Paderewski y Stojowski: tesoros para violín y piano
Ignacy Paderewski, Zygmunt Stojowski: Sonatas para violín y piano / Piotr Plawner, violín. Piotr Salajczyk, piano / CPO
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Hoy en día no se oye hablar demasiado de Ignacy Jan Paderewski, y mucho menos de su amigo Zygmunt Stojowski. Quien fuera primer primer ministro de la Polonia independiente ha sido eclipsado políticamente por las turbulencias de la nación y musicalmente por su colega y coetáneo Karol Szymanowski. Famoso en su época como pianista virtuoso, Paderewski gozó de una considerable reputación antes de 1914 como sinfonista, en un estilo que podríamos calificar de sub-Rachmaninov. Su amigo de toda la vida, Stojowski, también triunfó en ambos frentes. No recuerdo haber visto a ninguno de ambos en un programa de concierto en los últimos años.
Este emparejamiento de sonatas para violín y piano de los dos compositores polacos tiene algo de revelación. La sonata de Paderewski data de la muerte de su primera esposa tras dar a luz en 1881; Paderewski la compuso en medio de las presiones inmediatas para cuidar de un hijo gravemente discapacitado. La obra, en consecuencia, transmite una angustiosa urgencia y una intensa emoción, sobre todo en el movimiento inicial, sin que se produzca una una verdadera relajación cuando el oscuro estado de ánimo se aligera. La obra contiene toques melódicos judíos, lo que resulta extraño, ya que el aristocrático Paderewski no simpatizaba con la minoría más importante de Polonia y fue brevemente coeditor de un periódico antisemita. El tono general es parecido al de la sonata de César Franck, lo que supone un nivel muy elevado para un compositor cuyo primer instrumento era el piano. Se trata en todo caso de una obra que exige ser escuchada. Paderewski murió en el exilio estadounidense en 1941; sus restos fueron trasladados a Varsovia medio siglo después.
Por su parte, Zygmunt Stojowski fue, según la prueba que ofrece este CD, un compositor aún más dotado para el violín. Apoyado en su adolescencia por el propio Paderewski, Stojowski emigró a Nueva York en 1905 convirtiéndose en una figura pionera en la vida musical norteamericana, fundando el departamento de piano de lo que sería la Juilliard School. A su muerte, en 1946, el New York Times recordaba que el compositor polaco se encontraba entre “los exponentes más autorizados de los métodos e ideales musicales de Paderewski”. A juzgar por estas dos sonatas, Stojowski incorporó un ingenio à la Kreisler a la expresividad tardorromántica. El violinista Piotr Plawner y el pianista Piotr Salajczyk ofrecen unas interpretaciones cautivadoras y absolutamente convincentes de estas piezas tan poco conocidas. Yo, por mi parte, estaría encantado de seguir buceando en los tesoros ocultos de la música polaca, si la calidad siguiera siendo tan alta.
Norman Lebrecht