MADRID / Una Gala de Reyes con humor, emociones y muy buena música
Madrid. Teatro Monumental. 5-I-2023. Gala de Reyes. José Manuel Zapata, tenor, guion, dirección musical y presentación. Juan Francisco Padilla, arreglos, dirección musical y guion. Paco Mir, dirección de escena y guion. Orquesta Sinfónica y Coro RTVE. Selección de grandes éxitos de la música clásica, pop y rock.
Gala de Reyes. Teatro Monumental, hasta la bandera. Aunque el asunto no fuera de toros —lo dice uno por lo de ‘hasta la bandera’, vamos, que el teatro estaba abarrotado—, el granadino José Manuel Zapata agarró el toro por los cuernos e hizo las veces de maestro de ceremonias, tenor y director de orquesta. Mucha música y mucho humor. Un humor amable y blanco, no exento de sátira y crítica a los tiempos que corren en los que uno puede tirarse las horas muertas deslizando el dedo índice en la pantalla del móvil mientras ve infinidad de vídeos cortos —la mayoría, vídeos chorras— por Instagram o Tic-Toc. El concierto —quizás sería más propio decir ‘espectáculo’— fue retransmitido en directo por La2 de RTVE, así que quienes deseen pasar un buen rato pueden visitar la web de RTVE y reproducirlo tantas veces como quieran. Créanme, les resultará divertido y emotivo. Era la primera vez que uno vio algo así en el Teatro Monumental: todos fuimos actores y cantantes partícipes del espectáculo, desde los miembros del coro y los maestros de orquesta hasta el público. Quien no participó es porque verdaderamente no quiso. ¡Oportunidades no faltaron! Los arreglos musicales fueron del guitarrista almeriense Juan Francisco Padilla —no, la guitarra no la tocó, sólo hizo unos magníficos arreglos— y la dirección de escena fue del barcelonés Paco Mir, uno de los miembros de la compañía de teatro Tricicle. Se interpretaron obras de Verdi, Johann Strauss hijo, Bach, Mozart, Beethoven, Schumann, Rossini, di Capua, U2, AC/DC… ¡Muy variadito, sí, y sin complejos!
Comenzó el concierto con una evocación al conocido Bienvenidos de Miguel Ríos, ‘granaíno’ como Zapata. ¿Lo recuerdan? Buenas noches, bienvenidos, hijos del rock and roll… Zapata comenzó cantando el estribillo “bienvenidos” y solicitando la participación del público. En lugar de cantar “a los hijos del rock and roll”, Zapata lo cambió por “a Beethoven, Mozart y Bach”. Quedaba así claro desde el principio que el público iba a tener un papel importante en esta gala compuesta exclusivamente por bises que, como irónicamente apuntó Zapata, “por bises… para los que no tengan cultura: grandes éxitos”. Grandes éxitos clásicos, pues para eso estaban ahí ese pedazo de orquesta y ese pedazo de coro de la RTVE, pero también algunos éxitos del pop y rock.
El espectáculo le recordó a uno a aquellas galas desternillantes que hacía el pianista danés Victor Borge en los años 70 del siglo pasado. Hubo momentos hilarantes. Más de una persona soltó unas cuantas carcajadas durante el espectáculo. Uno lo dice también por el caballero que estaba sentado al lado y que no paraba de carcajearse con una de esas voces profundas y pausadas a lo Arturo Reverter (para quienes no sepan quién es Arturo Reverter, cámbienlo por Darth Vader o Constantino Romero). Una carcajada a cámara lenta… ¡Huah, huah, huah!
El escritor Stefan Zweig escribió un estupendo libro que tituló Momentos estelares de la humanidad. Uno, que no es Zweig, para no aburrirles, les hablará de los momentos estelares de la Gala de Reyes. Estelares y cómicos, como ese cuando coro bailó al son de la Macarena de Los del Río al estilo de Mozart o cuando la orquesta interpretó la famosa obertura de Guillermo Tell de Rossini, pero no como se conoce habitualmente: fueron los maestros de la orquesta quienes la cantaron de viva voz al ritmo de “parabán, parabán, parabán, pampán”, a los que luego se les unió el coro con los mirlitones, esos instrumentos de viento típicos del carnaval de Cádiz. La marcha triunfal de la ópera Aida de Verdi también resultó comiquísima con el trompetista Antón Borja tocando el famoso solo de trompeta en plan borrachín que no acierta una nota. Por cierto, que a Borja lo pudo escuchar uno interpretar Bach en la Capilla Real hace un par de semanas. ¡Un trompetista como la copa de un pino!
Otro momento muy divertido fue cuando la orquesta interpretó la Marcha Radetzky dirigida por uno de esos muñequitos que abundan en las tiendas de los chinos, sí, esos gatitos de la fortuna, de color dorado, que mueven la patita mecánicamente arriba y abajo. ¿Era en el fondo una sátira del papel del director de orquesta? Porque lo cierto es que la marcha sonó con las tradicionales palmas del público al ritmo impuesto por el animalito dorado.
Igualmente, estelar fue el popurrí echó con la base del archiconocido Canon de Pachelbel, en un magnífico arreglo de Juan Francisco Padilla. Aquí se mezclaron temas de música pop con mucha vis cómica: Go west de Pet Shop Boys, No woman no cry de Bob Marley, Let it be de The Beatles y With or without you de U2, donde no faltaron las luces de los móviles al son de la música. ¡El coro se lució!
También gustó mucho la parodia al ritmo del Aria de Bach de los ruidos que suelen hacerse en las salas de concierto: las toses, el papelito del caramelo que se desenvuelve molestando a los demás, el uso del móvil… Pero sin duda, el momento estelar de la noche, fue le Highway to hell de AC/DC. Los músicos y el coro se transformaron en roqueros, con gafas de sol y todo. El caballero de la carcajada a lo Darth Vader soltó una aún mayor cuando el concertino de la orquesta, Miguel Borrego, quien habitualmente luce una calvorota a lo Kojak, se puso una peluca de pelo negro largo y rizado, al más puro estilo Heavy metal.
El espectáculo terminó con unas emotivas palabras de José Manuel Zapata antes de que la orquesta interpretase un ‘rebis’, el Aire de Bach —esta vez sin interrupciones— un momento memorable. A más de una persona se le derramó una lágrima emocionada. Anoche unos 200 artistas, como bien dijo Zapata, se dejaron un trocito de ellos, de su corazón, de su alma y de su vida para hacernos felices. Esos artistas se dedican a lo que algunos denominan música culta, esa música culta que la mayoría de la gente sólo escucha en las películas, en las series televisivas o en documentales. Una música que se escribió hace muchos años, siglos incluso, y que se fabrica en lugares como el Teatro Monumental, donde cada semana uno puede acudir a los conciertos y disfrutarla. ¡Viva el rap, el pop, el rock, el reguetón, la salsa… y, por supuesto, la música culta! Si no lo creen, véanlo en la página web de RTVE.
Michael Thallium
1 comentarios para “MADRID / Una Gala de Reyes con humor, emociones y muy buena música”
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