundo Nacho Castellanos interpretó el aria inicial de la cantata Dolc’e pur d’amor l’affano HWV 109a, donde le empezamos a encontrar más cómodo y relajado en un repertorio, el de la cantata profana, que se adapta bien a su forma de cantar.
El resto del concierto estuvo dedicado en gran parte a la música de Purcell. Empezó este bloque con el aria “Crown the altar” de Celebrate this festival, una de las numerosas odas escritas por Purcell, en este caso para el cumpleaños de la reina Mary, la misma para la que compuso poco después la música fúnebre, una de sus partituras más conocidas. En esta aria para alto la melodía del cantante se desarrolla sobre un ground u ostinato, como tantas veces en Purcell. El estupendo bajo continuo de Campanero y Palanca y un Nacho Castellanos que parecía transformado dieron como resultado una versión estupenda. Lo mismo cabe decir de “Sweeter than roses”, canción que procede de la música incidental que compuso para la obra teatral Pausanius, the betrayer of his country. del poeta Richard Norton. Aquí el cantante parecía ya en estado de gracia, muy mejorado respecto al comienzo del concierto y nos regaló una sensacional interpretación de esta bella melodía, llena de sentido teatral. Entre ambas, David Palanca tocó tres piezas para clave (Prelude-Allemande-Hornpipe) del mismo Purcell, una faceta esta del teclado no muy conocida del gran compositor británico.
Tras un preludio de William Babel, compositor inglés coetáneo de Haendel conocido sobre todo por sus transcripciones de éxitos operísticos y entre ellas por la paráfrasis de “Vo’ far guerra” de Rinaldo, para cerrar el concierto Nacho Castellanos volvió al Giulio Cesare con el que lo comenzó pero para cantar esta vez un aria del personaje de Tolomeo, “L’empio, sleale, indegno”. Y hay que decir en su favor que no cayó en los excesos histriónicos en los que frecuentemente caen los intérpretes de esta aria, sino que sin perder el carácter teatral que tuvo durante todo el concierto, mantuvo una elegante línea de canto.
Con el público metido en el bolsillo, Nacho Castellanos anunció, fuera de programa, otra obra de Purcell, la famosa “Music for a while”, en la que demostró su afinidad con este compositor para cerrar el concierto de forma inmejorable.
Imanol Temprano Lecuona