Los orígenes bélicos renuevan la polémica sobre la pertinencia de la Marcha Radetzky
Una publicación en redes sociales de Eva Blimlinger, portavoz del partido Verde de Austria, ha reanimado el debate sobre la conveniencia de la Marcha Radetzky “en tiempos de guerra”.
Compuesta en 1848 por Johann Strauss, la obra conmemora las victorias del mariscal Josef Wenzel Radetzky von Radetz, que derrotó al ejército italiano en la batalla de Custoza. La marcha fue incorporada un siglo después al programa del Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena como expresión del nacionalismo austriaco.
En 2019, la entidad revisó la edición que se representaba cada año, un arreglo realizado por el compositor Leopold Weninger, miembro del Partido Nazi. Andris Nelsons, director del Concierto en 2020, estrenó la nueva orquestación de la obra que sustituye desde entonces la edición de Weninger.
Sin embargo, para Bilmlinger es el choque entre la raíz bélica de la composición y el contexto internacional actual lo que suscita polémica. El diario Kleine Zeitung recoge las declaraciones de la portavoz: “La marcha es una celebración de Radetzky, un homenaje al ejército real que mató a muchos civiles poco antes del estreno de la obra. Estoy convencida de que la Filarmónica mantendrá la composición en el programa, pero me parece relevante señalar el contexto histórico. Por extensión, deberíamos replantear si la interpretación de marchas militares en el Concierto de Año Nuevo es pertinente en este momento, en el que la guerra tiene lugar a unos cientos de kilómetros de la frontera”.
Posturas opuestas en este debate responden que la Marcha Radetzky es ahora patrimonio cultural, como también lo es el concierto anual de la Filarmónica de Viena. Ulrich Lenz, director de la Óperra de Graz, apoya el cuestionamiento crítico de las tradiciones y señala que mientras que “el dedicatorio de la Marcha no es una figura con connotaciones positivas en la actualidad, la pregunta fundamental es hasta qué punto esto desacredita musicalmente la composición”.