MURCIA / Trombonista de penetrante sonido

Murcia. Auditorio Víctor Villegas. 5-XI-2020. Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (ÖSRM). Mario Calvo, trombón. Directora: Virginia Martínez. Obras de Grøndahl y Mendelssohn.
En una clara intención de destacar las cualidades artísticas y profesionales de los profesores de la ÖSRM, su directora titular, Virginia Martínez, ha contado en esta ocasión con su solista de trombón, el valenciano Mario Calvo, catedrático del Conservatorio Superior de Murcia, interpretando una de las obras más admiradas del repertorio para este instrumento de metal como es el Concierto en Fa menor del compositor danés Launy Grøndahl.
Con un aplomo que favorecía asegurar afinación y medida, Calvo expuso el cromatismo contenido en el primer movimiento que, por su manifiesto aire maestoso requiere una complaciente serenidad en la alternante dicción de su primer tema heroico con el siguiente de carácter lírico, en los que estuvo siempre muy atento al encaje métrico con las indicaciones de la directora que, en todo momento, mantuvo la tensión requerida en el diálogo de ambos elementos concertantes. Con cierto aire evocador, plantearon la ejecución del Andante grave favorecido por la intervención del piano, que le daba unos sugestivos toques de carácter impresionista en su parte central realzado por su ritmo irregular. La terminación de este movimiento reafirmaba el penetrante sonido de Calvo acompañado de nuevo por el piano que contrastaba tal impresión en el oyente. La elocuencia del ritmado tiempo final fue el aspecto a destacar en su ejecución, al ser llevado su aire de rondó en progresiva tensión hasta una brillante conclusión. El público reaccionó con una intensa ovación llevando al solista a tocar como bis la única pieza de Leonard Bernstein para trombón solo, Elegy for a mippy II, en la que con una técnica excelente, hizo toda una exhibición de las sonoridades de su instrumento, llevándolo a todos sus registros a la vez que dejaba un evocador clima jazzístico en la sala.
El concierto continuó con una entusiasta recreación de la Sinfonía “Escocesa” de Felix Mendelssohn que dejaba de manifiesto el mutuo grado de entendimiento entre Virginia Martínez y su orquesta. Con la seguridad que da una memoria precisa, la directora se planteó la ejecución del primer movimiento con una incipiente tensión que se manifestaba espontánea y que iba a ir creciendo a lo largo de cada uno de los siguientes movimientos de la obra. Tal diferencia ya se percibió en la energética exposición del Scherzo, que expresó resaltando las cadencias típicas del ritmo lombardo scotch catch propias de la música folclórica escocesa. Después de tan bullicioso movimiento, cantó el Adagio con una fluidez controlada por cierta melancolía muy bien punteada por la sección baja de la cuerda. En su parte central, la plenitud de la orquesta apuntó la grandeza expresiva que tendría su confirmación en el concentrado romanticismo del último movimiento. Virginia Martínez se planteó este final de la sinfonía como una consolidada validación de su concepto de la obra tensionando su discurso desde el attacca que lo inicia. Para ello puso en funcionamiento todos sus recursos con manifiesta eficacia tanto técnica como emocional en la seguridad de que tenía perfectamente controlada su recreación hasta en el más mínimo detalle. Una vez más, la orquesta respondía a las indicaciones de su titular con clara convicción artística, dando la sensación al oyente de un perfecto entendimiento mutuo como se rubricó en himno coral que cierra la obra.