MADRID / Trío Ravel: Bretón y Pejačević juntos y de qué manera

Madrid. Teatro Monumental. 11-III-2023. Trío Ravel (Dobrochna Banaszkiewicz, violín; Suzana Stefanović, violonchelo; Héctor J. Sánchez, piano). Obras de Bretón y Pejačević.
Iba a ser varón. Una nueva criatura que vendría al mundo en el primer cuarto del siglo XX. Año 1923. Quinto día del mes de marzo. Una nueva vida se trunca. Iba a llamarse Theo. A finales de ese mismo mes, en Sevilla, se estrenaría El retablo de maese Pedro de Manuel de Falla. Pero estamos muy lejos de Sevilla… Es un parto difícil. El niño muere al nacer; la madre muere al poco. Tenía 37 años. Su vida terminó prematuramente. La primavera aún no ha llegado a Croacia. En el cementerio de Našice hay una lápida en la que se lee: “Dora, descansa ahora”. Diez meses más tarde, lejos de allí, otra vida se acaba en la capital de España. Muere un hombre en el segundo día de diciembre. Un día antes, en los Alpes bergamascos, la presa del Gleno se había roto y arrasó varios pueblos dejando más de 350 muertos. Nuestro hombre había nacido 73 años antes en Salamanca. Dejó de respirar en Madrid, en su casa de la calle de Campomanes. Se llamaba Tomás. Años más tarde, en 1936, colocaron en esa calle una lápida que lo memora: “Aquí vivió y murió el insigne músico salmantino D. Tomás Bretón, gloria del arte lírico español…”.
No lo ha dicho uno, Dora, esa mujer que murió sin haber cumplido 38 años, también fue música, una excelente pianista y compositora. También tocaba el violín, al parecer. ¿Sabrían la una del otro o el otro de la una? Muy probablemente no. Aunque ambos comparten año de fallecimiento y algo más: Bretón, amor por la música española; Pejačević, amor por la música croata. Los dos introdujeron en sus obras elementos del folclore de sus respectivos países. A Dora Pejačević [pronunciado ‘peyasevich’], se la puso a uno en el radar la directora de orquesta Mei-Ann Chen allá por 2020. “Tienes que escuchar su Fantasía concertante para piano y orquesta y la Sinfonía en Fa sostenido menor”, aconsejó. Y eso hizo uno… quedando maravillado.
Por eso, cuando uno supo del recital que iba a ofrecer el Trío Ravel en el Teatro Monumental, no dudó en acudir. A Bretón se le conoce por sus zarzuelas y óperas y también, aunque menos, por sus cuartetos de cuerda —no en vano hay un conjunto que lleva su nombre, Cuarteto Bretón— y a Dora Pejačević por su repertorio sinfónico. ¿Han escuchado ustedes alguna vez un trío para piano, violín y violonchelo de alguno de estos dos compositores? Pues esta vez uno tuvo la oportunidad de hacerlo en directo. El recital se titulaba Aniversarios 2023 y era el octavo de los diez conciertos del XXVII Ciclo de Música de Cámara de la OCRTVE que concluye el próximo 25 de marzo. Estos recitales se ofrecen los sábados por la mañana y también se retransmiten en directo por Radio Clásica. Ayer fue la locutora María del Ser quien presentó al Trío Ravel y las obras que iban a interpretar. Entre el público se encontraba la embajadora de Croacia.
El Trío Ravel está conformado por dos profesoras de la OCRTVE, Dobrochna Banaszkiewicz (violín) y Suzana Stefanović (violonchelo) y por el pianista Hector J. Sánchez, quien es, además, marido de la violinista. El Trío Ravel se fundó en 2015 precisamente a raíz de este ciclo de cámara. En el programa dos obras bellísimas y desconocidas para la mayor parte de personas: el Trio para violín, violonchelo y piano en Mi mayor de Tomás Bretón (1850-1923) y el Trio para violín, violonchelo y piano en Do mayor op. 29 de Dora Pejačević (1885-1923).
Bretón compuso el Trío en Mi mayor en 1887, es decir, cuando tenía 37 años. Al parecer fue un encargo del violinista Jesús del Monasterio. Se estrenó en 1889. Está dividido en cuatro movimientos Allegro comodo, Andante, Allegro molto y Allegro energico. El trio comienza con una melodía al unísono entre el violín y el violonchelo que termina con un acorde del piano para repetirse en un intervalo más alto que da paso al diálogo entre los tres instrumentos. Muy buena interpretación del Trío Ravel que ayer contribuyeron a difundir una obra que no suele interpretarse.
Pejačević compuso el Trío en Do mayor en 1910, cuando tenía 25 años, y se lo dedicó al pianista de Dresde Walther Bachmann. Era el segundo que escribía. De estilo posromántico, este trío está lleno de virtuosismo en la parte de piano y, desde luego, al escucharlo, uno no puede dejar de preguntarse, ¿qué hubiera llegado a hacer esta compositora si hubiera vivido más años? Es posible que quede mal decirlo, y quizás sea injusto, pero como uno así lo siente, lo dice: este trio es superior al trio de Bretón en lirismo, en dinamismo, en complejidad y en estructura. El trio se divide en cuatro movimientos: Allegro con moto, Scherzo Allegro, Lento Allegretto y Finale. Allegro risoluto. Hector J. Sánchez estuvo a la altura de la partitura: fino, virtuoso y muy expresivo. Magnífica interpretación. Destacó el Scherzo con unos diálogos muy bien elaborados entre los tres instrumentos. Es una suerte y una delicia poder ver y escuchar a los profesores de la OCRTVE tocar como solistas. En la orquesta, su personalidad se diluye en aras de un bien mayor: el conjunto orquestal. Por eso, cuando uno los ve interpretando música de cámara, se da cuenta de la enorme calidad de estos intérpretes. Dobrochna Banaszkiewicz y Suzana Stefanović lo demostraron ayer con una magnífica interpretación que hizo honor a los compositores cuya memoria quisieron honrar. El Trío Ravel se lució en el Finale. Un recital estupendo que sirvió para difundir la obra de Bretón y Pejačević, grandes desconocidos —sobre todo la compositora croata— para la mayoría de las personas.
Ambos murieron en 1923. El Trío Ravel nos regaló su música, los puso juntos a los dos para traernos su recuerdo: su fueron hace 100 años, sí, pero qué forma de quedarse la de ayer.
Michael Thallium