RONDA / José Miguel Moreno: la magistral sencillez del ‘menos es más’
Ronda. Biblioteca de la Real Maestranza de Ronda. 27-VI-2023. Semana de la Música de Ronda. José Miguel Moreno, vihuela y guitarra barroca. Selección de obras del Renacimiento y Barroco.
Este año se cumplen 450 años de la creación de la Real Maestranza de Caballería de Ronda (RMR). Todo comenzó allá por 1573, cuando el rey Felipe II emitió una cédula real pidiendo apoyo a la nobleza para defender el frente sur de la península ibérica. La respuesta no se hizo esperar y se creó la hermandad de caballeros del Santo Espíritu de Ronda y con ella la RMR. Con más de cuatro siglos de historia, la RMR ha ido transformándose hasta convertirse en una institución sin ánimo de lucro dedicada a la investigación, la educación y la cultura.
Con motivo de esta celebración, el segundo concierto de la XXIII Semana de la Música de Ronda lo ofreció José Miguel Moreno, quien ideó un programa muy especial de música para vihuela y guitarra barroca del siglo XVI y comienzos del XVII, es decir, la Edad de Oro de la música española. La bellísima biblioteca de la RMR, un lugar privilegiado para los amantes de los libros, de la cultura y de la música, acogió este recital. La noche comenzó con unas palabras de Ignacio Herrera, director de la RMR, quien ha dado a esta institución un impulso cultural y de modernización sin precedentes. No en vano, paralelamente al festival de música, desde hace ya diecinueve años, se celebra el Encuentro Música-Filosofía, que este año lleva por título Dramaturgia y música. En él intervienen filósofos y músicos. En esta edición participan, entre otros, José María Sánchez-Verdú, Raquel García Tomás y Tomás Marco.
El magnífico recital de José Miguel Moreno se dividió en dos partes sin pausa. En la primera, más sobria e íntima, la protagonista fue la vihuela, un instrumento omnipresente en España durante el siglo XVI. Esta música, incomprensiblemente, se programa muy poco, pero es un patrimonio riquísimo. Comenzó con el anónimo Al Alva venid para seguir con la Glosa que Miguel de Fuenllana compuso basándose en la conocida canción Tan que vivray del compositor del Renacimiento francés Claudin de Sermisy. La siguiente canción fue Dezilde al cavallero de Diego Pisador. El siguiente compositor, Luis de Narváez, muy famoso en su época, fue confidente del emperador Carlos V y, por eso, escribió una obra titulada La canción del emperador. La interpretación de José Miguel Moreno fue magistral en el sentido literal de la palabra. A continuación, interpretó Cuatro diferencias sobre ‘Guárdame las vacas’, también de Narváez. La siguiente obra fue De Antequera sale el moro, escrita por Miguel de Fuenllana y basada en una canción de Cristóbal de Morales. Escuchar esta canción en Ronda, ciudad tan cercana a Antequera, y hacerlo en un lugar tan privilegiado como la biblioteca de la RMR, es una experiencia que rara vez podrá repetirse. A continuación llegó el turno de Diego Ortiz, otro de los grandes compositores y teóricos del Renacimiento español. José Miguel Moreno interpretó las Recercadas 5ª, 7ª y 2ª. La primera parte concluyó con varias obras de otro grande de esa época, Alonso Mudarra: Pavana de Alexandre, Fantasía de pasos de contado, Beatus ille y la preciosísima Fantasía que contrahaze la harpa a la manera de Ludovico.
En la segunda parte, más luminosa y brillante, la protagonista fue la guitarra barroca. José Miguel Moreno interpretó dos obras de Francisco Guerau, Villanos y Canarios; una de Antonio Martín y Coll, Canarios; y diez de Gaspar Sanz, Españoletas, Pavana al ayre español, Rejero y Paradetas, Folías, Canción, La esfachata de Nápoles, La miñona de Cataluña, Lantururú y Canarios. Al terminar el recital, el público se puso en pie para aplaudir al maestro Moreno quien, correspondiendo a los aplausos ofreció dos propinas de John Dowland (Preludio y Balada) y un bis del melancólico canto de guerra Lantururú.
El recital de José Miguel Moreno fue una clase magistral de vihuela y guitarra barroca. Con sus comentarios, siempre tan instructivos y enriquecedores, nos transportó a otra época demostrando que casi una hora y media de música a cargo de dos instrumentos tan sencillos puede resultar muy amena y, sobre todo, que ese riquísimo patrimonio musical debería interpretarse más… La belleza de lo pequeño y la magistral sencillez del ‘menos es más’.
Michael Thallium