MADRID/ Saber hacer (recital de zarzuela de José Bros y Ruth Iniesta)
Madrid, Teatro Real. 26-IV-2019. Ciclo Las Voces del Real. José Bros, tenor; Ruth Iniesta, soprano y orquesta del teatro, dirigida por José María Moreno. Obras de Chapí, Moreno Torroba, Sorozábal, Vives, Soutullo y Vert, Asenjo Barbieri, Jiménez, Chueca y Guerrero.
A veces, la zarzuela se viste de etiqueta y sube a la plataforma de conciertos para destacar sus valores musicales. Hecha con las garantías de esta velada, lo puede acreditar. Para ello se contó con un veterano, José Bros, y un par de jóvenes, son compañeros del caso.
Corresponde empezar por el director. Moreno resolvió su tarea con especial brillantez. Es brioso, detallista en la lectura, fiel al rasgo y al fino casticismo de las páginas escogidas. Obtuvo de la orquesta una cantidad de esmaltados matices que comprobaron, una vez más, la calidad instrumental del conjunto. Su obertura de El tambor de granaderos y su preludio de La Revoltosa quedan como referencias.
De José Bros es difícil hablar porque cuenta con una cuantiosa ejecutoria de horas doradas y ha llegado a la madurez con los medios saneados, la experiencia debida y un saber hacer de la mejor hechura. Se lo puede comparar con un torero de calidad, elegante y acariciador con la capa, certero y definitorio a la hora del estoque y el remate.
Iniesta es una soprano lírica con facilidad de sobreagudos, de medios coloridos y sólidos, técnica depurada, buenas agilidades y un comparable savoir faire al de su experto y sabio compañero. Tiene una presencia expresiva, matiza las exigencias de cada papel, desde la doliente mujer de La tabernera del puerto hasta la descarada Menegilda de Chueca, pasando por la seductora polonesa de El barbero de Sevilla y la muy plantada maña de El dúo de “La Africana”.
El programa era exigente y el resultado, pimpante. El público se enardeció y los artistas, ni lerdos ni perezosos, ofrecieron cuantiosas propinas y bises, incluido un No puede ser de Sorozábal en el que Bros cobró una tremebunda y entregada intensidad.
Blas Matamoro
[Fotografía: Javier del Real/ Teatro Real]