OVIEDO / ‘La Edad de Plata’, un fiasco
Oviedo. Teatro Campoamor. 12-XI-2023. Temporada de Ópera de Oviedo. Carmen Solís, Cristina Faus, Alejandro Roy, Damián del Castillo. / Javier Franco, José Luis Sola, Lidia Vinyes-Curtis. Orquesta Oviedo Filarmonía. Coro Intermezzo. Director musical: Álvaro Albiach. Director de escena: Paco López. Granados: Goyescas. Falla: El retablo de Maese Pedro.
Acaba de estrenarse en el Teatro Campoamor de Oviedo el programa doble Goyescas / El retablo de Maese Pedro bajo el título de La Edad de Plata. Díptico español, firmado por Paco López. Se trata de una nueva producción de la Ópera de Oviedo y el Teatro Cervantes de Málaga, que ha resultado un fiasco, además de un dispendio innecesario. A lo que hemos asistido no ha sido a la representación de las mencionadas obras españolas, pues, amparándose en los nombres de Granados y Falla, el director cordobés ha diseñado un espectáculo que necesita de un manual de instrucciones para ser entendido, tanto por los números añadidos a los originales como por la confusión escénica.
Nos encontramos ante una situación, tristemente frecuente en los últimos tiempos, en la que ante el envite de poner en escena obras españolas, ya sean zarzuelas u óperas, no se tiene pudor alguno en “retocarlas” sin ningún criterio artístico más allá de poder firmar una autoría, poniéndose el osado a la misma altura que los creadores originales. O peor aún, se ponen en escena obras no tal como fueron ideadas por sus creadores sino que se intenta “mejorarlas”. No perderemos el tiempo en desenmarañar para nuestros lectores la historia que López ha perpetrado para justificar su díptico, sólo diremos que se supone que ubica la acción en el taller de Zuloaga, en París en los inicios de la Segunda Guerra Mundial y que para el pintor y sus amistades se representan las obras en cuestión, aderezadas por números de danza y canciones varias, en una suerte de popurrí y mezcolanza dramática que las hace ininteligibles. El pseudoautor se ha visto obligado a salir al paso alegando que lo suyo es una ucronía. ¿Y eso lo justifica todo?
Además, lo que originalmente debería ser un reparto de cuatro cantantes más coro para Goyescas y tan solo tres personajes para El Retablo de Maese Pedro se convierte de un plumazo en siete personajes más, todos ellos innecesarios, además de un cuerpo de baile de ocho danzarines y la proyección de un cortometraje con otros siete actores, que sustituyeron de manera sui generis a las marionetas que deberíamos haber visto en la obra de Falla.
Fue tal el despropósito que el público del Campoamor se quedó mudo cuando finalizó la velada, sin ofrecer ni un solo aplauso. Tan solo sonaron unas frías palmas después, las que la buena educación manda, al salir los artistas a saludar, a pesar de que el nivel lírico y dramático estuvo a la altura de la producción.
Nuria Blanco Álvarez
(foto: Iván Martínez)