MÚNICH/ Un gran reparto vocal para unos ‘Diálogos de carmelitas’ distintos
Múnich. Bayerische Staatsoper. 5.6.2023. Poulenc, Dialogues des Carmélites. Ermonela Jaho, Evan LeRoy Johnson, Anna Caterina Antonacci, Véronique Gens, Stéphanie d’Oustrac, Jochen Schmeckenbecher, Emily Pogorelc, Daria Proszek, Emily Sierra. Coro y Orquesta de la Bayerische Staatsoper. Director musical: Johannes Debus. Director de escena: Dmitri Tcherniakov.
Esta producción de Dialogues des Carmélites, firmada por Dmitri Tcherniakov, tiene en realidad trece años, aunque estuvo gran parte de ellos sin poder subir a los escenarios por las demandas que presentaron los herederos de Poulenc y Bernanos al considerar que la idea dramatúrgica del regista ruso pervertía el mensaje y sentido de la ópera original. Tras el veredicto final en 2018, se programó para dos años después.
Contemplada estos días, por tanto, por tercera vez, la propuesta ha envejecido muy bien y mantiene el magnetismo y la fuerza dramática de las funciones del estreno, que se conserva en DVD. Musicalmente descansó en un gran reparto, con actuaciones muy notables en los principales papeles. Tan sólo falló una dirección musical demasiado áspera, rutinaria, que mantuvo la orquesta muy alta que tapó en ocasiones todo el conjunto. Adoleció de una falta de equilibrio interno que, por fortuna, no se trasladó al escenario.
Lo que allí ocurrió fue lo más parecido a un aquelarre que Tcherniakov llevó con acierto a una cabaña estrecha, claustrofóbica, donde se reunía el grupo de mujeres que representaban una alternativa a la vida alocada del primer cuadro, una escena de gran poder visual que nos muestra a una Blanche turbada por el ruido y el trasiego de gente, que la ignora y la atropella en sus idas y venidas, y que finalmente decide con su padre y su hermano que se irá a vivir una vida distinta. Pero allí, como le ocurre en la versión original, se dará cuenta que es demasiado el sacrificio que le piden. Huirá y volverá como la monja de Poulenc, pero esta vez a salvarlas de un intento de suicidio colectivo, rechazadas por el entorno y condenadas por el poder. Antes de que eso ocurra, se encierran en una habitación para morir por inhalación de gas. La llegada de Blanche las salva una a una mientras se escucha el efecto musical ideado por el compositor. La vida no queda cercenada, sino que es devuelta por la única que cuestionó su fe en el grupo. Morirá por la explosión del gas tras haber sacado a todas sus «hermanas».
Esta intensidad sólo es posible con una entrega máxima del elenco vocal. Ermonela Jaho es una buena cantante y una gran actriz, y supo dar a esta Blanche de Múnich la fractura existencial y psicológica que tiene el personaje. Quizá el rol sea demasiado grave para su voz, que brilla siempre en registros más agudos. Así se notó en el fantástico dúo con Mère Marie, intenso y conmovedor por su lucha interna entre ir o no con el resto del grupo cuando ya se barruntaba su final trágico. O en el bellísimo dúo con su hermano, Chevalier de la Force, siempre tan ambiguo y misterioso. Volverá a Poulenc el año que viene para debutar en Madrid el rol de La voix humaine.
Anna Caterina Antonacci no se quedó atrás y nos ofreció una Madame de Croissy honda y descarnada, con mucha verdad teatral, como suele ser habitual en la mezzo de Ferrara. Véronique Gens fue una excelente Madame Lidoine y mostró cómo su voz ha ido evolucionando a un momento de madurez esplendoroso. Stéphanie d’Oustrac pudo extraer una Mère Marie profunda y oscura, como manda la partitura. El resto del reparto se mantuvo a un nivel muy notable.
Felipe Santos