MÁLAGA / Charles Tolliver inaugura el XXXIII Festival Internacional de Jazz
Málaga. Teatro Cervantes. 5-XI-2019. XXXIII Festival Internacional de Jazz. Charles Tolliver, trompeta. Jesse Davis, saxo alto. Keith Brown, piano. Buster Williams, bajo. Lenny White, batería. Paper Man 50.
Desde que el pasado año se cumpliera el quincuagésimo aniversario de la publicación del disco Paper Man que, junto a un cuarteto de lujo formado por Gary Bartz, Herbie Hancock, Ron Carter y Joe Chambers, Charles Tolliver grabó en julio de 1968 en los Twon Sound Studios de Englewood de Nueva Jersey, este fino estilista de la creación jazzística está realizando una gira internacional recordando aquella mítica grabación. Sus temas sonaron en el escenario cervantino malagueño con esa frescura de antaño matizados por un intimismo más acusado por su parte, dejando que el resto de los miembros del quinteto asumieran una mayor presencia, de manera singular y por distintos motivos en dos casos bien destacados: el saxofonista Jesse Davis y el teclista Keith Brown.
Del primero hay que decir que, respetuoso con la línea musical marcada en el referido registro, enriqueció su expresividad desde una amplia capacidad técnica que a dúo con Tolliver, encajaba perfectamente con el discurso armónico de éste, generando una mixtura tímbrica de enorme atractivo, además de servir de apoyo a la menor tensión emitida por el maestro de Jacksonville. Davis tiene una articulación definida, un sentido rítmico fluido, y una sonoridad muy presente, cualidades que llegaron a satisfacer plenamente en el solo del tema Paper Man convertido en una excelente remembranza de aquella grabación. Tolliver punteó desde su trompeta el quinto tema con manifiesta elegancia, dejando volar la sensualidad sax-sound tan característica de la escuela Marsalis de New Orleans, ciudad de nacimiento y en la que Jesse Davis se formó.
Del segundo, Keith Brown, no cabe sino total admiración, dados su dominador mecanismo y sus recursos polifónicos, que hacían que fuera en algunos momentos la verdadera estrella del concierto. Su saber alternar en el teclado respuesta acústica con función percusiva hizo que se convirtiera en el sustancial centro neurálgico del quinteto, ampliando constantemente el espectro de variación y redefiniendo células, apuntes y motivos aportados por los compañeros de actuación. Su ostinato del segundo tema marcó la posterior proyección del contrabajo y las subsiguientes secuencias rítmicas de la batería, llegando a funcionar como un trío clásico de la mejor factura musical imaginable. En el sexto número, su solo marcó la diferencia con el resto de músicos, demostrando una flexibilidad, espontaneidad, facilidad y riqueza de improvisación dignas de encomio, dando la sensación de que le iba la vida en ello por su entrega, entusiasmo y capacidad expresiva mantenidas constantemente en un alto nivel artístico.
Los responsables de la medida y el ritmo interno, el baterista Lenny White y el contrabajista Buster Williams, respectivamente, mantuvieron siempre una cuidada calidad de estas funciones sin invadir dinámicamente el instinto vanguardista que marcaba el maestro Tolliver que, en una actuación tendente a la meditación que transmitía con ajustada tensión, propició que en el número final ambos favorecieran lo mejor de su elaborado arte bebop que terminó siendo contrastado por unas armonizaciones en el piano que producían en el oyente una sensación ambiental microtonal semejante al producido por el sistema melódico maqam árabe, efecto nada fácil de conseguir si tenemos en cuenta la escala diatónica del piano.
La impresión final que dejó este concierto inaugural de este XXXIII Festival de Jazz de Málaga fue de rica y a la vez comedia intensidad expresiva motivada seguramente por el carácter introspectivo que quiso dar Charles Tolliver al recuerdo del álbum Paper Man, sensibilizando sus esencias.
Esta edición, que durará una semana, contará con la presencia de figuras legendarias como el pianista Kenny Barron o el saxofonista Charles Lloyd, siendo completada por jazzistas ya consolidados como el mejicano Antonio Sánchez y su grupo Migration, Ernesto Aurignac y su ensemble, el trío liderado por el trompetista Nils Petter Molvaer, unos de los referentes actuales de jazz nórdico europeo, para terminar con la siempre imaginativa vocalista y también trompetista catalana Andrea Motis, una de las mejores exponentes del momento de este género musical en España, acompañada por su quinteto habitual.
José Antonio Cantón
(Foto: Daniel Pérez)