MÁLAGA / La juventud que pega fuerte
Málaga. Iglesia de los Santos Mártires Ciriaco y Paula. 3-I-2022. Brahms: Ein deutsches Requiem. Paloma Friedhoff, soprano; Victor Cruz, barítono. Orquesta Joven de Andalucía. Joven Coro de Andalucía. Director: Marco Antonio García de Paz.
Los malagueños pudieron disfrutar de una obra que rara vez podrán volver a escuchar en el entorno en que sonó anoche el Requiem de Johannes Brahms (1833-1897), en una estupenda versión de cámara. Nos referimos a la Iglesia de los Santos Mártires Ciriaco y Paula, patronos de la ciudad. De estilo gótico-mudéjar, este bello templo se empezó a construir en 1504 con una donación testamentaria de la reina Isabel la Católica. Es, además, la sede de dieciséis Cofradías y Hermandades de Málaga. Considerando la transcendencia que en general para los andaluces —y muy particularmente para los malagueños— tienen las celebraciones religiosas, se nos antoja una muy buena decisión la de elegir esta iglesia —que estuvo abarrotada de público— para que la Orquesta Joven de Andalucía (OJA) y el Joven Coro de Andalucía (JCA) mostrasen el resultado del encuentro de invierno que comenzó el pasado 26 de diciembre y que terminará hoy en la Iglesia del Divino Salvador, en Carmona (Sevilla).
Para la ocasión se eligió a Marco Antonio García de Paz como director de la orquesta y del coro. García de Paz es el director artístico del JCA y también el director titular del Coro RTVE y de El León de Oro (LDO), el coro —ese milagro asturiano— que surgió en la villa de Luanco, a orillas del Cantábrico, localidad de la que es oriundo Marco Antonio García de Paz. Si hay algo que caracteriza a García de Paz es la humildad, el entusiasmo y el buen hacer con que aborda todos los proyectos musicales que emprende, muchos de ellos con gente muy joven, formando cantera. Pareciera que vuelve oro todo aquello que toca. Los resultados saltan a la vista o, dado que de menesteres musicales va el asunto, resuenan al oído: la consolidación del LDO como uno de los mejores coros internacionales —para ser justos, en esa consolidación tiene mucho que ver también Elena Rosso—, la evolución ascendente del Coro RTVE desde que asumió su dirección, así como la evolución del JCA.
Brahms compuso Un requiem alemán entre mi 1861, cuando hizo los primeros esbozos, y 1866, año en el que acometió el trabajo fundamental. La madre de Brahms, Johanna Henrike Christiane Nissen, falleció en febrero de 1865. Su muerte, muy sentida por Brahms, fue el acicate para terminar de componer Un requiem alemán, una obra para soprano, barítono, coro y orquesta que se aleja de la misa de requiem católica, escrita en latín, y adopta los postulados del luteranismo con el alemán como lengua vernácula. En su versión final, consta de siete partes en las que el coro es el protagonista.
Anoche escuchamos, como ya apuntamos más arriba, la versión de cámara de Un requiem alemán. Si ya hemos señalado que García de Paz dirigió la obra —y lo hizo magníficamente, sacando lo mejor de la orquesta y coro—, hemos de señalar también que en este tipo de encuentros de jóvenes agrupaciones intervienen muchas otras personas. Sería injusto no nombrar a los preparadores de la orquesta: el flautista Juan Carlos Chornet, quien trabajó con los alumnos de viento, el violonchelista Gabriel Ureña, quien hizo lo propio con las cuerdas, el percusionista César Peris, el pianista repertorista Héctor Eliel Márquez y el director Roberto Baltar, quien ejerció como asistente de García de Paz. Esmeralda Espinosa se encargó de la cuerda de altos, Javier Alonso de la de tenores, Víctor Cruz de los bajos y Paloma Friedhoff de las sopranos. Ese es el tipo de trabajo que pasa inadvertido para el público, un trabajo que, sin embargo, merece reconocimiento.
Durante la interpretación del Requiem, daba gusto escuchar un coro de voces tan jóvenes como profesionales. La frescura de sus voces daba un timbre muy especial a la obra de Brahms. Un JCA muy bien conjuntado, que mostró dinamismo y potencia, así como finura y delicadeza. Un coro muy bien acompañado por la OJA, quizás un poco excesivo el volumen de los timbales en algunos pasajes. El barítono Víctor Cruz mostró un timbre bello, una voz quizás un poco débil en los agudos, pero muy resonante y bien proyectada en los graves. Su dicción fue muy buena, sobre todo al pronunciar las eses —y distinguir muy bien las sonoras de las sordas— y las tes oclusivas típicas del idioma alemán. Paloma Friedhoff tuvo una brillante intervención —la soprano solo canta una vez durante todo el Requiem—, con unos agudos de factura impecable y con unos medios de potente vibrato.
Quienes hoy tengan la suerte de estar en Carmona, podrán disfrutar de unos músicos muy jóvenes que dan lo mejor de sí, una juventud que viene pegando fuerte y que se atreve con obras como la de Brahms, un reto del que no sólo han salido airosos, sino fortalecidos. Andalucía puede estar orgullosa de sus jóvenes músicos. Que no les falte el apoyo, porque el entusiasmo… ¡les corre por las venas!
Michael Thallium