OPORTO / Enno Poppe concluye su residencia artística en Casa da Música
Oporto. Casa da Música. 22-X-2023. Remix Ensemble Casa da Música. Director: Enno Poppe. Obras de Poppe, Rihm y Pelzel.
El 22 de octubre concluyó la serie de conciertos que, a lo largo del 2023, nos ha ofrecido en la Casa da Música de Oporto una muy interesante retrospectiva del compositor alemán Enno Poppe: un ciclo que se enmarca dentro de la residencia artística que Poppe ha disfrutado como parte del Año de Alemania en Casa da Música y que, además de su faceta compositiva, nos ha permitido verlo en diversas ocasiones como director, comprobando que es uno de los maestros menos ortodoxos del presente, en cuanto a gesto, pero, paralelamente, uno de los que logran una comunicación más eficiente con los músicos a los que dirige, consiguiendo algo no siempre frecuente en el repertorio contemporáneo como un fraseo pleno de musicalidad que conecta la forma de tocar la música de nuestro tiempo con el rico legado histórico de la que ésta proviene.
Como habíamos escuchado un día antes en Augen (2020-22), ciclo liederístico del propio Enno Poppe, los vínculos con la tradición son muy evidentes en el compositor renano, ampliándose sus influencias desde la Segunda Escuela de Viena al folclore escocés o al surcoreano. En el caso de Brot (2007-13), uno no puede dejar de pensar en el jazz, así como en un concerto grosso. Ambos estilos y formas se entretejen en este quinteto para piano, trompa, trompeta, trombón y percusión caracterizado por la explotación de las micropulsaciones, aliadas con una construcción armónica en la que, por temperamento, afinación microtonal y uso del glissando, tendremos que volver a pensar en una música árabe tan querida por Poppe.
El modo en que los solistas de viento van tomando protagonismo sobre el más denso trabajo en continuo de piano y batería porta reminiscencias de una jam session, aunque en el caso de Poppe con una determinación y unas referencias históricas que llegan al Barroco, por sus estructuras polifónicas tan rítmicas y articuladas. Esa forma de embeberse de diferentes modelos musicales es una constante en Enno Poppe, como el darle una factura propia a una música en la que siempre aparecen cierto humor y desenfado, que a Brot se asoman por el uso de las sordinas en los metales, así como por unos portamenti a través de los cuales los instrumentos parecen entablar un coloquio en el que se suceden las voces del metal, frente al trabajo tan métrico y pulsátil del dúo de percusión y piano. Con Enno Poppe al frente de su propia partitura, el Remix Ensemble vuelve a demostrar su aquilatado dominio de la música del compositor alemán, que expone con rigor técnico, desparpajo y soltura.
Tras la música de Enno Poppe, escuchamos la de un compositor que, sin duda, ha improntado una parte del aparato estilístico poppeano: Wolfgang Rihm. De Rihm puso sobre sus atriles el Remix Chiffre II – Silence to be beaten (1983), una partitura que se suma a las muchas que del maestro de Karlsruhe lleva tocadas desde su fundación el conjunto de música contemporánea de Casa da Música.
Lo que ya no es tan habitual es que una interpretación de Chiffre II resulte tan interesante y creativa como la escuchada en Oporto el pasado domingo: una situación que debe mucho al trabajo de ensayos y dirección de Enno Poppe, así como a esa pátina rihmniana en su propio catálogo, que le hace ser muy consciente de los procesos formales desarrollados en Chiffre II, así como de la crucial relación entre sonido y silencio, con sus balances tímbricos, dinámicos y dramatúrgicos, pues con las expectativas del público ha jugado Poppe, una y otra vez, aplicando ritardandi o reforzando los reguladores dinámicos, de forma que el impacto de los súbitos contrastes diseminados en la obra resultasen, incluso, mayores que los que esperábamos quienes ya conocíamos esta partitura, tanto en vivo como en sus estupendas grabaciones a cargo de Klangforum Wien (Kairos, 1999; col legno, 2010) y musikFabrik (CPO, 2004).
En el caso del Remix, destacaría, además del inmenso trabajo de Jonathan Ayerst en su centelleante piano, tan incansable y repleto de detalles, y de la contundencia de Mário Teixeira y Manuel Campos en la percusión, con pasajes de un atronador volumen en los bombos, cómo Enno Poppe ha esculpido el silencio, más que derrotarlo o vencerlo (tirando del título de la obra). Hay que tener un dominio del tiempo muy interiorizado, para manejarlo como lo ha hecho Poppe, buscando la respiración de ese silencio a través de las más nimias resonancias que dibujan sus perfiles, estableciendo los marcos de su no-presencia como lo hacía Jorge Oteiza con el vacío en sus esculturas. Los contornos de ese silencio han resultado arrebatadores, poniendo Poppe a Wolfgang Rihm en la más directa estela del Gustav Mahler de la Sexta sinfonía (1903-04) y su final diálogo de violencia, silencio y derrota.
Tras el descanso, escuchamos un nuevo estreno en Portugal: el de …along 101… (2008), partitura para ensemble del compositor y organista suizo Michael Pelzel cuyo estreno mundial tuvo como primer director, hace quince años, a Pablo Heras-Casado. Nos encontramos ante una pieza que intenta transmitir las visiones del propio Pelzel en su recorrido por la carretera más larga de California, una Ruta 101 que aquí se convierte en ritmos trepidantes, superposición de capas acústicas, mecanismos, paisajes naturales y, como en la música de Enno Poppe, apuntes de una multiculturalidad que caracteriza a las urbes californianas por las que pasa esta ruta federal.
Ello marca, en buena medida, los pulsos y las diferentes velocidades de este viaje musical, desde un arranque (a modo de preludio) convertido en un estudio de las resonancias estáticas, en el que Enno Poppe disecciona a los instrumentos del Remix buscando resaltar sus cualidades tímbricas y la modulación de sus reverberaciones, algo para lo que resulta fundamental un manejo escultórico del silencio (como había ocurrido en Chiffre II). Los tres percusionistas, junto con el piano y la celesta, adquieren un gran protagonismo en esta fuga de colores y paisajes que es …along 101…, ya no sólo en lo más pulsátil y percusivo, sino en los glissandi, elongando las sonoridades como si de impresiones retinianas alteradas por el brillo del sol californiano se tratase. La gestualidad tiene, asimismo, una gran importancia en la interpretación de …along 101…, con una proliferación de objetos sonoros tan fugaz como frágil, sometiéndolos a una renovación constante que casa a la perfección con el programa de la obra.
De este modo, en nuestro recorrido californiano se alternan elementos más estables y permanentes junto con timbres efímeros, alcanzando el conjunto del Remix pasajes de un endiablado virtuosismo, por la velocidad y la articulación demandadas en la partitura (algo que, en ciertos momentos, porta reminiscencias ligetianas). Es por ello que, para que la interpretación de …along 101… alcance los altísimos niveles de calidad escuchados en Casa da Música, es necesario que la partitura se interprete por parte de un ensemble con una gran experiencia, pues los niveles de dispersión tímbrica, armónica y rítmica alcanzan momentos que llevan a los músicos al límite en cuanto a coordinación y escucha mutua. Tanto la ejecución del Remix como la atentísima dirección de Enno Poppe parecen haber convencido a Michael Pelzel, o al menos eso se deducía de sus gestos al salir a saludar al escenario y al volver a su butaca (que uno tenía al lado).
Terminó el concierto, y la tan provechosa residencia artística de Enno Poppe en Casa da Música, con el estreno en Portugal de Blumen (2022), una partitura de apariencia más abstracta y cerebral que la tan potente y directa Brot. Si en dicho quinteto nos referíamos a la influencia del jazz, en Blumen tendríamos que remitirnos al arte floral japonés, al ikebana, pues estas Flores que Poppe hace germinar en los 25 minutos que dura su obra se construyen, como lo hacen los maestros nipones, por medio de pequeñas miniaturas de un cuidado extremo, combinando semillas, sustratos e injertos musicales para que el rizoma de cada una estas quince partículas vegetales adquiera un perfil y un carácter propio.
Así, en cada sección de Blumen nos encontramos con elementos germinativos diferentes. En la primera de ellas, es un gran golpeo al bombo el que da lugar a una extensión de su sonoridad en resonancias a lo largo del ensemble, proliferando sobre sucesivos y cada vez más entrecortados golpeos de Manuel Campos hasta florecer en los registros agudos de flautín, piano y arpa: un contraste de violencia y delicadeza, de oscuridad y luz, que dialoga estupendamente con la partitura de Wolfgang Rihm antes escuchada.
En la segunda sección, desde la flauta brotarán las raíces musicales, con un temperamento exótico que nos habla de un jardín al que han llegado las simientes de distintas flores del mundo. El tercer movimiento nace en el sexteto de cuerda, con una polifonía microtonal profusamente abigarrada que nos remite a la música asiática, mientras que en la cuarta sección serán los vientos los que lancen sus glissandi al ensemble, creando flores carnosas de mayor sustancia. Sucesivamente, las siguientes secciones combinan diferentes agrupaciones instrumentales, creando flores acuáticas y sinuosas, pétreas y angulosas, o complejas y estratificadas, en las que el cromatismo microtonal de sus pétalos se expande por todo el ensemble, como un organismo vivo.
En las últimas secciones de Blumen vuelve a fortalecerse la impronta weberniana, ya no sólo por lo aforístico de las mismas, sino por la dinámica de un ensemble que se construye desde nimios apuntes tímbricos y armónicos: reformulada klangfarbenmelodie que se antoja un procedimiento idóneo para este delicadísimo ejercicio de ikebana musical. Blumen se resuelve, como si de una flor de aire y silencio se tratase, desvaneciéndose el sonido progresivamente en un muy bello final que nos habla del talento de Enno Poppe como compositor y de la importancia del trabajo en redes internacionales en el que Casa da Música lleva años involucrada, para que (conjuntamente, en este caso, con Ensemble intercontemporain y Festival de Lucerna) las semillas musicales de los mejores maestros del siglo XXI sigan floreciendo cada año en la Sala Suggia.
Paco Yáñez
(Fotos: Casa da Música)