MÁLAGA / Sonido espectral de Nils Petter Molvaer

Málaga. Teatro Cervantes. Nils Petter Molvaer (trompeta), Jo Berger Myhre (bajo) y Erland Dahlen (batería).
La penúltima cita del Festival Internacional de Jazz de Málaga ha contado con la presencia de uno de las figuras más representativas del arte de la improvisación musical que han surgido en el norte de Europa a lo largo de los últimos tres lustros: el trompetista noruego Nils Petter Molvaer. Junto a su compatriota el teclista Bugge Wesselthoft y el desaparecido pianista sueco Sbjörn Svensson descubrieron nuevos caminos para el llamado jazz nórdico que surgió en los países escandinavos, haciendo que sus espontáneas invenciones tuvieran un verdadero eco a nivel internacional al generar también una importante fonografía de significativa singularidad.
Molvaer ha estado acompañado en esta ocasión por dos instrumentistas de su plena confianza, que han sabido hacer que el sonido de su trompeta adquiera un proyección espectral que hacía del recinto del Teatro Cervantes una caja de resonancia sólo posible por los avances electrónicos de unos sofisticados elementos emisores de señales acústicas y una consola de mezclas de infinitos caudales en matices y en mixturas. A diferencia de ese sordo bullicio que se genera en el público habitual del jazz durante los conciertos, dispuesto a marcar con sus aplausos cambios temáticos y diferencias en el discurso musical, que nunca interrumpen sino que forman parte de la dinámica del espectáculo, se mantuvo en esta ocasión en un silencio contenido en constante expectación a lo largo de toda la actuación. Parecía como si el sonido conseguido por este trío, con clara prevalencia del trompetista, tuviera hipnotizados a todos los presentes llevándolos a un estado permanente de sorpresa y admiración.
Desde una inquietante desnaturalización del sonido de la trompeta, Molvaer explora las posibilidades de su instrumento aterciopelando su expresión metálica hasta llevarla a una acústica broncínea de especial atractivo para el oyente, que llega a sentirse envuelto por una atmósfera sonora que hace pueda sentir una especie de luz sonora de infinita irisación suspendida en tonos rumorosos que llevaban a imaginar espacios infinitos. Sus ataques, legati y articulaciones están referenciadas a una especie de indie jazz “minimalizado” que, en su desarrollo, va adquiriendo una tensión de embriagadores efectos cuadrafónicos. Era parecido a una oscilante exhalación vocal opuesta a los retumbantes timbres de una trompeta en su carácter tímbrico natural.
Con este planteamiento acústico y con un estético equilibrio ecléctico transitó por distintos estilos que iban desde el nu jazz al dark, pasando con enorme versatilidad por el ambient sound o el breakbeat cuyos efectos los transmitía de manera envolvente implementados por la tecnología electrónica aplicada al sonido, que llegaba a semejarse a la respuesta de una muy experimental música algorítmica, en este caso sustentada por un persistente y en algunos momentos aturdidor acompañamiento drum and bass que, en paralelo, aumentaba la secuencial rítmica del baterista Erland Dahlen, que vino a definirse como un estilizado percusionista de alta escuela, que apuntaba ciertos ecos bailables funk y sonantes reminiscencias de rock.
Completando las sensaciones que me produjo su actuación tengo que hacer referencia a la agilidad y diversidad de su vocabulario musical surgido de su interacción con el sonido mismo que él generaba y la extensión en esta disposición a contestar las réplicas, los acentos, las modulaciones, articulaciones y ritmos provenientes de sus compañeros de trío que, desde una magistral conjunción, claramente se percibían como un constate estímulo para la creatividad de Nils Petter Molvaer. La escueta espectacularidad del bajista Jo Berger Myhre no hizo sino realzar el resultado del concierto dada la sustancialidad de su función más de impulsor que de típico acompañante, dejando la impronta de un músico que conoce a la perfección la función estructural ground bass que desempeña en el grupo.
Como consideración final, hay que felicitar a la organización del Festival por la musicalidad disfrutada en esta cita que, junto a otras escogidas actuaciones, aumentan su prestigio en cada edición.
(Foto: Daniel Pérez)