MILÁN / ‘Rusalka’: pulpo en lugar de sirena
Milán. Teatro alla Scala. 9-VI-2023. Olga Bezsmertna, Dmitry Korchak, Jongmin Park, Okka von der Damerau, Elena Guseva. Director musical: Tomás Hanus. Directora de escena: Emma Dante. Dvořák: Rusalka.
Rusalka, un “cuento de hadas lírico en 3 actos”, compuesto por Dvořák rápidamente en 1900 y representado con éxito en Praga en marzo de 1901, es una de las obras maestras del teatro nacional bohemio que en otros países (a excepción de Alemania y Austria) ha tenido una difusión limitada. Nunca se había representado en La Scala: sólo ahora el público milanés ha podido conocer el romántico cuento de hadas de la ondina que, por amor, quisiera formar parte del mundo humano, lo que trae la desgracia sobre ella y su amado. Aunque con detalles diferentes, tomados de fuentes checas, la historia es la de la Sirenita de Andersen: traicionada por el Príncipe por el que ha abandonado el mundo acuático, Rusalka está condenada a darle la muerte, que él mismo busca en el último y dulce abrazo de su amada.
En La Scala (donde he asistido a la segunda función) desde el punto de vista musical, se contó con la buena actuación de la compañía de cantantes y la dirección segura y algo extrovertida de Tomás Hanus. La dirección escénica estuvo a cargo de Emma Dante, que después de Carmen, su debut en la dirección operística, no había vuelto al teatro milanés. En una concepción no especialmente innovadora, con escenografías de Carmine Maringola (al principio y al final las ruinas de una iglesia gótica con un estanque de agua en medio), Dante parece centrarse en la desesperada imposibilidad de la protagonista para convertirse en humana: no le concede el cuerpo de sirena del cuento de hadas, y en lugar de una cola de pez le coloca los tentáculos de un pulpo, que la obligan a girar en una silla de ruedas que reaparece en el tercer acto. En cualquier caso, incluso cuando tiene piernas, Rusalka es incapaz de mantenerse erguida, y éste es el aspecto más trabajado de la interpretación de la protagonista, la muy talentosa Olga Bezsmertna.
Tradicional es la caracterización de los demás personajes. Un príncipe excelente fue Dmitry Korchak, y los demás también ofrecieron interpretaciones totalmente convincentes: el padre de Rusalka fue Jongmin Park, la bruja fue Okka von der Damerau, la princesa rival fue encarnada por Elena Guseva, y las tres ninfas del bosque por Hila Fahima, Juliana Grigoryan y Valentina Pluzhnikova. La dirección de Tomás Hanus reveló una consciente familiaridad con la partitura, si bien no supo realzar plenamente su seductor lirismo, su encanto mágico y cautivador.
Paolo Petazzi
(foto: Brescia & Amisano)