PARÍS / Clásicas y elegantes ‘Bodas’
París. Théâtre des Champs-Elysées. 26.XI.2019. Mozart, Le Nozze di Figaro. Anna Aglatova, Robert Gleadow, Stéphane Degout, Vannina Santoni, Eléonore Pancrazi, Carlo Lepore, Jennifer Larmore, etc. Dirección: Jérémie Rhorer. Puesta en escena: James Gray. Coreografía: Glysleïn Lefever. Escenografía: Santo Loquasto. Figurines: Christian Lacroix. Luces : Bertrand Couderc.
Después del Così fan tutte de 2012 y el Don Giovanni de 2016, el Théâtre des Champs-Elysées ha confiado a Jérémie Rohrer la primera entrega de la trilogía Mozart/Da Ponte, Las bodas de Fígaro, con un tercer director de escena, el célebre cineasta estadounidense James Gray.
En efecto, después de dos directores de escena franceses, Eric Genovèse (Così fan tutte) y Stéphane Braunschweig (Don Giovanni), le ha correspondido ahora al cineasta neoyorquino, autor de películas como Two Lovers (2008), The Immigrant (2013), The Lost City of Z (2016) y Ad Astra (2019), poner en pie Las bodas de Fígaro en lo que supone su debut en el mundo de la ópera. Y con este espíritu virgen plantea una puesta en escena tradicional, un poco demasiado literal, pero sobre todo fiel al texto. La escenografía evocadora de Santo Loquasto y los bellos figurines del modista Christian Lacroix sitúan la acción en la Sevilla de principios del siglo XVIII, como en la obra de Beaumarchais en la que se inspiró Da Ponte y que responde a las expectativas del público del teatro de la avenue Montaigne (aunque se escucharon algunos abucheos, si bien es cierto que poco perceptibles).
La nerviosa y vivaz dirección de Jérémie Rohter al frente de su Cercle de l’Harmonie apoya el sentido de la puesta en escena y no da respiro alguno, evitando cualquier sensación de aburrimiento. La sección de cuerdas presta aquí una carnalidad sonora untuosa, que infunde sensualidad y fluidez. La fiebre que instaura el director desde los primeros compases de la obertura no reprime por eso una amplia capacidad de matización dentro de la orquesta.
Animada por una perfecta dirección de actores de James Gray, que convierte a cada uno de los personajes en personas de carne y hueso con sentimientos verosímiles y espontáneos, la producción ha contado con un reparto homogéneo que se funde sin reservas en la dramaturgia. La soprano corsa Vannina Santoni construye una Condesa melancólica y solitaria, singularmente humana y compleja, con el apoyo de una voz luminosa y ardiente. Frente a ella, un Conde de gran clase, al mismo tiempo noble, frágil e impulsivo, encarnado por el barítono Stéphane Dégout, supremo en su canto, dotado de un timbre rutilante y sombrío. El barítono bajo canadiense Robert Gleadow, voz sombría y plena, es un Fígaro vivaz e impulsivo, y la soprano rusa Anna Aglatova, Susanna de voz amplia y carnal, avanza poco a poco para alcanzar su plenitud vocal en Deh veni. Eléonore Pancrazi es un Cherubino un poco apagado, aunque termina por imponerse en el acto final. En esta producción tienen también importancia la Marcelina jovial de Jennifer Larmore y la flamante Barbarina de Florie Valiquette.
Bruno Serrou