OVIEDO / ‘Entre Sevilla y Triana’, canela en rama

Oviedo. Teatro Campoamor. 25-V-2023. Germán Olvera, Carmen Solís, Juan Noval-Moro, Ángel Ruiz, Mayca Teba, Charo Reina, Begoña Álvarez, Roca Suárez, Sandro Cordero, Carlos Mesa, Carmen Gloria García, Adrián Ribeiro. Oviedo Filarmonía. Coro Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo. Director musical: Jaume Santonja. Director de escena: Curro Carreres. Sorozábal: Entre Sevilla y Triana.
El Teatro Campoamor de Oviedo se llenó de color andaluz con la zarzuela Entre Sevilla y Triana de Pablo Sorozábal con libreto de Luis Fernández de Sevilla y Luis Tejedor, dentro del Festival de Teatro Lírico Español de la capital asturiana en una coproducción del propio teatro con el Arriaga, Maestranza y Teatros del Canal, que ya se había representado en 2012. La apropiada escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda, las vistosas coreografías de Antonio Perea, el juego de luces de Eduardo Bravo y la aparición del cantaor José “El Berenjeno” con el guitarrista Manuel Heredia en varios cuadros flamencos, ambientaron a la perfección una producción en la que también destacó el precioso vestuario de Jesús Ruíz, a pesar de la falta de homogeneidad en el caso puntual de la presentación del personaje de Micaela. En definitiva, la puesta en escena del director Curro Carreres fue todo un acierto.
Carmen Solís dio vida a Reyes, una mujer que confiaba en que su romance con un marino, que dio como fruto un hijo, llegara a buen puerto tras más de un año sin saber de él. En escena se movió con soltura y vocalmente tuvo momentos bellos como la romaza “¡Que sepa todo el mundo la verdad bien clara!”, pero su excesivo vibrato ensombreció la línea de su canto en más ocasiones de lo deseado, haciéndolo además difícilmente comprensible. El hombre en cuestión, Fernando, fue encarnado por el barítono Germán Olvera, quien se mostró encorsetado dramáticamente, si bien es dueño de una bonita voz, clara y bien proyectada en general, aunque desigual en los agudos en piano. Su personaje fue el único que no mostró acento andaluz, loable no obstante que eliminara el suyo mexicano para hablar en un impecable castellano. Juan Noval-Moro, el tercero en discordia, como José María, se mostró adecuado en escena y pleno vocalmente.
Lo que fue canela en rama fue la interpretación del polifacético Ángel Ruiz como Angelillo, que lo mismo canta, dramatiza o baila, además con una gracia y desparpajo que no deja de parecernos un dignísimo sucesor del gran Luis Varela (el mítico Espasa de La del manojo de rosas), teniendo además Ruiz una envidiable voz de tenor. Su partenaire, Mayca Teba, estuvo acertada en el papel de Micaela, con mucha desenvoltura escénica, incluso bailando, si bien vocalmente le faltó proyección y una línea vocal más homogénea. Charo Reina hizo gala de sus tablas en escena haciendo un magnífico papel como Señá Patro, con una dicción y volumen impecables. Roca Suárez, Begoña Álvarez y Carlos Mesa actuaron a gran altura, al igual que el resto de actores. El Coro Capilla Polifónica actuó con intención, si bien la habanera de los marineros adoleció de volumen en las voces más agudas. La Oviedo Filarmonía actuó con diligencia bajo la batuta de Jaume Santonja, muy atento a los cantantes a lo largo de toda la representación.
Nuria Blanco Álvarez
(foto: Alfonso Suárez)