PARMA / ‘La forza del destino’, ingenuas polémicas locales para una obra universal

Parma. Teatro Regio. 22-IX-2022. Verdi: La forza del destino. Liudmyla Monastyrska, Gregory Kunde, Amartuvshin Enkhbat, Annalisa Stroppa, Marko Mimica, Roberto de Candia, Marco Spotti. Orquesta y Coro del Teatro Comunale de Bolonia. Director musical: Roberto Abbado. Director de escena: Yannis Kokkos.
La inauguración del Festival Verdi de Parma se ha visto salpicada por una ingenua polémica local. Desde el loggione se han escuchado gritos y lanzado octavillas con mensajes contra Roberto Abbado. Su salida al foso fue acompañada de silbidos y abucheos, acallados con el inicio de la enérgica obertura de la ópera. El maestro ha sido acusado de haber vendido el festival a la capital de la región (“regalare il festival al colonizzatore bolognese”, se leía en uno de los papeles), ya que la función inaugural, frente a lo que siempre ha sido habitual, no estuvo a cargo de las formaciones de Parma, sino de las del Comunale de Bolonia. No eran muy numerosos los silbidos, que fueron contrarrestados con aplausos en favor del maestro, llamando cretinos a los de arriba. Absurdas disputas provincianas que tan solo consiguen despertarnos una sonrisa, recordándonos la pasión con que se vive la ópera en Italia.
Pero delante teníamos una obra que daba para pocas risas: La forza del destino, una de las obras más complejas de Verdi. Siempre se comenta lo desmedido de su argumento, aunque Verdi con su agudo olfato teatral encontró un drama lleno de pasión y fuerza, comentando que era algo “poderoso, singular… fuera de lo normal”. Están con toda su intensidad los grandes ejes del melodrama romántico: pasión, venganza y desesperanza, en un marco de violencia y destrucción. Desgraciadamente temas que no podemos olvidar hoy en día, como nos recordaba con su sola presencia la soprano ucraniana Ludmyla Monastyrska. Su gran aria del acto final, con sus desesperadas y repetidas invocaciones a la paz (Pace, pace), maravillosamente cantada, nos recordó el carácter universal de la música de Verdi, dando sentido a una obra que muchas veces no se entiende.
Desgraciadamente la propuesta escénica no contribuyó a esta grandeza, resultando desacertada, oscura, vacía y sin profundidad. Fondos de siluetas de iglesias y conventos resultaban feos y poco funcionales, incluida una desmesurada cruz. Estuvo ausente cualquier dirección de actores, dejando a los cantantes en situación frontal, a la antigua libertad de cantar siempre hacia el público, dúos y conjuntos incluidos. Tan solo destacaron algunos estallidos de color, como la pesadilla tomada de los grotescos carnavales de James Ensor durante la tarantela.
Ante esta situación todo se centró en la música, aprovechando un gran reparto. El protagonista fue el veterano Gregory Kunde, quien hace muchos años se ha reinventado como tenor verdiano. Aprovecha bien su excelente técnica, vibrantes agudos incluidos, y su expresividad en el fraseo, a pesar de no poseer la voz adecuada, falta de peso en el centro y los graves. No obstante, con habilidad supo ganarse al público, que le ovacionó largamente tras su aria O tu che in seno agli angeli. Todo un logro en un teatro en el que los más mayores —muy mayores, ya que fue hace 50 años— recuerdan al mítico Bergonzi. A su lado brilló la redonda voz de Amartuvshin Enkhbat, el joven barítono de origen mongol que se está convirtiendo en una de las voces verdianas más prometedoras, con su timbre pastoso y amplio fraseo. Esta vez sin problemas con la escena, dada la libertad que le dejó la puesta en escena. Muy conocido en este teatro, donde ha iniciado su carrera, recibió el mayor aplauso de la noche tras una magnífica lectura de Urna fatale. La soprano ucraniana Monastyrska, voz grande dentro de la tradición lírico-spinto, completó este triángulo con una interpretación demasiado controlada, que llevó a que alguien del público le gritase que se debe cantar con más sentimiento.
El resto del extenso reparto mantuvo esta gran calidad. La Preziosilla de Annalisa Stroppa fue la que mejor se movió sobre el escenario, aunque su voz resulta algo falta de ligereza en los agudos y coloraturas. Muy solventes los dos frailes, dos personajes claves en la historia: la voz redonda de Marco Mimica como Padre Guardiano y el bien actuado sin excederse en comicidad el Melitone de Roberto de Candia. A señalar también la breve intervención del bajo Marco Spotti, como el Marqués de Calatrava, que al morir en el primer acto nos dejó con las ganas de escucharle más.
Unas últimas palabras sobre Roberto Abbado. Pese a los abucheos ha sido una pieza clave en el festival en los últimos años, junto a la directora artística Anna Maria Meo. Demostró desde el podio su capacidad de liderazgo, dirigiendo con fuerza y claridad uno de los Verdis más beethovenianos, aprovechando los colores (vocales e instrumentales) de unas formaciones muy familiarizadas con este repertorio. Resultan injustos los abucheos. Quizás el nacionalismo esté llegando a estructuras tan minúsculas (Bolonia frente a Parma), que al final resulta grotesco. El Verdi Festival solo puede tener sentido si aglutina fuerzas de fuera de la ciudad, como supo hacer la música de Verdi desde siempre, convertida en un símbolo universal de lo que la ópera y la música pueden conseguir.
Víctor Sánchez Sánchez
1 comentario para “PARMA / ‘La forza del destino’, ingenuas polémicas locales para una obra universal”
<strong>… [Trackback]</strong>
[…] There you can find 28889 additional Info to that Topic: scherzo.es/parma-la-forza-del-destino-ingenuas-polemicas-locales-para-una-obra-universal/ […]
Los comentarios están cerrados.