Raúl Zambrano: música, evocación y memoria
Raúl Zambrano:
El eco de lo que ya no existe (Ensayos sobre música, evocación y memoria). Turner Música (Madrid 2021) 287 páginas.
Curioso e interesante libro del guitarrista y escritor musical mexicano Raúl Zambrano integrado por siete capítulos que son ensayos independientes en torno a la música, aunque el silencio, el tiempo y la memoria sean sus ingredientes fundamentales. Comienza con una sorprendente comparación de obras que no suenan de Schulhoff y Cage, más los siete compases finales en silencio del Lux Aeterna de Ligeti (no se habla de sus también silentes Tres bagatelas) que sirve al autor para una excelente interrogación sobre el recuerdo y la huella del silencio. En el siguiente, especula sobre la pérdida casi total delas obras de Erlebach en el incendio del castillo Schwarzburg-Rudolstadt y el agujero que produce en la historia musical. El incendio del Alcázar de Madrid también organizó otro más multitudinario en el patrimonio musical español. No se habla de él, ni hay por qué en este contexto, pero no está mal recordarlo aquí. Evocador y reivindicativo resulta el ensayo sobre las trovadoras del amor cortés, que también las hubo, y casi detectivesco el de la falsedad que organizaron entre Andrés Segovia y Manuel Ponce con obras atribuidas a Silvius Leopold Weiss. Algo menos convincente me parece el dedicado al cine como continuador de la ópera, ya que la ópera no ha muerto y no ha sido sustituida por el musical y probablemente el cine, o lo que desde siempre se entendió por cine, esté más enfermo que la ópera.
En cambio, es muy estimulante el de la música virreinal mexicana y el libro de música perdido de Sor Juan Inés de la Cruz. El tomo termina con una amplia disquisición sobre las Variaciones Goldberg de Bach en la que ecos, memorias, silencios y cambios vuelven a hacer su aparición como personajes casi reales de esta aventura. El libro está muy bien escrito y se lee con mucho interés, pese a que exige un buen bagaje cultural, que aparece por todas partes, y una cierta formación musical para poder entender muchas de las cosas que dice y casi todas las que insinúa. No obstante, creo que un aficionado normal podrá entenderlo básicamente si posee una información, musical y cultural, de nivel alto.
Tomás Marco