Nebra encumbra a Los Elementos de Alberto Miguélez
NEBRA: Donde hay violencia, no hay culpa. Alicia Amo, Giulia Semenzato, Natalie Perez, Judit Subirana. Los Elementos. Director: Alberto Miguélez Rouco. GLOSSA 923535 (2 CD)
Estamos seguramente ante una de las orquestas historicistas más importantes que han surgido en los últimos años. La edad media de los componentes de Los Elementos no sobrepasa treintena. Fundada y dirigida desde el clave por el contratenor español Alberto Miguélez Rouco, ya consiguió hace un par de años impactar con la publicación de la zarzuela barroca de José de Nebra Vendado es amor, no es ciego. Vuelven ahora Los Elementos (casi todos ellos, egresados de la Schola Cantorum Basiliensis) con otra zarzuela barroca de Nebra: Donde hay violencia, no hay culpa. Y con los mismos excelentes resultados. O, incluso, mejores, porque es estos meses el grupo ha ido adquiriendo aplomo y refinándose.
Donde hay violencia, no hay culpa aborda el escabroso asunto de la violación —y posterior suicidio— de la patricia Lucrecia, perpetrada por Sexto Tarquinio, hijo de Lucio Tarquinio “el Soberbio”, séptimo y último emperador de Roma. Tan escabroso es el asunto que, aparte de Nebra, solo otro compositor, Benjamin Britten, se atrevió a llevarlo a la escena (aunque para eso, tuvieron que pasar 202 años). Música pura y deliciosamente italiana, pero sin renunciar a ciertos toques autóctonos, como era habitual en el genial músico bilbilitano.
Como en Donde hay violencia, no hay culpa, Miguélez vuelve a rodearse de tres excelentes cantantes jóvenes: las sopranos Alicia Amo y Giulia Semenzato, y la mezzosoprano Natalie Perez. Completa el elenco la mezzosoprano Judit Subirana. Hay en esta ocasión coro, formado por diez cantantes (incluidos los solistas). En los miembros de la orquesta apenas se producen variaciones, si bien se constatan dos incorporaciones de lujo: Jean-François Madeuf (clarín) y Jadran Duncumb (tiorba, laúd y guitarra). Amo, Semenzato, Perez y Subirana están sencillamente formidables, al igual que coro y orquesta.
Eduardo Torrico