Rued Langgaard, un gran sinfonista olvidado
LANGGAARD:
Sinfonía nº 1. Orquesta Filarmónica de Berlín. Director: Sakari Oramo. DACAPO 6.220644 (1 CD)
El danés Rued Langgaard (1893-1952) es uno de los grandes sinfonistas del siglo XX y uno de los más ignorados por los programadores. Su audacia, su personalidad, su independencia, sus idas y venidas a lo largo de sus dieciséis sinfonías —en las que aparecen cantantes, coros y hasta una de ellas es, en realidad, un concierto para piano y orquesta disfrazado— y de ese logro casi inclasificable que es Música de las esferas le hacen merecedor de una parte de la atención dedicada a Nielsen o Sibelius. Su trayectoria invita a seguirlo con mayor apertura de miras que la suya propia, la de una invención que, desde su concepción decididamente romántica, enriquece, quiera o no, la modernidad europea con resultados fascinantes. Quien lo desee puede acercarse a él —quedará primero desconcertado y luego probablemente atrapado— a través de la estupenda integral de sus sinfonías realizada hace años para la firma Dacapo por la Orquesta Nacional Danesa dirigida por Thomas Dausgaard.
En 2018 la propia Dacapo dio un paso más en la reivindicación de Langgaard con un disco que reunía en versiones de referencia las Sinfonías segunda y sexta dirigidas por Sakari Oramo a la Filarmónica de Viena. A él se suma ahora este otro con la extensa y poderosa Primera, subtitulada “Pastorales de los acantilados”, una pieza terminada por el autor a los 17 años y estrenada por la Orquesta Filarmónica de Berlín en 1913. Fue su primer y único éxito, una obra que le hizo creer en sí mismo y que le llevó al aislamiento. Las influencias de Bruckner, Chaikovski o Richard Strauss no ocultan, sino que, al contrario, permiten el despliegue de los rasgos propios de un creador de primera magnitud con un sorprendente dominio orquestal y un ir a por todas sin miedo alguno.
Más de cien años después, la orquesta berlinesa recupera hoy, dirigida por Sakari Oramo y en grabación en vivo el 16 y el 18 de junio, la partitura con la que lanzó a su autor como un extraño cometa del que aún se espera su regreso. El resultado es uno de los grandes discos sinfónicos del 2022.
Luis Suñén