Maisky: “Es mucho más fácil, rápido y placentero hacer niños que un CD”
Cuando uno lo conoce en persona, Mischa Maisky resulta muy afable, campechano, simpática y hasta guaseen. En cuanto entra en conversación, le falta tiempo para hablar de su familia. Saca la tablet y empieza a enseñarte fotos de su familia, perro incluido. Aprovechando que está pasando unos días en Madrid donde inaugura el Ciclo Goldberg en el Auditorio Nacional, lo entrevistamos para hablar del álbum 20th Century Classics que acaba de salir al mercado en el sello Deutsche Grammophon. A sus 71 años, con esa nariz un tanto aguileña y esa melena rizada y canosa, casi blanca, aparenta menos edad de la que tiene ¡Damos fe de que no le falta vitalidad!
Sr. Maisky, ¿quién ese niño que aparece en una foto del libreto de su último álbum con la dedicatoria en inglés: “¡A mi queridísimo Mateo!”?
¡Es mi hijo! Tiene seis años y medio. Es uno de mis seis hijos y a todos ellos les he dedicado un CD. Y también he dedicado un CD a mis dos mujeres, a mi ex y a mi actual mujer. Igualmente dediqué dos CD a cada uno de mis dos maestros. Mateo es el último al que me quedaba por dedicar un CD. No es el más pequeño, porque tengo una hija más pequeña que él, de cuatro años y medio. Grabé dos proyectos casi a la par y Deutsche Grammohpon decidió sacar antes Adagietto, en 2018, el álbum que dediqué a mi hija pequeña. Así que ahora este es el último, porque ya no voy a tener más hijos [se ríe].
¿Está seguro? Me refiero a lo de no tener más hijos…
Sí, sí. Suelo hacer un chiste con esto; ¿qué hombre está más satisfecho con la vida, el que tiene seis millones de euros o el que tiene seis hijos? Y la respuesta, por supuesto, es el que tiene seis hijos. Pero entonces la pregunta que queda por hacer es, ¿por qué? Porque el que tiene seis millones siempre quiere más… [vuelve a reírse]. Tengo otra versión del chiste al respecto: un hombre le pregunta a otro: ¿qué preferirías tener seis millones de euros o seis hijos? Y el otro hombre va y le dice con muy serio: seis hijos… ¡porque ya tengo ocho! Soy un padre muy orgulloso [enseña una foto de su hija pequeña tocando el violonchelo]. Ahora hay gente que me dice que como ya les he dedicado a todos mis hijos un CD, pues que se acabó esto de grabar. No sé, quizás debería dedicarle un CD al perro [vuelve a reír]. Sin embargo, he de confesar que últimamente me he dado cuenta de que es mucho más fácil, rápido y placentero hacer niños que un CD [vuelve a reír]. La gente no lo sabe, pero me llevó muchísimo tiempo hasta que han salido mis dos últimos álbumes.
En su último álbum hay una obra, el Preludio de las Bachianas de Villa-Lobos, que ha grabado en ‘multipista’, ¿le resultó muy difícil?
Sí, es difícil, porque tienes que hacerlo con los cascos puestos y si te cubren los oídos, no te oyes. Así que tienes que encontrar el modo de escucharte por los auriculares y a la vez escuchar lo que estás tocando. Si solo te pones un auricular, entonces falla la afinación. Mi solución fue ponerme un auricular y medio.
¿Por qué ha elegido estas obras y compositores para el CD: Britten, Bloch, Bartók, Stravinsky, Prokofiev, Shostakovich, Piazzolla, Webern y Messiaen?
Britten es uno de mis compositores favoritos. A Britten lo conocí en persona brevemente, a Shostakovich lo conocí más. Recuerdo un concierto que Britten dio acompañando a Rostropovich al piano en la Sonata Arpeggione. Britten tocó el piano tan sumamente bien… La Sonata para violonchelo y piano en do mayor de Britten tiene mucho éxito entre el público. Una de las cosas de que me suelen acusar es la de desatender la música contemporánea. Y he de reconocer que ese es uno de mis puntos débiles, ¡de los muchos que tengo! Pero yo siempre digo que cualquiera que sea la música que toques, es una gran responsabilidad. Si tocas Bach, Beethoven, Brahms, etc., nadie dudará de que son muy buenos compositores; pero si tocas música contemporánea resulta que los compositores no son tan conocidos para el gran público y, si no lo haces lo mejor posible, corres el riesgo de que la gente piense que al que hay que culpar es al compositor y no al intérprete, sobre todo si este último es muy famoso. Así que cuando haces música contemporánea tienes que hacerlo al 120%. Para ello se necesita experiencia. Para mí la calidad es siempre más importante que la cantidad. Todos tenemos talentos y limitaciones. Muy pocas personas pueden hacerlo todo al máximo nivel. Para lograr esto tienes que ser verdaderamente un genio. ¡Y hay muy pocos genios! Muchas personas creen que son genios, pero no lo son. La cualidad más importante es darse cuenta de tus puntos fuertes y tus puntos débiles….
¿Y cuáles son sus puntos fuertes?
[Vuelve a bromear] ¡Los hijos! Y lo digo de veras…
Entonces, ¿cuáles son sus limitaciones?
Uff, muchísimas. Podría estar hablando el resto del día de todas ellas. Pero también creo que después de 47 años como solista en Occidente, he demostrado que algunas cualidades tengo… Procuro tocar solo la música a la que puedo hacer justicia y de la que me enamoro cuando la interpreto…
Retomemos las obras de este CD…
Quitando la obra de Britten que es muy conocida, el resto de obras no son muy habituales en las salas de concierto. Todas ellas son obras que me encantan, son tan bellas. ¡Messiaen! Estaba deseando grabar estos dos movimientos del Cuarteto para el fin del tiempo. Es la música que me gustaría que tocasen en mi funeral, así que ahora pueden ponerla en mi funeral interpretada por mi [vuelve a reírse y bromear].
He de decirle que para mí lo mejor de 20th Century Classics es el Concierto para chelo y orquesta de Benjamin Yusupov…
Me parece una obra maravillosa. Yusupov la compuso para mi 60º cumpleaños y tiene mucho éxito de público. Y eso que es una obra que termina muy calmada, apagándose… Hablé con Deutsche Grammophon desde el principio para que publicasen esta obra, pero no se atrevieron hasta ahora. De hecho, lo he producido yo mismo y por eso sale como CD de regalo. ¡Es una obra fantástica!
Michael Thallium