PARMA / ‘Celebrando a Verdi’ y su música, una necesidad para la paz
Parma, Teatro Regio. 10-X-2023. Leonora Buratto, Clementine Margaine, Gregory Kunde, Michele Pertusi. Orquesta Filarmónica Arturo Toscanini y Coro del Teatro Regio de Parma. Dirección musical: Omer Meir Wellber. Verdi: Gala verdiana.
Todos los años se celebra el natalicio de Verdi, el 10 de octubre de 1813, como un día especial en el festival. Por la mañana se realiza una ofrenda ante el monumento de Verdi y se reúnen autoridades, asociaciones líricas, parmesanos y curiosos para cantar juntos el Va pensiero. Un momento emotivo que nos recuerda la fuerza cohesiva del famoso coro de Verdi, un himno oficioso de lo italiano. Curiosamente la plaza del monumento se denomina Piazzale della Pace, céntrico espacio que surgió tras la destrucción de la Segunda Guerra Mundial. Parma vive el ambiente del Festival a todas horas, este año con la curiosa iniciativa de cantar cada día desde el balcón del teatro un aria de Verdi. Una especie de reloj que han denominado Cucú verdiano, que permite presentarse a los prometedores cantantes de la Academia Verdiana.
Por la noche se celebra en el teatro una gala lírica, como uno de los actos culminantes del festival. Puede parecer sencillo organizar un concierto con fragmentos de óperas de Verdi, hay mucho donde elegir, algunos muy conocidos. Precisamente ese es el gran peligro: caer en lo fácil y lo tópico. El director cuenta en el programa que ha preferido centrarse en obras del último Verdi que muestran lo más sofisticado de su música. Son piezas conocidas, pero algunos fragmentos no son tan habituales en los recitales, como el trágico dúo entre Radamés y Amneris del acto final de Aida o dos fragmentos de Otello (el dúo Gia nella notte densa y el monólogo Dio, mi potevi scagliar). Ambos cuentan con Gregory Kunde, el veterano tenor americano, que prolonga su carrera con este tipo de papeles. Es conocido que pese a carecer del peso de las voces spinto, su inteligente línea de canto le permite resolver con intensidad la expresión de estos papeles.
Estuvo muy bien acompañado por la mezzo francesa Clementine Margaine, voz redonda y poderosa, y la soprano Eleonora Buratto. La italiana ha evolucionado su voz hacia partes lírico-spinto, añadiendo unos hermosos tonos oscuros, que enriquecen su línea lírica. Cantó además el aria de Tu che le vanità de Don Carlo levantando un gran entusiasmo en el público. No falló el siempre seguro bajo Michele Pertusi, quien salió apoyado en un bastón tras el accidente en la pasada función de I Lombardi. Su voz amplia y redonda lució con brillantez en el aria de Silva en Ernani (Infelice! E tuo credevi) y la impresionante aria de Felipe II (Ella giammai m’amò). Durante todo el concierto se proyectaron al fondo imágenes de color sepia de Sant’Agata, la villa de Verdi que en estos momentos está pendiente de un acuerdo para su compra por el Estado.
Como en todo recital hubo varias oberturas (I Vespri siciliani, Nabucco) y unas lucidas partes corales a cargo de lo formación del teatro, todas de fuertes referencias patrióticas: Patria oppressa! (de Macbeth), O Signore dal tetto natio (de I Lombardi) y el inicio de Nabucco (Gli arredi festivi). Este último fragmento, que describe el desconcierto de los hebreos ante el ataque al templo de Jerusalén, nos recordó la violencia que estamos viendo en las noticias que vienen de Israel. Curiosamente en el pódium se encontraba el director israelí Omer Meir Wellber, quien está consolidando una posición en muchos teatros de ópera, siendo titular de Palermo, Dresde y Hamburgo. Dirige con un gesto enérgico, sacando todo el sentido rítmico de la partitura, sin momentos de decaimiento. En sus inicios fue asistente de Daniel Barenboim y seguramente ha recordado en estos días la necesidad de la paz como única salida al conflicto. El concierto se cerró, como no podía ser de otro modo, con el Va pensiero, que fue repetido cantado tímidamente por el público. El director no dijo nada, aunque era una buena ocasión, pero todos éramos conscientes de la fuerza de la música para buscar lo mejor del ser humano. La gran imagen de Verdi en el famoso cuadro de Boldini al fondo nos recordaba no tanto la memoria del compositor de Busseto como el poder de la música en la sociedad.
Víctor Sánchez Sánchez