ROQUETAS DE MAR / Esencias del estilo italiano

Roquetas de Mar. Castillo de Santa Ana. 19-VII-2019. Al Ayre Español. Toshiharu Nakajima, contratenor. Director: Eduardo López Banzo. Obras de Giovanni Bononcini, Arcangelo Corelli y Alessandro Scarlatti.
El concierto de clausura del Festival MareMusicum había suscitado gran expectación por dos motivos: volver a experimentar el arte musical del grupo Al Ayre Español, que dejó una magnífica impresión en la edición pasada del Festival, y la participación de uno de los contratenores de mayor proyección internacional como es el japonés Toshiharu Nakajima, cuya carrera está prestigiada por importantes galardones que le han ayudado a crecer en su trayectoria de cantante especializado en su particular registro, como lo demuestra a menudo colaborando con el Bach Collegium de Japón que fundó y dirige Masaaki Suzuki, una de las grandes autoridades en la música del, por antonomasia, insigne cantor de la Iglesia de Santo Tomás de Leipzig.
Concreto repertorio fue el escogido por el director del grupo, Eduardo López Banzo, para mostrar las excelencias de su voz, y así transitar por la belleza que contienen algunas obras italianas del barroco que le han llevado a dar al concierto el título Io ti miro – Cantatas de amor & Sonatas italianas. La primera parte de éste, ha sido tomada de un aria de la cantata Siedi Amarilli mia de Giovanni Bononcini que, con otras trece de carácter profano, forman un conjunto que fue dedicado al rey Jorge I de Inglaterra.
Con el bipartito Preludio instrumental de esta obra se pudo apreciar de inmediato la expresiva cohesión sonora de este grupo, que se presentaba en quinteto sin viola y con contrabajo, impulsada desde el teclado del clave por López Banzo, que parece como si proyectara unos vectores que conectan con sus compañeros, multiplicando y diversificando la respuesta polifónica de su instrumento en unas mixturas de significante atractivo. La obra adquirió otra dimensión con la intervención de Toshiharu Nakajima, poseedor de una voz bien dotada en afinación, emisión, dicción e impostación en la que juegan una función fundamental sus resonadores como elementos sustanciales del alto grado de afección que imprime a su canto barroco. Así se pudo distinguir el tormentoso amor de los dos amantes que se pueden deducir del texto, Amarilli y Fileno, siendo ambos interpretados por el contratenor. Suspiró en la primera aria, transmitió sollozo en la segunda y manifestó alegría en la última, dejando una sensación de plenitud de entendimiento de los complicados sentimientos amorosos que desea transmitir el compositor.
Dos piezas instrumentales siguieron a la cantata: Sonata para violonchelo en La menor, con la que se lució Guillermo Turina por su articulado fraseo, y la Sonata nº 11 en Re menor en la que se pudo disfrutar de la capacidad de alternancia de los dos violines, instrumentos singularizados para los que está creada esta obra, destacándose el temperamento que mostró Alexis Aguado y la contrastada respuesta de Kepa Artetxe en el cuarto movimiento, un intenso Allegro con el que Al Ayre Español manifestó su respaldo armónico al intenso diálogo entre estos dos violinistas, que mostraron un singular gusto expresivo en los sosegados tiempos centrales de la sonata.
La teórica segunda parte del concierto, que discurrió sin solución de continuidad, estuvo dedicada a dos pesos pesados el barroco italiano: Arcangelo Corelli y Alessandro Scarlatti. Del primero se interpretaron las dos primeras de las doce piezas que integran sus Sonatas op.4, obras esenciales para entender el estilo da camera a diferencia de las sonatas da chiesa que con tan clara distinción supo crear este gran compositor emiliano. Destacaron las correntes respectivas así como sus dos tiempos lentos, destacando Xisco Aguiló al contrabajo, especialmente en el Grave de la segunda, con su profundo a la vez que aterciopelado sonido doblando al violonchelo.
Del segundo la serenata a una sola voce titulada Perché tacete, regolati concenti?, H.551. Esta obra es un ejemplo de la fusión alcanzada por Scarlatti de dos tradiciones, la romana y la napolitana, subsumidas en el género cantata, tan usual y difundido en la lírica del siglo XVII. Es una especie de soliloquio desarrollado en un marco donde se suceden arias y recitativos que muestran la originalidad del autor en estructura y expresividad musicales. Trata el recurrente tema de un amor infeliz por no correspondido con el cantante manifestando el dolor recogido en el texto, siendo reforzado por un emocionante acompañamiento musical. El perfecto entendimiento de estas características del género propició la más lucida interpretación de la velada con el admirable protagonismo de Toshiharu Nakajima. Su voz profunda, fuerte a la vez que cálida y agradable se fusionaba con los instrumentos adoptando cierta libertad rítmica en los recitativos, que enriquecía su precisa vocalización sirviéndole de inmediata preparación para contrastar los da capo con ornamentaciones de exquisito gusto.
Ante un público entusiasmado y después de un saludo agradecido de Eduardo López Banzo al Festival por su acogida, interpretaron como bis la alegre aria final, Se scherza e ride, de la cantata de Bononcini que abrió el concierto, obteniendo Nakajima la mayor ovación de la noche. Gran momento final de este IX Festival MareMusicum que se supera en cada edición con el ánimo de confirmarse como un referente en la difusión de la música antigua en Andalucía. Los aficionados manifiestan ya un gran interés ante su décimo aniversario, que seguramente será motivo para crecer e impulsar su contenido.
José Antonio Cantón
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