MILÁN / Haendel conquista la Scala

Milán. Teatro alla Scala 18-X-2019. Handel, Giulio Cesare. Bejun Mehta, Danielle de Niese, Sara Mingardo, Philippe Jaroussky, Christophe Dumaux. Director musical: Giovanni Antonini. Director de escena: Robert Carsen.
La extraordinaria riqueza musical de Giulio Cesare in Egitto, título excepcional también dentro de las óperas del propio Haendel, conquistó al público de la Scala, que acogió con éxito triunfal uno de los mejores espectáculos de la temporada. En el reparto vocal, sobresalían tres contratenores. Bejun Mehta fue un Giulio Cesare impecable en virtuosismo y en intensidad expresiva. Sexto, hijo de Pompeyo, ávido de vengar a su padre, fue el bravísimo Philippe Jaroussky. Y Cristophe Dumaux confirmó sus excelencias en la parte del pérfido Ptolomeo, cuya maldad es el motor de un acontecimiento trágico en el que la sed de poder y el deseo erótico son determinantes.
La noble Cornelia (viuda de Pompeyo) fue Sara Mingardo. El rol de Cleopatra, después de la polémica renuncia de Cecilia Bartoli (que no quiso cantar en la Scala por la no renovación Pereira en el cargo de superintendente), fue asumido por Danielle de Niese, la cual ofreció una interpretación muy notable, aunque mostrase algunas limitaciones en comparación con su actuación de 2005 en Glyndebourne (grabada en DVD). La dirección de Giovanni Antonini fue magnífica, pues acertó plenamente en la definición del clima expresivo de cada una de las arias, haciendo comprender la excepcional variedad de las mismas a la audiencia.
Desde este punto de vista escénico, la dirección de Robert Carsen no resultó tan profunda, si bien, como siempre, fue de alto nivel: la historia se traslada al Oriente Medio de nuestros días, entre paisajes desérticos y elegantes salones. Narra la acción con desenfadada eficacia, aunque la actualización parece un poco simplona debido a la abundancia de ironía e ideas ingeniosas. En el segundo acto, la aparición de Cleopatra ante Giulio Cesare tras de las musas del Parnaso alude al mito de Cleopatra en el cine. El final feliz, con la paz y la alianza entre romanos y egipcios, se sella con la llegada de un montón barriles de petróleo, mientras Giulio Cesare y Cleopatra firman un contrato que parece ser más importante que el amor que ambos se profesan y que el orden restaurado con el asesinado de Ptolomeo (que no es un duelo, sino consecuencia del disparo de una pistola).
Paolo Petazzi