Muere a los 92 años Genoveva Gálvez, pionera del clave en España
Olvidada, como suele suceder con los grandes personajes de España, la clavecinista Genoveva Gálvez, pionera de la interpretación de la música antigua en nuestro país, falleció ayer en Madrid, a los 92 años. Nacida en Orihuela, fue la responsable no solo de la reintroducción en España del clave, sino de la recuperación de la música de Domenico Scarlatti, Antonio Soler, Sebastián de Albero o, por supuesto, Antonio de Cabezón.
Estudio piano en el Conservatorio Superior de Madrid, donde fue alumna de José Cubiles. Allí, al graduarse, obtuvo el Primer Premio. Después, se licenció en Filología Románica en la Universidad Complutense de Madrid, en cuyo coro comenzó a cantar como soprano. Durante una gira con ese coro por Alemania, conoció en Múnich a José Luis Delas, quien la animó a iniciar nuevos estudios para perfeccionar sus conocimientos. Eso la llevó a matricularse en Musicología en la mencionada ciudad bávara y a especializarse en música ibérica, con profesores como Rafael Puyana o Clemente Terni.
En 1959 regresó a España y empezó a impartir cursos de clave y música de cámara en Santiago de Compostela. El éxito que obtuvo en aquellas clases propició que, al retirarse el titular de dicha materia, Franz Peter Goebbels, fuera admitida en el claustro de académicos en los Cursos Internacionales de Música en Compostela. En ese claustro coincidió, entre otros, con Alicia de Larrocha, Victoria de los Ángeles, Andrés Segovia o Conchita Badía.
Ya en 1972, comenzó a dar clases de clave en el Conservatorio de Madrid. Su fama empezó a crecer de tal forma que varias universidades norteamericanas la invitaron a dar clases magistrales. También fue invitada con idéntico propósito por la Schola Cantorum Basiliensis.
Su carrera fonográfica incluye más de una docena de discos, en los que ha interpretado a diversos y variados autores, como Bach o el antes mencionado Scarlatti. Entre sus grabaciones también figura una de Recercadas del Tratado de Glosas de Diego de Ortiz, para el sello Hispavox, en la cual aparece como acompañante a la viola da gamba un joven Jordi Savall.
Gálvez vivía en Madrid en un piso lleno de instrumentos antiguos de teclado de incalculable valor. La noticia de su fallecimiento se ha conocido por un mensaje de Diego Ares, uno de sus últimos alumnos, quien la consideraba como una segunda madre. Ares conversó con ella el pasado mes de enero para proponerle rodar un documental sobre la historia del clave en España, a lo que aceptó encantada siempre que Ares estuviera en el proceso de producción. Lamentablemente, el documental no pudo hacerse a tiempo.
En su página de Facebook, el clavecinista gallego recordaba la siguiente anécdota: “A los 13 años me hice una camiseta con la carátula de una grabación suya remasterizada por EMI (“Soler y clavecinistas ibéricos del S. XVIII”). Tras mi primer concierto en Madrid, Cristina Bordas quiso darme la sorpresa de venir con Genoveva Gálvez al camerino (Cristina ya conocía mi veneración por ella). Al presentármela, no pude hacer otra cosa que arrodillarme en agradecimiento y devoción (Cristina y otros asistentes son testigos de ello). En 2014 tuve la fortuna de trabajar técnica e interpretación con ella. Ese encuentro marcó en mi vida un punto de inflexión, y desde entonces, mi admiración artística por ella no fue menor al cariño personal y a la amistad más sincera. Para muchos, la etiqueta de “pionera” será el modo de recordar a Genoveva Gálvez (ninguneando injustamente a figuras tan importantes como Amparo Garrigues o Joan Gibert Camins). Pero en realidad, la grandeza de Genoveva no es circunstancial, sino substancialmente artística”.